Nam estaba enojado, tanto que Jinyoung sintió que tenía que salir de la cabaña cuando el hombre comenzó a gritarle, luchando contra las cuerdas que lo sostenían tan fuertemente que comenzó a temer realmente que el hombre que consideraba como un hermano, que había sido también uno de sus mejores amigos, realmente podría atacarlo. 

Mirando hacia atrás, él sabía que no era el caso. Esto no era quien Nam era. No le haría daño. Jinyoung estaba seguro de eso ahora, pero en ese momento, su presencia sin duda no había estado ayudando a nada tampoco. 

Jaebeom vino adentro justo cuando Jinyoung había huido a la puerta. Jackson y Jae se apresuraron a ver que pasaba, y justo antes de todas sus temores salieran,  vio que Youngjae había puesto la venda sobre los ojos de Nam. 

Nam intentó alejarse del toque de Jae, pero por supuesto, no tenía a donde ir ni manera de defenderse. -¡No me toques! ¡Aléjate de mí!

Los gritos, el estrés, todo hizo a la frecuencia cardíaca de Jinyoung volar hacia alturas desconocidas. Sintió y escuchó sus propios latidos. Que eran fuertes y duros. También habían empezado a darle calambres. Necesitaba calmarse. 

-¿Tienes dolor?- Jaebeom preguntó, llevando a Jiinyoung fuera de la cabaña.

Jinyoung no se iba a molestar mintiendo o tratando de lucir como si pudiera manejarse. En ese momento, no quería ocuparse de sí mismo. Quería a alguien con quien pudiera contar y apoyarse. 

Sacudió su cabeza. 

-No realmente.- dijo. 

Jaebeom se abalanzó rápidamente, dándole a Jinyoung un suave beso en la boca antes de tomarlo en sus brazos. A veces el castaño realmente lamentaba ser llevado así, pero por el momento, no le importaba. Además, se sentía realmente bien en sus adoloridos tobillos inflamados.

- ¿Qué es lo que va a pasar con él?- Jinyoung preguntó suavemente, apoyándose en el pecho de Jaebeom. 

-No voy a matarlo, pero sé que no puedes tenerlo caminando alrededor impunemente tampoco.

 Aunque acabar con la vida de Nam era la última cosa en el mundo que Jinyoung habría querido, no estaba demasiado interesado en la idea de que él paseara por la manada con grilletes por el resto de su vida, probablemente siendo abusado por los shifters locales cuando nadie estaba mirando; sin que nadie que pudiera hacer algo para protegerlo o ayudarlo. 

-No le permitirá permanecer sin algún tipo de castigo. El hecho de que no es personalmente responsable de cualquier muerte en esta manada ayuda, pero no por mucho. Tendré que preguntar si ha matado a algún otro shifter.

-No creo que lo haya hecho.- Jinyoung dijo rápidamente. -Quiero decir estábamos siendo entrenados para eso, pero sólo habíamos atrapado animales para alimento hasta que te conocí.

- Y me liberaste.-  Jaebeom dijo, una sonrisa tirando en sus labios. Incluso cuando estaba sonriendo, el hombre lograba parecer más grande que la vida, un poco serio y peligroso, todo en uno.

El rostro de Jinyoung se calentó mientras era superado por el deseo. Esa lujuria que había tenido que poner en espera después de que Bram los había interrumpido, y todo en lo que podía pensar era en cuánto quería a Jaebeom dentro de él. 

Sin interrupciones esta vez. 

-Si no ha matado a ningún shifter, será más fácil, pero habrá aquellos en la manada quienes no creerán que es tan inocente.-Jaebeom suspiró, y echó un vistazo abajo hacia Jinyoung.  La preocupación en sus ojos fue lo  que preocupó al humano, hasta que escucho cual era su plan.-Diez latigazos. Debo dárselos. Será la única manera de satisfacer cualquier impulso de venganza en mi manada y aún así, todavía podría haber problemas.

CDAS [BNIOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora