JongDae es un joven que sufre trastornos, y con la partida de su único amigo y familia al extranjero, no tiene otra opción que aceptar la terapia experimental con un híbrido (humano-animal), para no sufrir la ausencia de la única persona que le impo...
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Mi mente estaba encendida entre sensaciones desconocidas que electrizaban la piel. Por un lado la excitación formaba placer en todo mi cuerpo, un placer entre hormigueo y calor, mucho calor, tan ardiente que jamás imagine poder sentir. Quedo claro que la excitación era increíble, y me estaba gustando... Y por el otro lado la culpa estaba carcomiendo la idea de seguir permitiendo aquello. Era una mala situación por donde quiera que lo viere. No era correcto intimar con el híbrido terapéutico...
El movimiento de empuje de las caderas de MinSeok, quien se restregaba sobre las mías, formaba acumulación de saliva en mi boca, que entre abierta daba suaves gemidos. Pero de alguna manera mi cuerpo seguía débil, entumecido por la vibración del ronroneo, y temí que en cualquier momento perdiera el conocimiento y me sumiera en un profundo sueño. Entre aquel pensamiento, sentí un movimiento arrebatando, y de golpe el cuerpo de MinSeok se levanto, alejándose del mío. Abrí los ojos, y los deje fijos en el techo, mi respiración comenzaba a modularse y las fuerzas volvían, junto a la vergüenza total de parecer un urgido por tener sexo.
La vergüenza fue tal que tape mi rostro con ambas manos y di un quejido lastimero. No quería ni ver al híbrido ni saber que mirada me dirigiría en ese momento. No quería saber el por qué dejo de estar sobre mi, o de lo que pudiera pensar de mis actos cohibidos y lamentables para un chico de veintitrés años. Obviamente sabia de mi falta de experiencia social, y sexual, y si no había leído eso en mi historial clínico, seguro lo descubrió justo en ese incomodo momento.
Quise ser tragado por la tierra y que me escupiera en una isla desierta.
- JongDae... - escuche su voz un tanto cohibida - Creo debo decirte algo... - arrastró las palabras entre un jadeo - Me gustas...
¡¿Qué?! - Como pude me senté y lo mire con la cara enrojecida y una expresión de incredulidad. El rostro de MinSeok también estaba rojo (la toalla ya estaba sobre sus hombros), y parecía sufriente de haber dicho lo que dijo. Sus ojos grisáceos brillaban acuosos y sus labios hacían un puchero como si estuviera recibiendo una reprimenda.
- ¿Cómo? - mi voz tembló al preguntar. Y el terror se apodero de mi estomago haciéndolo encoger.
- Se que suena extraño, pero desde que te vi en la clínica me gustaste - dijo bajando las orejas - no quiero asustarte, pero estuve realmente feliz de que me hayas elegido como tu híbrido, - al decirlo su cara se ilumino con una sonrisa y elevo las orejas al igual que la cola negra - siempre quise estar junto a un único humano, y tú eres lo que quiero JongDae. No solo quiero ayudarte en tu terapia, quiero ser quien mejore cada aspecto de tu vida y compartir a tu lado todo lo que eres...
¡Dios! Esa era la primera declaración que recibía en la vida, y si no resultaba ser una alucinación, entonces podría asegurar que los latidos desbocados de mi pecho se sentían diferentes, no dolían ni sofocaban en desesperación, si no que traían una calidez agradable entre cada uno de sus: tuum, tuum, tuum...