prólogo ✔️

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David esta con sus ojos sumamente transformado, nunca lo había visto así en años, caminé hacia la cocina y le ofrecí un vaso con agua fresca, la tomó luego de verme por varios segundo a los ojos, lo más inesperado fue cuando lo lanzo a mi rostro, dejándome un poco golpeada por el vaso.

—Aléjate de mi vista— dijo totalmente alterado.

—No puedes solo pedirme que me valla— dije acercándome un poco más a él, aunque acaba de pasar un acontecimiento inapropiado solo quería estar con el.

—Te dije ... Que te largues—dijo alargando las palabras y cuando menos lo esperaba estaba sobre mi, me esta golpeando.

Y así se convirtió en la fiera que es hoy, fueron muchas las veces en las que llamaba a Angélica mi madre para que pasara por mi al hospital.

Ahora estoy aquí de anónima viendo como se esta besuqueando con la secretaria, a decir verdad no me afecta ver tales cosas, me afecta creer que solo soy su ring de boxeo.

Camino hacia su oficina, con mi frente en alto, estoy dispuesta a pedirle el divorcio cuanto antes, no necesitaba de él, durante mucho tiempo a escondida de él ahorraba y trabajaba, ahora puedo ser independiente, no como la niña de dieciséis años que se llevo de la casa de sus padres sin pedir permiso alguno.

—Perdón interrumpir su tan interesante charla —digo desde la puerta y ambas personas de despegan bruscamente.

David muy orgulloso de su hombría se ríe de mi en mi propia cara, la chica pide disculpa y sale de la oficina, como si una simple disculpa remediara todo.

—¿Qué quieres Kara?—dijo tomando asiento en su escritorio, tomo un bolígrafo y comenzó a jugar con el sobre su boca.

—Quiero el divorcio— anuncie sin previo aviso.

David se puso de pie bruscamente, conté sus pasos hacia mi, todo se volvió en cámara lenta, de un momento a otro me tenía en el umbral de la puerta con sus manos en mi cuello, tenía el ceño fruncido y sus ojos ya no eran esos ojos café de hace unos momentos, se tornaron negros, pero negros de furia.

—¿Me puedes repetir todo? creó que no escuche bien lo que pediste — dice acercando su boca a mis oídos y apretando aun más fuerte mi cuello, ya no podía respirar.

—Que... Quiero —digo entre la poca respiración que tengo.

—Aww la chica me quiere—dice soltándome y dejándome sobre mis pies —que bueno que esa es la respuesta porque el divorcio no te daré, Primero te mato antes de que intentes algo así, así que te conviene quedarte en tu casita sin decir una sola palabra y seguir llenándome de placer.

Lo mire de arriba hacia bajo, sentía rabia y al mismo tiempo asco, sabia que no lo haría a la buena, así que agote mi paciencia, tome mis cosas y salí de la oficina, saldría de el aun sea irme lejos y darme por muerta.

***

Hace una semana de que le pedí el divorcio a David y todo a estado de mal en peor, ya no solo eran los golpes, ya había pasado de los límites en dejar y obligarme a que sus amigos me toquen por dinero ese era mi castigo por haberle pedido el divorcio.
Se había ido de viaje con sus "amigos" para la casa de campo que tiene junto al mar, pasaría allá unos días.
Lo cual me permitía huir sin nadie que me lo impida, tome mis maletas, y comencé a tomar todo lo que me haría falta, llame a mi madre y un taxi, no sin antes hacer lo que tenía que hacer hace mucho.

***
—Hola, señorita Kara, queda usted detenida por ser la principal sospechosa del asesinato de su esposo.

—Espere, ¿qué yo que?—digo desde la puerta del hotel donde me estoy hospedando —no entiendo, tampoco sabia que había muerto.

—Tiene derecho a un abogado, mientras tanto guarde silencio y acompáñeme.

No tuve otra opción que seguir a los policías, aquí aunque lo hayan asesinado el único culpable de todo es él, si salí de él puedo salir de esta.





Nota de la autora: Hola mis amores, espero que le guste esta pequeña historia, dejen sus comentarios...

juzgame tú [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora