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Youngjae  miraba y miraba con fuerza, al humano frente a él. 

¿Por qué le había quitado la camisa al hombre? Oh, cierto, para asegurarse de que no había estado ocultando armas bajo su ropa. Jae también había quitado las botas del hombre y sus calcetines, dejándolo en tan solo sus pantalones; aunque casi  los había quitado también.  Ganas no le faltaron, pero no lo había hecho.   Casi había tenido que hacerlo. Especialmente cuando había tocado al hombre.

 Jae ni siquiera sabía su nombre, pero era tan condenadamente... deseable. Sus manos estaban entrelazadas por encima de su cabeza, haciendo que su pecho y estómago se vieran un poco más grandes de lo que realmente eran y resaltando cada inmersión y ranura. 

Para un humano, y un bastardo cazador, se veía realmente bien. El pelo rubio del hombre caía en sus ojos un poco. O lo habría hecho, si no hubiese estado con los ojos vendados. No parecía muy impresionado con su situación. 

-¡Sé que estás ahí!- Le espetó, tirando de las cuerdas que sostenían sus brazos en alto.-¡Enfréntame como un hombre, cobarde!

Jae no dijo nada. Apenas podía mantener su distancia, pero no podía dejarlo tampoco.  Tenía el más raro impulso de presionar su lengua en el ombligo del hombre y entonces empujar sus pantalones de caza para que pudiera ver su polla. 

Su corazon latía en sus oídos. Tragó duro. Sus dedos picaban por tocar, le dolían por hacerlo, y sin embargo no hizo nada. Mantuvo su distancia, y se quedó justo donde estaba. Sólo podía escuchar mientras el humano enojado intentaba insultarlo. 

- No importa lo que me hagas, miserable monstruo, no te daré la satisfacción de oírme gritar.- Jae quería oírlo gritar, pero no por los motivos que este humano pensaba.- No te diré nada sobre mi pueblo, o los hombres con los que vine.

Eso Jae tuvo que responderlo. -No hay olor de otros seres humanos. Sólo otro shifter, un lobo que ha sido desterrado de aquí desde hace un tiempo.

 La boca del humano se separó, y las cejas rubias se elevaron. Estaba impresionado. Bien. Si sólo Youngjae pudiera quitarle la venda de los ojos, entonces podría ver esos ojos grises una vez más.

 El ser humano había estado sorprendido cuando Jae se había movido sigilosamente sobre él. Había presentado una buena pelea, pero su fuerza no había sido rival.  Jae capturó a su presa, lo ató y luego lo lanzó sobre su hombro, trayendolo aquí. 

El humano había estado enojado y había luchado todo el camino, e incluso entonces, todo en lo que el lobo había sido capaz de pensar era en su olor. Tan suave, tan bueno, como tierra limpia y hierba recién cortada. Como llegar a casa.

Incluso ahora, mientras intentaba luchar contra ello, se encontró avanzando un poco más cerca. El humano recuperó la compostura y gruñó otra vez, sin darse cuenta de que Jae se movía hacia él. 

-Eso no es cierto. Estoy en un campamento de veinte hombres y cada uno de ellos tiene armas que pueden matar a un monstruo como tú. Tú y tu miserable alfa.

 Jae se situó directamente enfrente del hombre, ahora su nariz a pulgadas de esa flexible garganta. Habló suavemente. -¿Entonces por qué no huelo a otros hombres contigo?

 El humano se sacudió hacia atrás, dándose un golpe en la cabeza contra el poste de madera detrás de él. Siseó de dolor, y Jae no dijo nada.

 El humano se recuperó rápidamente, y no era el lugar de Youngjae para preguntar si estaba todo bien. 

-Yo... entonces te equivocas. Estoy con otros, y ellos vendrán por mí si no me liberas.

 Jae tocó la garganta del hombre. Tenía que tocar. Sólo una vez más. Sólo lo suficiente para que pudiera... Oh dios, se sentía tan bien, mejor, que la primera vez que había tocado. Un choque de hormigueo placentero onduló a través de su cuerpo. 

CDAS [BNIOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora