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    O D I O . A . P R I M E R A
    V I S T A

    Se sentía fuera de sí, como si hubiesen tomado su cuerpo y succionado su alma. Estaba ahí, en silencio, sentado a la mesa frente a frente con aquel joven moreno que vino de quién-sabe-dónde...

    — Él es Adam —dijo Takashi en cuento lo vio entrar por la puerta.

    Su madre se alegró mucho aunque éste era un beta común y corriente. Su padre lo saludó con respeto y Keith... Keith se vio obligado a tomar su mano en cuanto éste se la extendió.

    — Tu debes ser Keith, Takashi ya me ha hablado mucho de ti —dijo, con una sonrisa que no sabría descifrar.

    “Y a mí muy poco de ti, de hecho, me acabo de enterar ésta mañana de ti luego de haber tenido sexo con él” quería decir, pero no lo dijo. Estaba enfadado. Muy enfadado y todo su odio se estaba concentrando en aquel chico recién llegado...

    Adam. Apenas lo conoció y le cayó muy mal.

    Era inteligente, eso se notaba tanto en su manera de hablar como en su manera de comportarse. También era más alto que él, un poco más formado y... Mierda.

    Se levantó de la mesa, captando la atención de todos.

    — Me tengo que ir —dijo, mirando a su hermano y nueva pareja, luego dirigiéndose a su madre con una sonrisa un poco torcida—. Es mucho tiempo de camino, sino me apresuro...

    — ¿No te puedes quedar hasta que acabes la comida en tu plato al menos? —cuestionó su padre.

    “Quedarme a que acabe la cena para seguir comparandome con éste de aquí? No, gracias”

    — Ah, no, es que sucede que olvidé los proyectos que tengo que entregar y, bueno, no los he terminado y sería desastroso no hacerlos a tiempo —su madre le miró confundida, Keith desvío la mirada, aquella mujer era muy intuitiva y no quería que terminase descubriendo que en realidad estaba huyendo por incomodidad—. Además, quedé de verme con James ésta noche y…

Y Takashi, quién hacía un momento no prestaba mucha atención, elevó la mirada de inmediato.

—¿Quién es James?

Y todos quedaron atrapados en un silencio que no tenía explicación.

—Un amigo —en realidad, mentía sobre lo de verse con James, pero mientras más compromisos hubiese de por medio más fácil le soltarían.

Se despidió de su madre con un beso en la mejilla. De su padre con un abrazo. Luego de que su madre le empacara un poco de comida y esas cosas, le pidió que volviese pronto…

—Adiós, Takashi —fue lo único que dijo, sin contacto, sin sentimientos. Incluso se olvidó de Adam por un instante.

Y luego, simplemente se marchó.

Durante todo el camino a la academia trató de contener sus lágrimas en su lugar. Trató de olvidar todas esas bonitas sensaciones y esperanzas que Takashi le había hecho sentir en sólo una noche… trataba de olvidar el hecho de que, simplemente, estaba condenado a la soledad y el rechazo por su parte.

Takashi le hizo sentir amado aquella noche… pero la idea de que mientras se besaban alguien más estaba en la mente del mayor le… le desgarraba el alma. Mientras le hacía el amor, pensaba en Adam? ¿Desde cuándo tenía novio? El mayor era consciente de sus sentimientos hacia él ¿fue por lástima? ¿Por qué sino?

Detuvo la moto de un solo golpe a la orilla de la despoblada carretera, se retiró el casco y lo arrojó lo más lejos que pudo, gritano sus frustraciones a un mundo que no era oyente. Se sentía traicionado, como si le hubiesen ofrecido una gran vida para luego darle sólo una caja de cartón.

Se sentía de muchas maneras. Estafado. Herido. Engañado. Insatisfecho. Traicionado. Usado…

Usado, sí, había sido usado.

Usado como contenedor para las posibles frustraciones que había dentro del mayor. Usado, tal y como se usaba y se olvidaba a una vil prostituta luego de toda una noche de pasión pura… pasión sin emoción. Sólo pasión lujuriosa.

Comprendió que nunca tendría lo que quería de la manera en la que lo quería…

Nunca.

Cuando llegó a la academia lo primero que hizo fue encerrarse en su cuarto dispuesto a no salir nunca más si no era necesario. Pero James, como todo buen amigo, interrumpió su amarga soledad abriéndose paso a su cuarto con libertad.

—Supongo que no te fue bien… eh? —murmuró, sentándose a la orilla de la cama, justo a un lado suyo.

Keith sólo negó.

—James, tuve sexo con Takashi.

—Claro, era de, espera… ¿qué diablos Keith?

—Lo que oíste

—¿Pero qué no ibas a encontrarte con tu familia!?

—Y eso fue lo que hice… —y por fin le dio la cara. Claro que estaba muy dudoso de lo que estaba a punto de decir, pero era más fuerte el dolor que llevaba dentro que la sensación de ser rechazado en la sociedad—: Takashi es mi hermano mayor.

James guardó silencio, como si se le hubiese rebobinado el cerebro. Luego, hizo un gesto que lentamente fue consumiéndose en sí mismo, básicamente se le cayó la cara por la sorpresa.

—¿Estás bromeando conmigo? —y Keith le dio la espalda sin responder, sin reír—. Uh, claro que no estás bromeando…

・×・

Keith volvió a la misma situación de encerrarse en su habitación, aunque ésta vez sí le llegaban citatorios que le pedían asistir a clases. James intentaba sacarlo, pero no lo conseguía. También volvió a la rutina de no ir a visistar su casa, porque temía que “Adam” estuviese por ahí… no quería volver a ver a ese chico en su vida, incluso si eso implicaba no volver a casa de nuevo.

Pasó un mes.

Y llegó su celo.

Durante éste se quedó en su cuarto como habitualmente lo hacía. La puerta sin seguro no importaba porque al ser una academia de omegas, sus feromonas no afectaban a nadie.

Pero ahora era diferente. No sabía decir de qué manera, pero se sentía melancólico, como si quisiera volver a casa sólo para aferrarse a Takashi hasta morir. Como si quisiera tomar todas sus cosas y enterrarse en ellas. Quería sentirse seguro... Lo único que no cambió fueron las ganas de mantener relaciones sexuales. Sólo eso.

Y aunque su celo acabó, no quería salir.

Estaba destruido, y aunque había dejado de llorar a la semana en sus ojos se reflejaba su dolor. Incluso James dejó de insistir para sacarlo y sólo le llevaba de comer en silencio.

Y entonces, como todo buen instituto con límites de tolerancia, la academia llamó a sus padres para notificar que su hijo llevaba en inasistencia más de un mes. Por supuesto que eso los sorprendió de sobremanera, en especial a Takashi, quién sabía era el culpable de eso.

Decidieron ir a verlo.

Pero cuando llegaron lo encontraron posiblemente dormido tumbado en la cama, con las cortinas cerradas, las luces apagadas y todo el lugar hecho un verdadero basurero.

Cuando su madre se acercó a tomarle del hombro para llamarle, éste se exaltó al reconocerla. Keith se abalanzó a ella sin decir nada.

Sólo se abrazaron. Sin necesidad de palabras

Keith abrió un poco los ojos para ver por sobre el hombro de su madre.

Ahí estaba su padre, junto a Takashi. Cerró de nuevo los ojos.

No sintió nada al verlo.

Nada…

Nada, ni siquiera odio.
Sólo un indescifrable vacío.

D I S T E L B L U M E   •...sheith/jaith...•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora