V I D A
Cuando él empezó con todo eso de fingir ser pareja de Keith no pensó en que terminaría por tener sentimientos más fuertes por él. Algo más que intentar ayudarlo. Algo más que sólo ser su amigo. Jamás pensó que sería presentado a su familia como su pareja. Ni que, en medio de toda esa mentira, se libraría su sentimiento y que éste fuese correspondido.
De toda su vida jamás pensó que terminaría ahí. Con un niño que no era suyo, con su amigo y ahora pareja… con un omega. Con otro omega.
Tampoco pensó en que, a su edad, estaría ahí, frente al espejo del baño, nervioso. Encerrado.
Sí, se sentía naturalmente encerrado.
Su infancia fue, de hecho, muy diferente a la de Keith. James siempre fue un niño débil. Uno muy débil, de hecho, de los primeros recuerdos que dotaban era de él siendo ingresado a hospitales. Muchas y muchas visitas a hospitales.
‘Defensas bajas’ decían unos, ‘Huesos débiles’ decían otros. ‘Sólo deben evitar exponerlo mucho al frío, ni mucho al sol, tampoco deberían dejarlo comer cosas en la calle’ concluían la mayoría.
Pero sus padres, dos alfas de renombre, no iban a rendirse.
Si los mejores doctores decían eso, eso sería.
Eso se haría.
James tuvo educación en casa. Una dieta muy restringida. Desde pequeño tuvo que ser observador y leer los movimientos de sus padres para saber si le mentían o no, “Ah, mi niño, saldremos después de vacaciones, así que no te preocupes” decía su madre mientras trataba de desviar la mirada, sí, mentía. James no tuvo más opción, convenció a su cabeza de que era fuerte. Era un niño fuerte muy en el fondo. Pero la mente, lo imaginario, era muy diferente de los hechos. El pequeño James, convencido de que los doctores se equivocaban y que sus padres sobre-actuaban, decidió salir de casa burlando a toda la seguridad y a sus propios padres… corrió lejos, sus piernas dolían y sudó bastante ese día. Corrió lo que sus pequeñas piernas le permitieron, hasta que se cansó. Llegó a un risco donde, de hecho, con la respiración a todo dar pudo ver y apreciar por primera vez la belleza de el atardecer antes de… de caer desmayado.
No era como si nunca hubiese visto el sol. O el cielo. Pero jamás se había detenido a apreciarlos.
Despertó en medio de la obscuridad con un manto de estrellas sobre él. Sí, James había olvidado cómo volver a casa porque del entusiasmo y la adrenalina al salir de casa le cegaron y olvidó por completo su recorrido.
Comprendió que era diferente a los demás…
Comprendió…
—James... James… despierta, ¿estás bien? —Keith movía su hombro, lo miró por segundos antes de mirar al reloj. Las 5:00 a.m.—. Dios, James, estabas hiperventilando en sueños, ¿estás bien? ¿Debería llamar una ambulancia? Estás sudando a cantaros…
Tardó un poco en reaccionar, pero lo logró.
—A-Ah, no, estoy bien —se incorporó con dificultad sobre la cama, tocando su frente, la fiebre había vuelto—. Sólo tuve un mal sueño, es todo.
Sí, sólo un mal sueño.
O un mal recuerdo.
Keith lo fulminó un poco no estando convencido de sus palabras. Al final tuvo que aceptarlas envolviéndolo en un abrazo. Sólo un poco de la luz de la luna se colaba por entre las cortinas. Eirin dormía plácidamente en su pequeña cuna a unos pasos de ellos.
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D I S T E L B L U M E •...sheith/jaith...•
FanfictionKeith y Shiro van tras la flor más hermosa ante sus ojos. Desean tomarla y hacerla suya, pero sucede que las espinas de los cardos le impiden el trabajo. Porque, de hecho, la flor más difícil de tomar es la que está sobre el cardo. Puras casualidad...