capítulo 22 : "El viaje comienza"

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Pero, ella no podía tener tan mala suerte ¿o sí? Emma Miro a su Amiga Anne con ojos alarmados y esta le sonrió cálidamente con una expresión serena.

-No te preocupes - Le dijo a la castaña al ver la expresión de horror tenía en él rostro – Ya lo averigüé y tu compañero de asiento es Damon Villegas, él guapo y sexy latino que va por segundo semestre de teatro, debes alegrarte, a Andrew lo tendrás lejos de ti, por lo menos, durante el viaje – Emma suspiro cortamente y su pulso se desacelero entonces. La presión que le ocasionaba la sola idea de pensar que Andrew podía ser “Su compañero de viaje” había desaparecido por completo. Gracias Vida – se dijo para sus adentros - Por lo menos tenía un tiempo (Prácticamente toda una noche) antes de volver a mirarle la cara al rubio presumido y esto era un verdadero alivio ya que Después de todo lo que había ocurrido entre ellos para ella era muy difícil saber cuál era la mejor forma actuar cuando estaba delante de él y por esto precisamente lo había estado evitándolo todos estos días. Es que ¿Cómo se supone que debías comportarte con un chico que parece estar celoso, que te besa y que luego se va lo mas de feliz con la que al parecer es el amor su vida? No, no hay una forma para saberlo y la verdad ella no quería averiguarlo. El destino a veces podía ser tan cruel ¿Cómo carajos iba a soportar tener la presencia de ese mujeriego tonto en su mismo Bus? – Ah Emma eres tan suertuda – exclamo Anne con amargura - Damon en verdad está hecho un churraso, en cambio a mí me tocó con él Nerd música. - ella le sonrió a Anne. Su amiga podía ser tan divertida a veces.

- ¿y anne…. tu sabias que él vendría?¿sabías que Andrew estaría aquí? – Anne volteo a verla con los bien abiertos y se quedó en silencio. Mierda… - pensó Emma - Anne si sabía que el vendría y no le dijo nada. Frunció el entrecejo con seriedad y se cruzó de brazos frente a ella.

-Si te hubiese dicho que el estaría aquí, estoy segura de que Nunca, jamás de los jamases, habrías aceptado venir y no podía permitirme el lujo de que me dijeras que “No” Emma además No puedes evitarlo toda la vida, te desconozco en verdad. ¿cuándo has sido así?

-Eso lo dices porque no fue a ti a quien beso.

-Créeme que si hubiera sido yo a quien besara, estaría saltando en una sola pierna ¿sabes cuantas chicas desean un beso del gran Andrew Bennett? 

-Pues Yo no soy todas las chicas. - Emma volvió su vista hacia el rubio que estaba a unos 10 metros de ella y frunció el ceño. En cierto modo su amiga tenía razón ¿No podía evitarlo por siempre o sí? Lo vio subir al camión número dos y bajar luego y entonces suspiro. 

-Animo, amiga – le dijo Anne notando como la mirada de la castaña se movía al ritmo de los movimientos de Andrew. Se echó a reír al darse cuenta de la situación por la que estaba pasando su amiga y es que No podía tener dudas sobre ello. Emma tried estaba perdidamente interesada en ese rubio del que tanto renegaba y ni siquiera había caído en la cuenta de eso. Increíble. Nunca la había visto así - a no es la gran cosa – agrego después en tono divertido - Nos vemos mañana, cuando lleguemos ¿vale?– la chica agarro su morral cargado de todo y se fue al camión número uno mientras Emma precavida, tomo su morral y subió al su camión.

Un guapo y sexy latino era lo que sus ojos esperaban ver en el puesto número siete del bus, Si tenía suerte y él era del todo agradable hablaría con ese chico toda la noche o por lo menos hasta la media y luego caería dormida en un largo y profundo sueño hasta el amanecer. Su noche ya estaba planeada, Pero Damon Villegas no estaba dentro del bus todavía y tanto el asiento 7 como muchos otros más estaban vacíos aun. ¿Qué numero le habría tocado a Andrew? Ni siquiera entendía porque se lo preguntaba pero esperaba que hubiera sido el 26, así estaría muy, muy lejos de ella. 17 puestos de diferencia. Puso su mochila en el espacio que todos los buses tienen arriba cada asiento y se aseguró de que todo lo que tenía dentro de esta, quedara bien asegurado, sacó una sábana por si hacia frio cuando empezara a hacerse más de noche y luego se sentó del lado de la ventana. Su lado favorito. Prendió su reproductor mp3, el que nunca podría faltarle en un viaje largo y se puso los audífonos en cada oído luego miro por la ventana desconectándose por un momento del mudo exterior. Podía ver a través de esta como el sol se ocultaba lentamente por el horizonte y apagaba de este modo sus fuertes y vivos rayos amarillos para dejar en su lugar a esos débiles y tenues rayitos naranjas que con el pasar de aproximadamente 15 minutos se perderían por completo y todo lo que quedaría entonces sería la luz de la luna brillante de la Luna llena. Simplemente hermoso ¿verdad?

¿Quién entiende a los hombres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora