Era un día como cualquier otro, temprano por la mañana, estaba sentada en el tren y tenía mucho sueño.
Me puse a pensar en muchas cosas, como en la universidad, que no tenía ganas de ir ese día, que estaba llegando tarde y que no quería subir los 5 pisos hasta el aula de computadoras. De pronto se me vino a la mente un pensamiento extraño. Estaba imaginando una situación en la que alguien me secuestraba, rompía mi ropa y luego me asesinaba, en medio de un campo, con el pasto muy verde y largo. Ese pensamiento fue aterrador.
Luego me quedé dormida, no sé por cuánto tiempo.
El tren iba rápido y me desperté asustada. Tenía miedo.
Otro pensamiento extraño vino a mi mente: ¿Qué ocurriría si él tren choca? Vamos muy rápido y, para colmo, yo voy en el primer vagón. ¿Me lastimaré?
Tenía miedo, pero no un miedo común. Sí, tenía miedo a morir.
Mi cerebro me está torturando, está pensando cosas horrendas. ¿Qué me ocurre?
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Me gustas, ¿cómo te lo digo? (continuación)
PoesieContinuación de otra historia, por exceder el límite de partes por historia. Un nuevo amor apareció en su vida. Ella no se anima a decirle lo que siente. Pero le escribe poesías casi todos los días.