Tal vez es verdad que los pequeños momentos que valen la pena, son como una estrella fugaz que pasa iluminando el cielo nocturno y luego se desvanece en el infinito dejando su estela mágica, imborrable. Dejando una verdadera marca, como un rayo de felicidad que toca tu corazón, tatuando a su paso sobre tu alma...
Pienso que en mi vida si hubieron estrellas fugases que pasan rozando mi corazón dejado su estela mágica. Así lo siento, pues he sido testigo de la vibrante avives de sentimientos que se arremolinan en mi pecho cuando el amor se incrusta profundo en mi corazón como una punta de flecha tan filosa que podría atravesar hasta una roca. Esos momentos son los que me salvan, y sumergen los agujeros negros que constantemente tratan de tragarme en su oscuridad eterna. Doy gracias por eso... Por ser tan afortunado (aunque no lo valga) de que las estrellas a un vengan a mi cielo nocturno y lo iluminen por unos segundos que quisiera fueran eternos...
Pero tal vez ese cielo en mí, ya no viva más...
De lo que no estoy seguro es de seguir en este mundo y volver a abrir los ojos para ver con tristeza que aquella reciente estrella que había logrado clavarse en mi alma con intensidad, ya no está y se a desvanecido en el cosmos como todo lo que una vez añore, llevándose la poca vida que aun resplandecía impidiendo que la oscuridad me devorará...
Algo familiarmente temeroso e inquietante divaga por mi mente. Se siente conocido y no por eso es agradable. Los latidos en mi pecho me hacen pensar que no he muerto, y que lamentablemente el dolor es real, y se está apoderando de mi cuerpo como un virus que no se puede erradicar de mi sistema.
La luz se abre paso entre las sombras de mis pestañas y poco a poco figuras luminiscentes y borrosas surgen.
El escenario se hace presente. El techo blanco de una inconfundible habitación de hospital es mi punto focal. Mis ojos parpadean y mis oídos que arden captan el bullicio de la ciudad fuera de un ventanal con cortinas entre abiertas. Mis brazos detectan el dolor de una vía intravenosa en mi muñeca y veo el suero colgando a mi lado derecho.
Me siento exhausto de nuevo, con dolor hasta cuando el oxígeno ingresa lento por mis vías respiratorias y disloca mi pecho. Es tan condenada mente familiar, en el aspecto mas indeseable posible. Me hace recordar la ultima vez que fui hospitalizado de gravedad... El recuerdo es nauseabundo y detestable. Y lo único que hago es derramar lágrimas desesperadas... Quiero salir de allí, quiero correr lejos del olor a cloro y desinfectantes que saturan el ambiente sombrío y frío.
Hay bullicio fuera de la habitación.
Trato con urgencia de incorporarme aunque mis fuerzas sean escasas. Tengo que salir.
Un quejido sale de mi boca reseca y mis ojos se comprimen por el dolor de mi cuerpo pesado y cansado de estar una misma posición por un largo tiempo.
- JongDae gracias que estas despierto - dice una voz preocupada y familiar por los pies de la cama.
No pasa mucho cuando unos brazos fuertes se ciernen sobre mi torso y nos balancean con apresura y un sollozo que estruja mi corazón. Sin duda JongIn está mostrando el mismo sentimiento doloroso que un día vi en tiempos oscuros.
- Realmente lo siento - dice JongIn en voz baja y se separa para verme a los ojos. El está derramando lágrimas.
Esta vistiendo una camisa blanca y pantalones grises, su cabello esta desaliñado, durmió al pie de la cama seguramente y sus ojeras que apañan sus hermosos ojos y brillante mirada, ahora entristecida son por la misma razón.
Me mira por unos instantes y se sienta lentamente a mi lado volviendo a verme y sosteniendo mi mano libre de suero. Respira profundo tal vez pensando que debe decir a continuación.
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Therapy Animal-Hybrids
FanfictionJongDae es un joven que sufre trastornos, y con la partida de su único amigo y familia al extranjero, no tiene otra opción que aceptar la terapia experimental con un híbrido (humano-animal), para no sufrir la ausencia de la única persona que le impo...