Verdad

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Levantarse, desayunar, correr, entrenar; esa era la rutina de Edge, con o sin su hermano, pero para mantener esa absurda mentira, creía que sería necesario obligar a ese nuevo esqueleto a levantarse temprano e incluso deseaba secretamente verlo llorar por lo duro del entrenamiento. Sin embargo tras entrar a la habitación, el cuarto estaba limpio y la cama perfectamente tendida; tras bajar las escaleras y asomarse a la mesa, vio al pequeño azul preparando almuerzos con suma delicadeza: Buenos días- el pequeño notó su presencia en el marco de la puerta pero no se atrevía a mirarle a los ojos, así que continuaba moviéndose para arreglar todo antes de salir.

Capítulo 8: Verdad

La casa aun sin su hermano, se mantenía impecable, pero con el nuevo roomie quizá tendría que poner en claro las reglas de cómo le gustaba que estuviese limpia la casa, Edge explicaba cómo se ordenaban las cosas y las estanterías dedicadas a que objetos; y aunque Berry entendía cada palabra, se quedaba atento en silencio y contestaba solo cuando el de rojo se lo pedía: ¿entendiste bien?- Edge se acercaba a él, sin embargo el menor, ya no reaccionaba con el miedo de antes y sostenía su mirada: Sí, comandante- decía claramente mientras acomodó su ropa y daba la vuelta; salieron de la casa y tras poner el cerrojo; Berry por el momento solo cargaba las cosas que Edge no deseaba llevar entre sus manos. Entonces llegaron a la zona de entrenamiento, Berry solo analizaba que aquellos quienes conocía cómo los lugareños en su mundo, aquí eran los soldados, fieros perros de aspecto atemorizante, obedientes ante las órdenes de Edge; que con solo un tronar de dedos, tanto podían mantenerse en firmes o en ataque. Unos segundos después, Felldyne había llegado y le entregó el informe a su superior: Aquí está el avance de estas semanas, señor- ella parecía molesta al tener que rendir respeto de esa manera a quien consideraba un debilucho –pero no ha caído ningún humano- titubeo un poco al decir esta última oración, a lo cual a Edge le colocó un ceño molesto.

¿Y QUÉ ESPERAS?- gritó el de rojo que tomó a su soldado del cuello y le acercó -¡VAYAN A PATRULLAR!- lanzó a Felldyne a la nieve mientras los perros se movieron de su posición con algo de miedo, sin embargo Berry apartó las cosas de sus manos y se acercó a esta para ayudarla a levantarse

¿Qué?- Felldyne miraba al pequeño ofreciéndole la mano para que se levante -¿porque me ayudas?- Berry sólo se limitaba a sonreír; pero la chica le apartó empujándole, se levantó dándose la vuelta y lanzándole una mirada de desprecio al menor –aléjate de mí, imbécil- siguió su camino.

Ella te odia, todos aquí te odian- Edge le decía al pequeño con una sonrisa llena de malicia –y no importa cual dulce y amable seas, aquí todos querrán matarte si les das la oportunidad, solo por ser Sans- rondaba al pequeño intentando infundirle ese sentimiento desagradable, mas Berry solo se levantó y le miró con una sonrisa.

Pero no soy él- Berry sostenía su mirada en él, Edge mostraba su molestia de verlo sonreír, le sacaba de quicio porque simplemente era estúpido verlo así siempre siendo tierno; lo volvió a empujar y le tiró a la nieve, más el pequeño, de nueva cuenta se limpió la nieve y de nuevo estaba de pie –además, no deberías enojarte tan temprano- Berry tomó los almuerzos y le extendía uno de estos –no sin haber desayunado antes- Edge veía como le entregaba el desayuno, sintió un ligero rubor en su cara, pero no podía demostrar tal debilidad , así que arrebató el almuerzo y se dio la vuelta para comerlo sin que el menor le viese; Berry seguía sonriendo y se decidió a comer su almuerzo.

Era un silencio bastante largo mientras estaban ahí en la nevada tierra; Edge por momentos miraba hacia el pequeño que le aguardaba apacible en silencio, como si no le importase el frío, comenzó a caminar y el menor le seguía tal y como había sido su deseo desde esa vez que despertó. Al regresar los patrulleros, comenzaría el entrenamiento; Berry se quedó sentado a lo lejos viendo como Edge recibía los golpes de sus soldados, ya que eso era el ejercicio; Edge se veía confiado, mientras más esquivaba los golpes y por momentos dejaba fuera de combate a sus hombres; entonces tras pelear con Felldyne se volvía un poco más rudo: ¿Eso es todo? No sé cómo antes es que tú eras la comandante- Edge reía para incitar a la mujer pez a atacarle con más fuerza, pero ni uno solo de sus golpes acertaba en el esqueleto, finalmente este le dobló la mano dejándola en el piso – ¿te rendirás bacalao podrido?- la soltó en cuanto ella pedía que por favor no le rompiese –ahora vas tu- Edge miró a Berry sentado, el de azul, negó con la cabeza, más el de rojo tomó de su alma y lo atrajo hasta quedar frente a frente, le dejó caer sobre la nieve quedando en el piso ―¡VAMOS ATACA!- Berry se levantaba de la nieve y la limpiaba de su ropa, entonces Edge le empujó – ¡PELEA!- más el pequeño volvió a hacer lo mismo, así se repitió dos veces más, hasta que harto de ver el pacifismo inútil del azulado; tomó a uno de los perros de su alma y lo arrastró desde su lugar, por el rocoso y nevado del piso hasta sus pies –si no peleas conmigo entonces seguiré hiriendo a estos malditos pulgosos- era el deseo de Edge, provocarlo para pelear, sentía que conocía la debilidad del pequeño Berry; más este seguía inmóvil...

Love PuppeteerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora