🌞 Sinopsis breve: ¡Nadie detendrá las vacaciones de este trío de dioses!
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Les habían dicho que estaba mal, que no perduraría. Que tan solo estaban prolongando lo inevitable; una separación por contrariedades, por celos, por intolerancia. Será algo efímero, decían, están experimentando cosas nuevas y nada más.
Otros decían que era aberrante y repulsivo. Morbo. Que debían separarse cuanto antes, que esas prácticas no eran más que despreciables pecados de las que el diablo se enorgullecía. Que estaban sucios, que no tenían suficiente con ser algo tan anormal como un homosexual que debían no sólo exponerlo con honra por las calles, sino que ser tan bajos como para hacerlo de a tres. Que estaban siendo llevados por el camino del pecado, cegados por lo que decían llamar amor.
Y no les importó. Todas esas palabras que trataban de hacerlos caer sólo hicieron que siguieran con más fuerza para demostrarles lo errados que estaban. Y así se regocijaron frente a todas esas personas cuando cumplieron su primer aniversario, festejándolo con unas vacaciones a la ciudad vecina.
Se hospedaron en un hotel cinco estrellas —pagado con sus ahorros de toda la vida—. Ya habían desempacado todo, ordenando sus ropas y objetos personales, y colocado sus trajes de baño cuando bajaron hacia la enorme playa que se encontraba delante de ellos.
Verlos llegar fue un espectáculo para todos los que ya estaban allí; tanto hombres como mujeres no pudieron evitar mirar de más al ver a esos tres desfilar hacia el centro de la playa y acomodar las sillas, la sombrilla y tirar las mantas. Llamaba la atención lo excéntricos y diferentes que eran, pero sobre todo porque eran unos adonis; el mayor, con un cabello corto y azul, gafas cuadradas e, imposible de no notar, su cuerpo alto y fibroso; el del medio era «la bomba», su cabello mitad albino y mitad rojo le daba un toque singular al igual que sus ojos heterocromáticos y también tenía un cuerpo atlético y deleitoso. El último, y el que llamaba más la atención de las mujeres jóvenes y amantes de la ternura, era el más pequeño. Tenía rizos verdes y unas pocas pecas esparcidas en sus mejillas, dándole un toque dulce. Tenía marcas en su cuerpo, no tantas como los otros dos pero sí muy primoroso. Iida Tenya, Shōto Todoroki e Izuku Midoriya, a los servicios de nadie más que de ellos.
Los inaudibles murmullos de las personas —principalmente mujeres— no llegaron a los oídos de los muchachos, que estaban colocándose crema solar.
—Deben ser hermanos, tenemos que ir con ellos a pedirles sus números.
—¿Hermanos? Diría que son amigos. Pero concuerdo con lo otro, ahora cuando acaben vamos al agua con ellos.
—¡Pido coquetear con el bicolor!
—¡Maldito zorr...! Bueno, entonces yo pido al de verde. ¡Es tan tierno!
Y muchas cosas más fueron dichas y planes se planificaron sin que los jóvenes se enteraran. Mas todo eso se derrumbó al instante, cuando el más alto y el más pequeño saludaron —por turnos— con un beso en los labios al bicolor y salieron disparados hacia el agua, mientras el otro se quedó leyendo un libro debajo de la sombrilla. Esta simple acción hizo que las bocas de las personas se abrieran de golpe, que sus ojos se expandieran y que los murmullos se duplicaran hasta hacerse perceptibles. No podían creer lo que sus ojos presenciaron, habían quedado anonadados.
