Capítulo 4

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Kate

El llanto agudo perforaba en mi corazón, las lágrimas estaban por desbordarse. Mi mente me llevo a otro tiempo donde un llanto similar me alegraba el corazón en lugar de herirlo.

Baje la mirada, ella era diferente a él. Ella tenía cabello cobrizo podía jurar que se tornaría más oscuro en algunos años, su cara era regordeta y ella tenía mi...mi...No, aleje mi mirada.

No tenía nada en común con ella, nada.

Para mi alivio dos enfermeras entraron y parecía que Luke se había ido al fin.

El llanto de la bebé se hizo más fuerte, una de las enfermeras me la quito de los brazos alejando el calor de ese cuerpo de mí.

Yo había dado mis instrucciones con respecto a la niña. Le darían de comer en los cuneros y se encargarían de ella.

Sin decir una palabra la enfermera salió de la habitación con la niña en brazos.

Volví a respirar con tranquilidad cuando lo hizo, mientras la otra enfermera me ayudo a ponerme cómoda.

Estaba tan cansada, tanto física como mentalmente. Cerré los ojos después de ver salir a la enfermera número dos.

Mi sueños solo apareció una mirada azul profundo, llena de desprecio y frialdad.

****

Solo dormí unas horas porque soñé con esos ojos, me atormentaron una y otra vez. En cuanto vi los primeros rayos del sol filtrarse me levante con mucho cuidado a tomar una ducha. Volví a ser yo cuando me vestí con unos simples pantalones deportivos y camiseta, agregue un poco de maquillaje a mi rostro ocultando las ojeras. Cuando ya estaba sentada en el sillón de la habitación cerca de la ventana la enfermera entró con la niña y atrás de ellas el pediatra. Listos para la revisión pediátrica.

—La niña está en perfecto estado— dijo el pediatra. Suspire con alivio, en lo profundo de mi tenía miedo, tenía que aceptarlo.

—Regresaremos a la niña al nido y enseguida traerán su desayuno— dijo la enfermera encargada de la niña, asiento con un movimiento de cabeza y continúo mirando hacia la ventana. Quería que se fueran ya y así lo hicieron ambos salieron de la habitación.

Tenía que pensar en lo que debería hacer, tome mi teléfono y reorganice mi agenda. Me tomaría la baja por maternidad pero solo unos días para recuperarme del todo, no estaba dispuesta a pasar días en casa sin trabajar.

Mi desayuno llego, fruta picada y zumo de naranja. A mitad de mi desayuno Isa entro en mi habitación. Tan elegante y bella como siempre.

—Nadie creería que acabas de tener un bebé — dijo sonriendo. Tomó asiento en el otro sillón a mi lado.

—Debes cambiar de oculista, esos lentes no te funcionan. Acaso no ves los kilos demás en mí.

—Mataría por tener esos kilos demás. Joder mujer están increíble de verdad.

—Si, si, como sea. En cuando pueda esos kilos desaparecerán ya verás. — ella aceptó mis palabras, era una obsesionada del ejercicio y recuperaría mi peso de antes.

—Hablando seriamente, ¿Qué tal estas?

Isa me miraba en busca de respuesta en mi rostro, pero me conocía bastante como para saber que no obtendría nada en él.

—Bastante bien dadas las circunstancias de la situación.

Aunque seguía con la esperanza de recibir la llamada de Leslie, para decirme que cambio de nuevo de opinión. Que se quedaría con ella, pero mi esperanza estaba muriendo con cada minuto que pasaba. Además no había llamado para saber cómo estaba yo y mucho menos la niña.

Amor Tardío- TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora