Capítulo 2

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Sophia entró a la casa seguida de su niña y Mariana. Subió directamente a su cuarto para lavar las manos de Alex y las suyas propias, luego le arregló nuevamente el cabello y la llevó hacia el comedor, donde sus platos y Richard ya estaban aguardando por ellas, él sentado en la punta.

Alex se sentó a la izquierda y Sophia a la derecha. La niña comenzó a devorar su plato de pasta con toda la felicidad del mundo.

-Alex.- ella alzó sus bellos ojos para encontrarselos con los del hombre.- ¿Tienes hermanos?- él ya lo sabía, pero quería que ella le hablara sobre Frederick.

-Uno, más grande. Se quedó en el orfanato.- respondió sin darle mucha importancia.

-¿Porque?- inquirió Sophia, mientras le alcanzaba una servilleta a la niña.

- El no me iba a acompañar, y sabía que si le decía que me quería escapar me estaría controlando todo el tiempo.- se encogió de hombros mientras daba otro bocado.

-¿Cómo escapaste?

-Nadie controla a la noche, nos mandan a dormir y ya no hay más nadie. Los cuidadores duermen en sus sillas, muy gracioso, hasta roncan como ositos.- largó una pequeña risita.- Bajé de mi cuarto a la noche y cuando llegué a la salida, la puerta estaba abierta.

-¿Extrañas a tu hermanito?- ella asintió y sintió como sus ojos comenzaban a picar por las lágrimas acumuladas.

-Mucho... Freddie era mi mejor amigo, me protegía como podía.- murmuró la niña.

-Podemos pasar a visitarlo un día de estos, ¿te parece?

-Por favor.

-De acuerdo... ahora, ¿Qué quieres hacer hoy?- preguntó Richard, sonriendole a la pequeña.

-¿Podemos ir al cine?- preguntó com brillo de ilusión de sus ojos.

-Por supuesto, Alex. Haremos lo que tu quieras, princesa.

- Pero primero debemos ir al médico.- dijo Sophia, y al ver como la nariz de Alex se arrugaba en disgusto supo que eso sería una batalla.

- No quiero.- dijo con voz aguda, voz que había oído en sus sobrinos y que su cuñado llamaba "Voz de berrinche".

-Alex, no debes chillar, cariño. Estamos teniendo una conversación tranquila.

-Richiee...- pidió con sus ojitos de cachorrito apaleado. Y por poco ese hombre cae ante sus encantos.

- Mi vida, mira lo delgadita que estás.- al oír hablar a su esposa, Richard endureció su corazón.

-Hagamos un trato, tu vas a ser una buena niña en el doctor y a cambio compramos un rico helado.- la chantajeo.

-¿De chocolate?

-De chocolate.- y con eso se dio por satisfecha, mientras continuaba comiendo.

-Alex, las verduras también se comen.- la regañó Richard, al ver como apartaba los pequeños trocitos que estaban entre la pasta.

-Es que no me gustan.- hizo un leve puchero.

-Pero ni lo probaste, corazón.- dijo Sophi, mientras tomaba su propio tenedor y comenzaba a mezclar nuevamente las verduras con la pasta.

-Nooo, Sophiii.- pidió, chillando de nuevo.

-Nena, dije que no chilles.- la regañó Richard nuevamente.- Anda, termina la comida que está muy buena.

- Pero no quiero verduras, por favor.

- Lo lamento cariño, pero las verduras son más que necesarias.- ella se enfadó, y decidió cruzarse de brazos y no comer.

The Royal FamilyWhere stories live. Discover now