Broken | •Capitán América• [EDITANDO]

Extra 3

Kate pov

Okey, Kate recuerda los ejercicios de relajación, respira y lentamente exhala, respira y lentamente exhala. Esto NO está funcionando. 

¿Soy yo quién simplemente es una persona muy nerviosa o todos siempre se sentirán así bajo estas circunstancias?

Siento mi estomago dar vueltas aunque al menos sé que no en una mala manera, y la verdad es que aunque estoy demasiado nerviosa, estoy muy feliz, aunque puede que esté un poco asustada.

Un par de golpes en la puerta me saca de mi transe.

—Adelante—volteó en dirección a la puerta y mi mejor amigo aparece.

—¡Vaya!, Te ves... Muy mal—dijo una vez que fijo su vista en mi rostro y luego soltó una risa.

Solté una risa nerviosa—. Recuérdame por qué te elegí para hacer esto—fingí hacer memoria.

—Porque nadie más estaba dispuesto a entrar aquí mientras estuvieras así de nerviosa, todos temían que los arrojaras por una ventana—bromeó.

Una honesta carcajada salió de mi garganta—. Ah sí—chiste—. Pensé que vendrías a ayudarme con eso, no a ponerme más nerviosa—rodeé los ojos.

Soltó una pequeña risa y después me miro con una enorme sonrisa.

—Estoy muy feliz por ti—suspiró—. No sé que decir, odio admitirlo y espero que no se lo digas... Pero encontraste al mejor sujeto—me regaló una sonrisa torcida, como cada vez que hace un cumplido hacia Steve.

—Eso sí me anima—mi tono fue apenas audible, mi voz se quebró.

—Sé que dar este paso, sin tu familia es muy difícil. Y lamento que tenga que ser de esa forma—me regaló una sonrisa rota—. Sé que desearías que fuera tu padre quien te entregara en ese altar, no este tipo—se apunto así mismo y encogió los hombros.

Sin querer solté las lágrimas que había estado guardando.

—Es difícil, es verdad—tomé una servilleta y traté de limpiar las lágrimas sin arruinar el maquillaje—. Pero Tony, mi padre no está aquí, y te puedo asegurar que él está feliz de saber que te tengo aquí conmigo—me acerque y los abracé—. Jamás voy a cansarme de decirte que te adoro, incluso si eso eleva aún más tú ego—escuché como soltó una risa.

—¿Estás lista?—levantó ambas cejas.

—No lo sé. Tengo miedo—susurré. Él me regaló una mirada como si entendiera a la perfección como me siento.

—¿Qué te da miedo?—me tendió la mano y al tomar la mía la apretó—. Ese idiota haría cualquier cosa por ti, y estoy seguro que no ama a nadie más de lo que te ama a ti. Eso es todo lo que podría querer para ti—me regaló un asentamiento.

Le regale una sonrisa, mis ojos se llenaban de lágrimas de nuevo—. Tengo miedo de que algún día nuestro pasado, todo lo que somos nos alcance y jamás podamos ser felices—confesé.

—Todo lo que puedo decirte, es que él va a estar ahí siempre y de eso no tengo ni la más mínima duda, y nos han demostrado que mientras estén juntos todo lo pueden—me miro fijamente totalmente convencido de sus palabras.

Asentí en agradecimiento a tan bonitas y reconfortantes palabras. Creo que él sintió cuan emocional me estaba poniendo porque carraspeó su garganta.

—Uff, ¿eso de verdad salió de mí?—bromeó.

Reí fuertemente mientras le daba un ligero empujón.