☀ Pareja: Mirio x Tamaki.
☀ Sinopsis breve: Los laberintos de espejos no son lo de Tamaki.
☀
Gritos de emoción y adrenalina, el sutil pero embriagador olor de la azúcar y los alimentos derivados de esta, las voces de los niños pidiendo a sus padres subir a ciertos juegos y las incontrolables risas de los adolescentes inundaban los sentidos de quienes ponían un pie en aquel nuevo parque de atracciones que se había instalado en la ciudad, ganándose la atención —y el dinero— de todos los habitantes.
Tal vez no fuera el mejor lugar para tener una cita, pero ahí estaban Tamaki y Mirio, adentrándose en el parque como quien entra al lugar más romántico del mundo, para celebrar su primer aniversario.
—¿Re-realmente crees que sea el mejor lugar al que venir? —preguntó el pelinegro con histrionismo, envolviendo sus brazos en el antebrazo del contrario mientras observaba todo a su alrededor. Hizo una mueca de alerta y repulsión cuando reparó en la cantidad de alimentos pegajosos esparcidos en el suelo
—¡Claro! ¡Hay muchas cosas que hacer aquí, Tamaki! —El otro le sonrió de una manera en la que el pelinegro, por un momento, sintió que todos sus malestares se iban y supo que, si era con Mirio, todo estaría bien.
—Bueno... —Agachó la cabeza mirando a los lados con disimulada curiosidad—. ¿Adónde iremos primero?
Tōgata levantó su dedo en forma de dar a entender que estaba pensando, mirando a su alrededor —intentando ver las atracciones entre toda la gente—.
—¡Vamos a una montaña rusa! —exclamó gritando medio en broma medio en serio, tomando al pelinegro por los hombros y mirándolo con ojos fulgurantes, notando a su vez como la expresión contraria se deformaba a una de nerviosismo y suave temor.
—¡No-no! —Tamaki elevó un poco su voz, abrazando repentinamente al rubio y mirándolo desde abajo. Luego, murmuró: —. ¿Por qué no vamos a una atracción más...? Uh... ¿Me-menos peligrosa?
Mirio rio y —aún con su brillante sonrisa— le preguntó:
—Claro, ¿a cuál? Puedes elegir tú. ¡Por cierto! ¿Sabías que hay un mariposario y un acuario? Podemos ir después de las atracciones que escojas.
La idea de ir a esos dos lugares hizo que una pizca de emoción y anhelo se instalara en el pecho de Amajiki, por lo que se tomó un momento para pensar a qué atracción ir primero. Dio un rápido vistazo al parque y, cuando sus ojos se toparon con una pequeña casa celeste y con pinta de no ser peligrosa, amusgó para leer bien el cartel que la coronaba.
—«Laberinto de espejos»... —leyó en voz alta.
El rubio se volvió hacia donde miraba Tamaki y, cuando leyó el cartel, sonrió emocionado.
—¿Quieres ir al laberinto de espejos? ¡Fantástico! —Tomó a su pareja del brazo y la llevó hacia la pequeña atracción. Una vez ahí, dio el primer paso a esta—. Vaya, una vez entremos aquí, nos perderemos. ¿Listo, Tamaki?
La idea de quedar atrapado en ese extraño lugar cruzó fugazmente la mente del menor, mas el pensamiento de estar junto a Tōgata le recobró los ánimos.
—Sí-sí —afirmó con la cabeza en alto, mirando al frente donde varios «Tamakis» le devolvían la furtiva mirada de terror.
Entrar a aquella atracción, si era tu primera vez —como la de Tamaki—, era un mar de golpes; cada vez que creía que podía pasar por algún lugar, terminaba chocándose contra un espejo. Lo mismo le pasaba a Tōgata, que tomó la inteligente decisión de caminar con una mano delante de él para que esta tocase el vidrio antes que su cara; el truco sirvió por un tiempo, hasta que el pelinegro se adelantó y, cuando quiso golpear el espejo, sintió que golpeaba un rostro humano. Cuando vio a su «reflejo» cambiar su expresión a una fastidiada y se quejó, se percató que había golpeado a alguien que se parecía un poco a él; cabello oscuro y desordenado y una expresión caída.
—¡Lo-lo siento tanto! Creí que... —murmuró Tamaki, completamente avergonzado por haberse confundido y golpeado a aquel muchacho.
El otro muchacho levantó sus manos en un ademán de restarle importancia, dibujando una sonrisa en sus labios.
—No pasa nada, en serio.
El otro muchacho siguió su camino y, luego que desapareciera de la vista de la pareja, Mirio soltó una carcajada que había estado conteniendo desde que Amajiki golpeó al otro chico. El más pequeño le dedicó una mirada de reprenda, aunque con una pizca de ese nerviosismo e inseguridad característico de él.
—¡Perdona! Pero fue una escena muy cómica, tienes que admitirlo —dijo el rubio, dejando de reír pero manteniendo una cálida sonrisa en los labios.
Un amago de sonrisa se vislumbró en los labios de Tamaki. Cuando pensó un poco en aquella escena y en lo ridícula que fue, finalmente sonrió por completo.
—Sí, tienes razón.
☀
sinceramente no sé si este escrito me gusta o no, ah. ¡lo dejo a su criterio! /huir.
por cierto, lo que le pasó a Tamaki de hecho me pasó a mí la primera vez que fui a un laberinto de espejo: le pegué a una chica porque pensé que era mi reflejo. xDDD
en fin, ¡nos leemos! uwu
ESTÁS LEYENDO
Relatos fugaces | BNHA.
FanfictionDonde encontrarás fugaces relatos sobre cualquier pareja de bnha. 🌠 Portada hecha por @yeuxdor.