Dahlonega: Ciudad natal

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Anthony Deligiannis era un hombre de 42 años de edad casi 43, gran presentador, hermosa personalidad, amado por todos, perfecto en muchos sentidos. Solo que con un pequeño defecto, sentía pavor por su ciudad natal.

— Anthony Deligiannis en que estás pensando. — Susurró levantando la mirada viendo como un joven lo mirada extrañado y con teléfono en mano. — Estaba buscando al arquitecto Soler... Pierce Soler... ¿Lo conoces? —

— Todo el mundo aquí sabe que Pierce trabaja en su local cerca de la pizzería de Gustavo. La siguiente cuadra en la calle Chestatee. —

— ¿El señor Gustavo aun no muere? — Preguntó impresionado el hombre.

— Murió hace como 10 años. ¿Pues dónde has estado? — Dijo el chico castaño tomando su bicicleta para después irse rápido dejando a Anthony solo parado. Quedándose un momento pensando de nuevo miró a su alrededor para suspirar cansado.

— Creo que unos días aquí no me hará daño. Dahlonega, hogar dulce hogar... — Dijo con un poco de desánimo mientras volvía a su auto para ir en dirección a donde se encontraba el despacho de su amigo.

Dahlonega es un pueblito en Georgia, su población era de aproximadamente 8000 personas, pueblo minero de oro, y rodeado por mucha naturaleza, durante todo el año las estaciones estaban bien marcadas gracias a eso, en primavera el verde de las hojas era intenso y para invierno todas aquellas hojas habían desaparecido dejando con las puras ramas a aquellos grandes árboles. Era casi otoño por lo que el paisaje estaba empezando a cambiar a tonalidades naranjas y cafés donde poco a poco el frio y los vientos se hacían presentes. También estaba la cascada Cane Creek, donde se puede acampar y nadar debajo de la misma. Museo, cine a la antigua, parques y ríos. Era un pueblito bastante tranquilo.

— Veamos, aquí está la pizzería de Gustavo, entonces debe de estar antes de la siguiente esquina. — El profesor caminó lento después de haber dejado su auto en un estacionamiento mirando los locales paso por paso fue cuando notó uno en especial. Decía el nombre de Pierce Soler pero no era un despacho, era una oficina central de Taxis. En un edificio de 3 pisos. — Ammm... ¿Qué significa esto? — Con algo de duda el hombre entró mirando a una chica quien atendía el lugar.

— Muy buenos días, Taxis Soler ¿A dónde lo llevamos? — Comentó mientras revisaba su computador.

— Buenas tardes, venía a buscar a Pierce Soler. ¿Se encuentra? —

— El jefe no se encuentra en estos momentos, vuelva más tarde. — Dijo con seriedad la chica.

— ¿Está bien? Solo dígale que Stephen vino a buscarlo. — Sin decir más el profesor salió del local un poco desconcertado de lo que había ocurrido adentro, solo movió un poco su cabeza, tratando de pensar ahora que hacer después de que no viera a su amigo.

Una vida a tu lado (Historia LGBTI) (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora