Capítulo 22

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   Luinie alcanzó a Oncar y a Zanquiy, los cuales seguían luchando, Oncar preguntó:

-¿Qué haces aquí?

   Luinie respondió de forma rápida y decidida:

-Me envía Molen-

   Oncar se volteó cara a su enemigo y dijo:

-Ya veo, nos estamos conteniendo demasiado con este debilucho, habrá que esforzarse más y darlo todo, ya sabéis, ¡VAMOS!-

   Oncar saltó en dirección a la delgada bestia con su hacha, e intentó partirle en dos el cráneo, moviendo el hacha lateralmente. Pero el contrincante dio un pequeño saltó hacia atrás, esquivando así el golpe, Oncar no se dio por vencido y en el aire, poco antes de aterrizar, levantó su pierna derecha y la incrustó en el abdomen del enemigo, este recibió el golpe, cayó hacia atrás y quedó en shock por un segundo, se volvió a levantar y por su expresión en la cara se notaba que el tampoco se iba a contener a partir de ahora.

   La huesuda bestia alzó sus brazos e hizo un círculo con sus manos, poco después gritó y un gran fuego amarillo salió en busca de alguien a quien quemar, todos se tiraron al suelo en una dirección donde no se acercase el fuego, pero aquel maldito rival repitió la acción, alegrando su rostro con una horrorosa expresión.

   Mientras tanto Molen estaba frente a su oponente, una vez más. El hechicero frunció aún más el ceño y saltó sobre él, estiró su pierna derecha e intentó asestar un golpe en su pecho con su pierna estirada, pero la bestia lo detuvo con su mano izquierda, acto seguido, sujetado por la bestia, Molen generó una bola azul en su mano izquierda y la acercó mucho a la cara del monstruo, pero este le empujó el brazo y a su vez desvió la bola de energía hacia unas rocas dónde no había nada ni nadie. Molen saltó hacia atrás y volvió a la casilla de salida, había mejorado mucho, pero no era capaz de hacer retroceder a su oponente, tan solo podía hacer que se esforzase más pero no era ningún imposible para él.

   Frente a frente, Molen alzó la cabeza con expresión enfadada y dijo:

-Tendre que hacerlo-

   El hechicero alzó sus manos y empezó a formular frases susurradas en una lengua desconocida, bolape eto meliopague date koinai birnape... Swippe.

   De repente apareció un martillo de las mismas características que el suyo, pero hecho con esta energía que lanzaba contra sus enemigos.

-¡ESTO ACABA AQUÍ!-

Los invictos: La Espada MágicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora