En unos minutos, estábamos en frente de mi casa. YoonGi bajó y rápidamente abrió mi puerta.
—Yoonnie ¿qué debo usar? — le dije mientras subíamos las escaleras.
—Lo que tú quieras — me dijo riendo —. De todos modos te ves hermoso — dejó de caminar para abrazarme.
—Yoon ¿seguro que no quieres que te espere aquí? — le dije haciendo mi cara de súplica lo más convincente posible.
—Me gustaría que fueras conmigo, pero si no quieres ir está bien — me dijo acariciando mi mejilla. Después de esto que me había dicho me era imposible decirle que no.
—Me iré a cambiar — besé sus labios y entré a mi habitación.
Entré al baño para abrir la regadera y que el agua comenzara a templarse, mientras esto sucedía, fui a mi closet para buscar que usar. No lograba decidirme hasta que encontré un jean ajustado de color negro que contorneaba perfectamente mis piernas, una camisa de color negro, una chaqueta blanco hueso y un par de zapatos negros. Lo dejé sobre mi cama y regresé a la regadera. Saqué toda mi ropa y entré, dejando que las tibias gotas de agua se llevaran lo que sobraba en mi cuerpo.
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Ya vestido comencé a peinar mi rubio cabello, luego me coloqué cacao en los labios. Mi cabello lo dejé como siempre, mi fleco hacia un lado y el resto de mi cabello con el típico peinado de honguito.
Tomé mi billetera y salí al pasillo. Me encontré con YoonGi, volteó a verme sorprendido.
—Se te van a salir los ojos — le dije riendo mientras caminaba hacia él.
—Tú eres el culpable — me dijo abrazándome por la cintura —. Te ves hermoso — me dijo con una sensual voz, que todo en mi interior se estremeció.
Seguro que se dio cuenta ya que, una victoriosa sonrisa se formó en sus labios y me apegó aun más a su cuerpo para luego unir nuestros labios y besarnos con lentitud.
— ¿Chocolate? — me preguntó dudoso separándose de mis labios.
—Si no estás seguro, prueba de nuevo — le dije pasando mis brazos por su cuello, sonrió y sin pensarlo dos veces volvió a besarme, nuevamente devoraba mis labios de esa forma tan especial que me hace delirar. Ahora yo me separé de él y lo miré pero seguía con los ojos cerrados.
—No lo sé, aún no estoy seguro — dijo haciendo una mueca graciosa.
—Eres un mentiroso — le dije riendo desde el primero sabía que era chocolate, solo lo decía para seguirme besando.
—Sabes —me dijo sensualmente —, puedo hablar y avisarles que llegaremos tarde — levantaba rápidamente sus cejas.
—YoonGi — alargué riendo.
—Está bien, vamos — dijo poniendo en blanco los ojos mientras tomaba mi mano para caminar hacia las escaleras.
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Llegamos a una hermosa y gran casa, color blanco y con un enorme jardín, iluminado por unos rústicos faroles de luz blanca.
—Es hermosa — le dije a Yoon mientras miraba con detenimiento la residencia, me dedicó una sonrisa mientras se estacionaba.
—Yo te abro — me dijo antes de bajar del auto, aún no me acostumbraba a que siempre me abriera la puerta. Pero esos detalles como abrirme la puerta, tomarme de la mano y dar pequeños besos en mi mejilla, me fascinan.
— ¿Entonces? — le pregunté claramente sobre nuestra 'relación'.
—Pues a mí no me molesta decir que estamos saliendo — me dijo jugando con mi cabello, ¡No amigos! ¡No novios!... ¡Saliendo!, al fin aclaró mi más grande duda —. Pero si te causa problemas con tus padres, lo mantenemos en secreto — me dijo sonriendo.
—Creo que es mejor la segunda opción — le dije ya que no quería que mis padres se enteraran porque inmediatamente lo cambiarían. Tomó mi mano pero de inmediato me soltó.
—Lo siento — dijo riendo —. No sé si pueda resistir — me advirtió entre risas.
—Claro que podrás — le dije abrazándolo.
— ¿Me das un besito? — me preguntó con una voz de niño pequeño mientras me abrazaba.
—Solo uno — le dije riendo y asintió con la cabeza.
Me acercaba lentamente a sus labios, en automático cerró sus ojos, dejando sus labios entreabiertos para poder acoplarlos perfectamente a los míos. Pero cambié el camino de mis labios hacia su mejilla. Lo miraba divertido, en su rostro se había formado un gesto de inconformidad aún con los ojos cerrados.
—Estás jugando conmigo — dijo levantando una de sus cejas.
—No lo sé, puede ser — le dije riendo.
¡Claro que estaba jugando!
Caminó haciéndome retroceder, hasta que su auto nos impidió seguir retrocediendo, su anatomía y la mía se acoplaban perfectamente, tomó mis manos y me hizo pasarlas a su espalda formando un abrazo, para él tomar mi rostro entre sus manos y atraerme hasta sus labios. Me besaba con desesperación, con necesidad. No puede evitar seguirle el beso, simplemente sus labios me volvían loco, en pocas palabras me había vuelto completamente adicto a sus besos. Completamente adicto a él.
La ausencia de oxígeno en mis pulmones, comenzaba a hacerse presente, pero por nada detendría ese magnífico beso. Al menos yo no. Pero YoonGi bruscamente se separó de mí.
Abrí mis ojos como platos y solo porque mi mandíbula está unida a mi cráneo, no cayó hasta el piso, me miraba divertido. Se estaba vengando.
— ¡Te estás vengando! — le dije riendo.
—No lo sé, puede ser — me contestó tal y como yo lo había hecho.
—Eres un tonto — riendo di un golpe en su estómago.
—Hey, tu empezaste — me abrazó por la espalda y besó mi mejilla.
—Vamos ya — le dije sacando sus brazos de mi ya que si alguien nos veía, todo se arruinaba.
Llegamos a la puerta de la casa y él tocó el timbre, en unos minutos una mujer con cabello lacio abrió.
— ¡YoonGi! — lo saludó claramente emocionada, acción que me decía que era su madre. Además de el gran parecido que tenían. Lo abrazó cariñosamente para luego dirigir su mirada hacia mi — ¡Tú debes ser el hijo de Park SeoJoon y Bae SuJi! — me dijo con una dulce sonrisa mientras me saludaba.
—Así es — le contesté igual regalándole una sonrisa.
—Pero pasa cariño — me dijo amablemente.
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El Niñero || Yoonmin || Adaptación.
FanfictionJiMin, un chico de 17 años vive con sus padres y su hermanito. Un día sus padres le dicen que se van de viaje por algunos meses, JiMin se emociona ya que le encanta viajar, pero sus padres le dicen que es por un asunto de negocios, solo irían ellos...