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Jaebeom podía sentir la excitación de su compañero. Cuán excesivamente ansioso estaba el hombre por conseguir lo que necesitaba que ahora era un lío de gemidos indefenso en su cama.

 Jinyoung estaba en su espalda, las piernas abiertas, mientras que él  lentamente, perezosamente, chupaba su polla, moviendo su boca hacia adelante y hacia atrás, arriba y abajo. Ahuecando sus mejillas a veces, y otras veces, usando apenas presión en absoluto.

 Y al mismo tiempo, se burlaba de su compañero mientras lo preparaba. Dos dedos de Jaebeom presionaban dentro del culo de su amante. Estaba hasta el nudillo, haciendo tijeras y estirándolo mientras acariciaba sus dedos lisos sobre el bulto en su interior. 

Jinyoung gemía tan lindo mientras él se burlaba de su próstata. El humano siempre decía que amaba lo largos que eran sus dedos. Lo que era bueno. Significaba que había beneficios añadidos por estar en esta forma. Podía dar a su compañero un buen, y apropiado placer.

 Pero no era suficiente. 

Jaebeom necesitaba más. Necesitaba escuchar a su compañero decirle lo mucho que necesitaba esto. El lobo dentro de él exigía obtener esa prueba verbal de su unión. Tiró hacia atrás, dejando la polla de Jinyoung brillante con saliva.

-Dime que me quieres.- Dijo. 

Por una razón que no podía entender completamente, estaba pensando en Mark  y cómo el hombre había sido miserable las primeras semanas que había vivido aquí en la manada. También pensó en Nam y cómo el hombre claramente no estaba feliz de estar aquí ahora. Estaría incluso más enojado cuando se enterara de que su compañero ya había sido elegido para él. 

Jinyoung  inclinó su cabeza a un lado justo lo suficiente para que pudiera ver la cara de Jaebeom. Sus ojos estaban vidriosos por la lujuria. 

- Te quiero. 

Calentó a Jaebeom  gratamente escuchar tal cosa, pero aún no era suficiente. 

Era posible que necesitara escuchar esto. ¿Necesitaba escuchar a su compañero decirle lo feliz que era, simplemente porque él no quería vivir con un compañero que se sentía forzado?

 Las acciones de Jaebeom casi le habían costado la vida a Jinyoung dos veces antes, y Nam era ahora la prueba de que Alice estaba todavía allí. Y estaba dispuesta a dar su ubicación a los cazadores. Ella tenía que ser detenida. Hasta que fuera encontrada y castigada, o asesinada, su compañero siempre estaría en peligro, y él no podía soportar la idea de vivir sin el hombre.

Jinyoung  frunció el ceño un poco y luego abrió los brazos hacia él. 

- Ven aquí.- dijo. 

Jaebeom fue, agradecido por el cariño. Agradecido por el afecto que Jinyoung le mostraba mientras el hombre lo sostenía, lo besaba y le decía todo lo que necesitaba escuchar. 

- Te amo. No voy a ir a ningún lado. Eres lo mejor que me ha pasado nunca.- Jinyoung repitió esas palabras otra vez y otra vez, y eso fue suficiente para hacer a Jaebeom suspirar con alivio.

Él estaba tan condenadamente confuso acerca de esto, demasiado. Él era un alfa. No debería tener preocupaciones como éstas. Las únicas cosas por las que él estaba destinado a preocuparse era si la manada tendría o no suficiente comida para el invierno, si Jinyoung estaría cálido cuando los meses más fríos llegaran, y asegurarse de que el cachorro estaría lo suficientemente sano como para ver la primavera cuando esta también llegara. 

Esas deberían de ser sus únicas preocupaciones. No estas otras cosas más pequeñas. 

Pero Jinyoung seguía besándolo. Besó y acarició su espalda, su cuello, presionando sus labios en todas las partes que podía alcanzar. Sus manos recorrían también, arriba, abajo, deslizándose a través de la firmeza de los abdominales, sobre los huesos de su pelvis, a través del vello púbico, y luego deslizándose a través de su polla antes de apoderarse de ella. No estaba demasiado duro, pero era suficientemente como para burlarse y  recordarle a Jaebeom lo que estaban haciendo. 

CDAS [BNIOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora