Con toda honestidad, Jinyoung no había esperado que Jaebeom regresara tan pronto después de que había llegado a la puerta de Mark. 

Había estado tan condenadamente feliz de ver al hombre ya que no había nada más incómodo que tener que sentarse alrededor, en presencia de Mark y Bambam, pretendiendo que su polla no estaba todavía medio dura, que su pulso no saltaba cada vez que cambiaba de posición en su asiento. Su polla nunca iba a relajarse si no dejaba de pensar en Jaebeom y en la boca de este. 

En medio de esos pensamientos Jaebeom se había presentado, y Jinyoung tenía la esperanza que el hombre hubiera vuelto a terminar lo que había comenzado. Su cuerpo dolía por más. 

Pero al parecer no tuvo esa suerte. Mark, Bambam y él habían estado jugando un viejo juego de cartas- mientras comía todos los bocadillos salados para tranquilizar sus terribles ansias, esperando alejar su mente de la nerviosa tensión en su cuerpo- cuando la puerta se abrió y Jaebeom entró en el interior. 

Echó un vistazo a Jinyoung, y luego dijo algo que no había estado esperando. 

- Ven conmigo. Necesito que veas al prisionero.

Jinyoung se tensó en su asiento,  él y Mark se miraron el uno al otro. Bambam también estaba dándole una mirada extraña. ¿Porque iba él, un humano, uno embarazado, a ser llamado a ver un prisionero?

Infierno, Bambam había estado medio insinuando sobre lo divertido que sería colarse a escondidas en la cabaña donde se encontraba el prisionero sólo para echar un vistazo de quién era, y lo que estaba sucediendo. Había sido una broma, algo para fantasear mientras todos ellos pretendían ser más valientes de lo que eran. 

La realidad era, y todos ellos lo sabían,  sabían que se les pedía quedarse atrás porque sus compañeros pensaban que eran débiles.

¡Aunque infiernos! Bambam ni siquiera necesitaba un guardia y sólo estaba allí para hacerles compañía. El compañero de Bam ni siquiera estaba en la cabaña. Solo a Mark y Jinyoung les había pedido quedarse aquí porque su presencia sería una distracción. 

Jinyoung no estaba tan lleno de sí mismo como para pensar que era capaz de manejar todo lo peligroso que el mundo lanzara en su camino. Después de haber sido expulsado de su pueblo, y que su padre le apuntara con una pistola, sabía que esto era falso. Esto, y que él nunca arriesgaría, jamás, la seguridad de su hijo no nacido por su propio orgullo y terquedad. Pero todavía tenía que saber. 

No cuestionó nada a Jaebeom cuando se levantó para salir de la cabaña, pero cuando estaban a medio camino, tuvo que preguntar. 

-¿Pensé que era peligroso para mí estar aquí? ¿Qué estamos haciendo?

Jaebeom miró hacia él, esa expresión preocupada en su rostro a la que Jinyoung  estaba lentamente empezando a acostumbrarse. La que le decía que el lobo no estaba sólo preocupado por su seguridad, sino sobre lo que él podría pensar y como podría reaccionar a la situación. 

-¿Me conoces por mentirte alguna vez?

Jinyoung casi dejó de caminar. La pregunta le afectó mucho. -Eso fue algo... sin pensar. Quiero decir, no, no lo creo. Tú siempre eres muy franco.

Era el lobo salvaje en su compañero, el que decía las cosas como eran y no como él quería que fueran. 

Jaebeom asintió, como si la respuesta lo complaciera. - Bien, entonces deberías saber que te traje aquí para que puedas ver por ti mismo como he tratado al hombre de modo que puedas determinar cuál va a ser su castigo.

-¿Qué? ¿El castigo de quién?

Tuvo que esforzarse para mantenerse al ritmo de la caminata. Jaebeom pareció darse cuenta de ello, e hizo más lentas sus zancadas y tomó su mano. - Creo que es Nam, el humano del que me hablaste. Ha sido algún tiempo desde que vi al hombre, y te necesito para confirmarlo.

CDAS [BNIOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora