teal

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—Buenos días, Isaac —saludó Giselle, entrando a la cocina con normalidad

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—Buenos días, Isaac —saludó Giselle, entrando a la cocina con normalidad. Isaac, sentado alrededor de la mesa de la cocina, solo consiguió asentir en respuesta—. Aún mal, ¿eh?

Por lo que sabía, Isaac había resultado gravemente herido en un intento de saber dónde estaban Boyd y Erica.

—No me siento muy bien —admitió Isaac.

—Déjame hacerte un té –ofreció Giselle. Comenzó a sacar cosas de la alacena, sacando la lengua de lado, pensativa—. Uh, necesitaré hojas de árbol de los cuarenta escudos, flores de trébol rojo, hojas de ortiga mayor, hojas de ulmaria, manzanilla, flores de lavanda y hojas de centalla asiática —conforme hablaba, Isaac palidecía—. Oh, casi lo olvido. Stevia.

—¿Stevia?

—Sí, para que sepa mejor —Giselle puso los ingredientes en una tetera. Lentamente, volteó a ver a Isaac, sonriendo pero su sonrisa desapareció en cuanto vio el susto en sus ojos—. Ey, es para aumentar tu energía. Y no sabe tan mal.

—¿Dónde aprendiste a hacerlo? Ni siquiera sabía que teníamos todas esas hierbas.

—Con las amigas de mi madre, en New Orleans —respondió Giselle vagamente—. Y yo me encargué de conseguirlas para tenerlas en casos como estos.

—Gracias, Giselle —dijo Isaac honestamente, una suave sonrisa asomándose por sus labios. Giselle no tardó en devolvérsela—. ¿Sabes? Es casi como si fueras una bruja.

—Oh, bueno, de hecho...

—Giselle, ya deberías de ir a la escuela —dijo Derek, anunciando su presencia, entrando a la cocina—. Y tú, Isaac, deberías de estar en la sala, esperando a Peter.

—¿Para qué? —preguntó Giselle, curiosa.

—Intentará ver mis recuerdos de la otra noche —explicó Isaac, ignorando cómo Derek lo fulminaba con la mirada.

—Oh —chilló Giselle, emocionada—. ¿Puedo ver?

—Giselle, la escuela —le recordó Derek secamente. Giselle suspiró audiblemente.

—Bien. Le diré a Scott que si puede pasar por mí.

—¿Scott? —preguntó Derek, enarcando una ceja. A pesar de no decir nada, Giselle pudo ver lo que pensaba. Su cara lo decía todo.

—Solo es mi amigo —insistió Giselle—. Un amigo al que no tendría que pedirle favores si me dieras un auto para ir a la escuela.

—¿Sabes manejar?

—No, pero no debe de ser tan difícil si tú lo haces —dijo Giselle traviesamente. Isaac soltó una carcajada, que rápidamente fue transformada a falsos tosidos en cuanto Derek lo miró mal.

—Consigue a alguien que te dé lecciones y lo consideraré.

—Tú podrías darme lecciones —los ojos de Giselle comenzaron a brillar de tan solo imaginarse a su hermano pasando tiempo con ella.

sleepover |teen wolf|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora