“Peleas hasta que no puedes luchar más. Nunca irse, nunca detenerse, nunca correr, nunca rendirse”.
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Llevaba por lo menos unas dos semanas con los síntomas del embarazo, los conocía a la perfección porque antes había estado por la misma situación. Y era imposible no saberlo, era una doctora, no había ninguna forma de que se tratara de algo diferente.
A Owen se lo contó de la forma más directa, espero a que llegará a casa y preguntará por su día; ya que llevaba dos días de ausencia. Amelia pidió un descanso en el hospital alegando estar estresada, pero la realidad es que lo tomó como un tiempo para prepararse.
Y lo dijo, apenas que vio que ese era el momento: “Creo que estoy embarazada”.
Amelia trato de sonreír en medio del nerviosismo, mientras que a Owen se le hizo un nudo en el estómago.
Siempre quiso ser padre, pero su corazón pertenecía a las mujeres que renunciaban a ese ideal. Sabía que con Amelia podía ser lo mismo, porque ella conocía el dolor de haber perdido un bebé y cuando algo nos lastima tanto, lo evitamos contra todo pronóstico.
Entonces, tenían que saber que tan cierto era.
(...)
—¿Cuánto dijiste que tarda?—Pregunto Owen, viendo la pequeña prueba de embarazo sobre una mesa.
—Cinco minutos.
Owen miro el reloj de pared, notando que solo faltaban dos minutos.
—Si sale positivo ¿Qué piensas hacer?-
Sabía toda la historia de Amelia con su anterior bebé, por eso aceptaría la decisión que ella quisiera y considerará mejor si salía positivo. El deseo de ser padre no podía interferir con la felicidad de alguien más.
También le había pasado con Cristina. Estuvo ahí y la apoyó con todo el proceso, aunque no lo hubiese deseado.
Podía entender esos mismos motivos con Amelia y estar ahí, apoyandola en todo. También sabía que jamás la lastimaria de la forma en que lo hizo con Cristina, en medio de una frustración que fue absurda y tan descontrolada que terminó con todo lo que sentían.
—No lo sé, Owen.
Esperaron hasta que se cumplieron los cinco minutos, Amelia tomo la prueba entre sus manos torpes por los nervios.
La vio, esas dos barras le indicaban que debía tomar una decisión.
—Positivo, es cierto, estoy embarazada.
Ambos se quedaron de nuevo en silencio sin saber como reaccionar, Owen tenía ese nudo en el estómago y los recuerdos del pasado pasando en cámara rápida.
Temía escucharlo de nuevo, tener que volver a hacerlo.
Permaneció inmóvil y conmocionado, hasta que la prueba volvió a la mesa y la cabeza de Amelia tocó su hombro. Su mano paso suavemente por su pecho, abrazándolo.
—No tengas miedo, Owen. Creo que ambos merecemos esto, sin importar lo aterrador que sea.
—No tienes que hacerlo por mí, Amelia. Sabes que no te pediré que seas madre a la fuerza. Yo...lo hablamos, dije que podía adoptar.
—Pero es que no quiero. Lo que quiero es este bebé.
—¿Hablas enserio?
Se separaron, ella movió la cabeza varias veces en forma de aprobación mientras que tenía esa sonrisa en su rostro.
—No quiero que el miedo me frene. Estoy dispuesta.
—¿Aunque sea aterrador?
—Aunque sea aterrador y difícil, no importa cómo sea. Lo quiero.
Owen se abalanzó sobre ella, besándola tiernamente en medio de su emoción. Amelia correspondió y sonrió de vez en cuando entre beso y beso.
No estaba en el plan de ninguno de los dos, pero ahora lo enfrentarian juntos.
Pesé a tener un pasado difícil, eso no tenía que definir su futuro.
Siempre podía tomarse el riesgo.
Ganar.
Y darse cuenta que no siempre hay que tener un plan para que las cosas salgan bien. No siempre se cometen los mismos errores pasados, aveces hay que dejar de luchar para poder avanzar.
