Capítulo 39 ~ Mentes Torturadas

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Pensar, pensar, pensar; la mente de Andrew se había vuelto en su enemigo. ¿Por qué ella se había ido con él? ¿Por qué ni siquiera intentó perder el orgullo, cuando era ella la que estaba haciendo lo incorrecto? Andrew cerró los ojos con fuerza, y tiró su cabeza hacia atrás. 

Kyle lo observaba con tranquilidad, mientras que Andrew se volvía loco en su propia y personal burbuja. ¡Eso si era gracioso! Ver a Andrew Bennett morirse de los celos era algo nuevo; normalmente él era tan, tan seguro de sí mismo...

- ¿Mejor? - preguntó Kyle y alzó una ceja. 

- ¿Luzco mejor, idiota? - preguntó Andrew sarcásticamente. 

- Bro, Emma te adora. Déjate de dramas. 

- ¡Se fue con el millonario! ¡¿Qué quieres que piense?! - Andrew explotó. Aun no le podía entrar a la cabeza la idea de que en verdad hubiera ido con Kyle para pedir ayuda; el jamás le pedía ayuda a nadie, menos consejos. Todo eso estaba llegando muy lejos. 

- No confió en Ducasse. - gruño Andrew, y Kyle puso los ojos en blanco. 

- Confía en ella, ella es la que al final tiene la última palabra, no él. - Kyle suspiró. - Ian podrá querer todo con ella, pero si ella no quiere no hay nada que decir. 

- ¿Cómo lo sabes? El idiota es... - Andrew sacudió su cabeza, desterrando ese pensamiento. - Necesito una cerveza. 

Bennett se levantó del sofá, y caminó hacia la cocina. Abrió el refrigerador, y sacó dos "Victorias". Para cuando dio media vuelta Kyle ya estaba recargado en la barra, y Andrew no hizo más que aventarle la lata.

- Deja de preocuparte. Anna me ha confirmado que Emma está igual de boba por ti que tú por ella, así que relájate. 

Andrew se quedó callado, y se dispuso a beber de su cerveza. ¿Y si estaba exagerando? ¿Y si todo eso era solamente obra de su cabeza? Bueno, el hecho de que Ducasse estuviera interesado en su novia no era un secreto; Ian se había encargado de dejarlo más que claro más de un par de veces, sin embargo quizás Kyle estaba en lo cierto: tenía que confiar en ella, no podía seguir atormentándose con pensamientos incoherentes.

- ¿XBOX? - preguntó Kyle, y Andrew asintió, empinando la cerveza en su garganta.

Emma Tried esto, Emma Tried aquello. La chica se sentía verdaderamente incomoda del hecho de que todos esos ejecutivos importantes estuvieran hablando de ella como si ella no estuviera en esa misma mesa.

El mesero llegó con un platillo de carne en filete y verduras. Emma se sentía tan mareada, que muy apenas podía pensar en comer de buena manera, pero gracias a la mirada insistente de Ian, ella se vio obligada a hacerlo.

- Tiene buena imagen, una imagen comercial. - apuntó el hombre pelón con barba fea. De repente, Emma se sintió como una muñequita de trapo, un títere. - Afilamos detalles, y podría ser mostrada al público. - Comentarios variados sobre aquella observación se presentaron a lo largo de toda la mesa. 

Ian, sentado al lado de la castaña, tomó su mano sobre el mantel. Ella estando tan nerviosa, lo tomó como una señal de "tranquila, estoy aquí", aunque después de que sus pensamientos regresaron a Andrew, ella se dio cuenta de que, quizás, su novio tenía razón. 

Una gran lucha de poderes comenzó a adueñarse de la castaña, haciéndola retorcer de dolor inmensamente por dentro. Una teoría bastante dolorosa llegó a su cabeza: ¿Qué tal si Ian solo la estaba ayudando porque él quería algo más con ella? - tragó gordo - ¿Qué tal si él no pensaba que ella tuviera lo necesario? ¿Qué Emma no era un poco especial? 

- Necesitamos definir el estilo. - habló otro hombre. - con los CD que me has mandado Ian, se nota que la chica tiene versatilidad para su voz al momento de cantar. - El hombre fijó la vista en la castaña. - ¿Emma? ¿Cuál es el que más te gusta? - por primera vez, alguien ahí la incluía en la conversación. La mesa enmudeció, y Emma se encontró en la mira de todos y cada uno ahí. 

¿Quién entiende a los hombres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora