Derek's POV:
Hoy es 14 de febrero, y ya son tres sorpresas que mi Acosadora me hace. Aun no tengo la certeza de que sea Evangeline la mente maestra (o perversa) que se esconde detrás de esas notitas. Aún así, no cesaré mis averiguaciones, me propuse encontrarla y lo haré.
Volviendo a la rutina, hoy es jueves, hay clase. Normalmente estaría relajado en un día como hoy pero estoy muy consternado al no saber que trama mi querida Acosadora.
Aún tengo grabada en mi mente aquella vez en la que me tomó de la mano al pie de "El Dorado" en Año Nuevo. Tiene un parecido con Evangeline pero aquella vez la ví con el cabello suelto y no se notaban sus lentes. Mientras que aquí, en la escuela, ella está siempre con el cabello recogido completamente, dejando caer sobre sus lentes un par de mechones.
¡Me siento ahora yo como el Acosador!
—Ah, basta de complejos, Derek —le reclame a mi reflejo y por un momento me puse a contemplar mi imagen. Es extraño saber que ya no usare un uniforme. No quiero crecer más...
—¡Derek! —gritó mi madre desde la cocina— ¡Baja o llegarás tarde!
—¡Voy, mamá!
***
Llegue al colegio a buena hora. Nadie es como mamá al darte la hora:
Flashback.
—Mamá, ¿Qué hora es? —pregunté llevándome un pedazo de pan a la boca.
—7:10 a.m. —respondió después de "mirar" su reloj de muñequera. Provocó que me atragantara con la comida, me levante veloz, me despedí y salí corriendo.
Fin del Flashback.
Son las 6:53 de la mañana, según confirme en el reloj de la entrada. Suspiré y entre a mi salón. En mi asiento estaba una carta en forma de corazón, me acordé de mi Acosadora, con el "corre, corre" de hace rato la había olvidado.
Revisé el horario y tocaba Química.
«No podré verla», pensé. Y me sentí, raramente, frustrado y... triste.
Después de las primeras clases, durante receso, una par de chicas de años menores se me acercaron y me obsequiaron unas cuantas cartas de San Valentin. No es que sea un galán pero, para ellas, al parecer si.
Por cortesía las leí y una de ellas me llamo la atención.
—Esa firma...
"¡Feliz Día del Amor y la Amistad, mi querido Derek! Tu próxima profesora no vino así que aprovecharé el tiempo para darte tu regalo. Ven a buscarlo al finalizar el receso, en la azotea.
XxOxX".
Sonreí, de cierto modo ya lo esperaba. Miré impaciente el reloj que colgaba en la entrada de la cafetería, esperando a que este diera el anuncio de que el receso había terminado.
A penas esto sucedió, salí corriendo por los pasillos del Instituto hasta llegar a las escaleras. Recuperé el aliento y fui subiendo poco a poco, pensando en las miles de cosas que a esa chica se le pudo haber ocurrido. Estaba emocionado, perplejo y nervioso, ¿Y si ella está allí? ¿Y si no?
Quería verla, quería saber de una vez por todas quien era ella. Era ya un urgencia, una necesidad.
Al llegar a la puerta de la azotea mi corazón estaba acelerado, y no solo por la subida. Acomodé mi camisa y mi cabello, solté un largo suspiro y abrí la puerta.
El resplandor del sol me cegó por unos instantes y cuando pude acoplar mi vista a la luz me llevé una gran sorpresa: En la orilla de la azotea no había más que una mesa redonda en donde se podía ver una canasta de comida y unas cartas.
Me acerqué y noté que las cartas estaban enumeradas, eran solo tres. Tome la número uno y la abrí:
"¡Feliz San Valentín! Hice varias cositas para ti. En la cesta hay galletas de chocolate, dulce de fresas y chispas de chocolates que hornee yo. Están deliciosas, espero que te gusten".
Alcé un poco la pañoleta que cubría la cesta y el olor a chocolate llegó instantáneamente a mi nariz. Sin probarlas, las saboree. Tomé una mientras abría la carta número dos:
"También te deje leche y unas fresas bañadas en chocolate derretido. ¡Sé que te encantan! ¿A quién no? ¡Disfrútalo!"
En efecto, así era, encontré lo plasmado en la carta en el interior de la canasta, lo saqué y seguí comiendo y leyendo la última carta:
"Esto es largo pero no encuentro otra manera de decirte lo que siento. Me pones muy nerviosa y tengo miedo de arruinarlo, o de no ser lo que esperabas. Tal vez tenga el valor de acercarme y hablarte, tal vez no. Pero quiero decirte que eso no es impedimento para que mi corazón te siga pidiendo a gritos. Te he amado desde hace años, desde que fui a la Floristería de tu madre y pude verte por primera vez... "Es mejor tarde que nunca", dicen algunos. Pero yo prefiero hacerlo tarde... No me arriesgare a perderte, Derek...
XxOxX".
Me quede impactado al leer la última carta. Palmee los bolsillos de mi pantalón al recordar que tenía un lápiz, me limpié la boca y las manos, y le di la vuelta a la carta escribiendo por detrás:
"Eres una chica maravillosa, y lo puedo decir sin "conocerte". No tengas miedo, siempre pensamos en que sucederá algo malo, que pasará lo peor, y casi nunca es así. Confía en ti, no puedo prometerte que te aceptaré, no te conozco como desearía, pero es malo guardarse un sentimiento porque después te puedes arrepentir... ¿Qué esperas? Después de la graduación cada uno tomará su camino, pero yo no quiero irme sin saber quién es la hermosa chica que se esconde detrás de esas notas... Por favor... No tengas miedo...
Derek".
No sabía que pensar, intenté serenarme. Vi las galletas y fresas sobrantes y se me ocurrió una idea. Doble la carta a la mitad dejándola un poco abierta e hice un corazón alrededor de ésta con las galletas y fresas sobrantes. Como encabezado escribí:
"Para mi Querida Acosadora".
Sonreí satisfecho ante lo que había hecho. Salí del ahí para que ella pudiera salir, sabía que desde que llegué me había estado observando, la sentía.
Corrí a mi salón, y Alexander y Lionel me cayeron encima, literalmente.
—¿Dónde te habías metido, Rojas? —cuestiono Lionel.
—Por ahí... —respondí evasivo pero con una sonrisa. Una compañera se nos acercó y nos ofreció cupcakes de chocolate. Alex y Lionel tomaron uno gustosamente, yo la rechacé.
—Lo siento, ya estoy lleno.
—¿Rechazaste un dulce, dulcero? —dijo Alex sorprendido, casi dejando caer su cupcake. Yo simplemente alcé los hombros sonriendo.
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Mi Querida Acosadora
Historia Corta"Notas extrañas empezaron a aparecer en mi casillero, pensé que podrían ser de algunos de mis amigos jugándome una mala broma o de alguna admiradora, aunque eso último lo dudo mucho, no soy la clase de chico "guapo y fuerte" que una chica desearía"...