26. De nuevo aquí

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Volví a mi habitación e intente seguir leyendo, pero comencé a bostezar. Mis ojos se cerraban con la intención de descansar.
Era irónico porque aún era tarde, pero supuse que e cansancio se debía al desvelo de anoche.

Deje el libro a un lado y me recoste en la cama. Me fui quedando dormida, conforme escuchaba el canto de los pájaros en el exterior.

Al despertar de la siesta, miré el reloj de la cómoda.
Éste marcaba las 8 de la noche, había recuperado las horas perdidas. Cuando tome el celular me di cuenta que tenía 7 llamadas perdidas y un mensaje. 3 llamadas eran de Jack, 2 de Laura y un mensaje de Mario.

De: Mario

"Te traje comida china, pestañas dormida cuando entre a tu habitación, así que la guardé en la alacena"

Con una sonrisa en el rostro me dirigí a la cocina. La cajita de comida china se encontraba intacta en la alacena.
La Valente en el microondas y esperé impaciente.
Luego de terminar de comer, o más bien cenar, fui a la habitación de mis padres.

Mamá y Melina estaban empacando la maleta de papá, lo que me hizo recordar que mañana saldría de viaje.

Karime: Por fin despiertas bella durmiente - sonrió y continuo doblando camisas

____: ¿Y mi papá?  - pregunte, al no verlo en la habitación

Karime: Fue a jugar billar con Hugo

Él y su amigo eran los máster en el juego. Siempre me preguntaba cómo se jugaba, pero no sentía la necesidad de aprender. Sólo sabia que el propósito del billar, era meter las bolitas en los hoyos.
Sin alterar a la mente pervertida con respecto a eso.

Melina: ¿Dormiste bien?

____: Si, gracias

Evité decir que la mejor parte fue cuando desperté y leí el mensaje de Mario

Karime: Iremos a comprar algunas cosas para tu padre - aviso cerrando la maleta y colocándola a un lado de la cama.

Asentí y las acompañe  la puerta. Una vez que se fueron converse con Laura por teléfono y me dijo que ha estado saliendo con Drake, el chico que conoció en la fiesta.

Lo que me pareció sorprendente y a que ella no se relacionaba con chicos con mucha frecuencia.
Evitaba los noviazgos a toda costa.

Al finalizar la llamada, pensé en hablar con Jack pero luego me retracte. No quería confundirme cuando dijera lo mucho que me extrañaba y mi mente estaba comenzando a despejarse con sus halagos y comentarios sobre Mario.

Hablando de él, tenia que agradecerle por haberse tomado el tiempo de traerme comida. Un simple gracias no le haría daño a nadie.

Una vez que estuve frente a su habitación, toqué la puerta un par de veces. Al no obtener respuesta gire la perilla y la puerta se abrió, un ligero chirrido se escuchó al hacerlo.
Estaba por segunda vez aquí, la primera había sido por obligación y está, bueno, era por voluntad propia.

Asome la cabeza esperando verlo durmiendo o jugando al XBox, pero ni una, ni la otra.
La cama estaba ordenada con las sabanas en su ligar y la consola sin usar.

Entré sigilosamente y cerré la puerta detrás de mí. Mi mirada inspeccionó el ligar con detenimiento y se detuvo en la cómoda en donde había una fotografía en la parte de arriba.
Me acerque y agudice la vista, observando el retrato.
Era una pareja y un niño de cabello castaño oscuro, en medio de ellos mientras sonreían felizmente a la cámara.
Era triste darte cuenta que las fotografías eran recuerdos que jamas volverán.

Sentí el nudo en la garganta al imaginar el rostro del pequeño Mario cuando se entero de la perdida de sus padres.

Mario: ¿Qué estás haciendo aquí?

Contuve la respiración y me giré sobresaltada.

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El Huésped || MBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora