Un príncipe como tú. (HopeGa)

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Había sido tan cruel la manera en como el guía beta quien los acompañaba, junto a Minyi habían amordazado sus manos y pies. Taparon su boca y sus ojos con algunas vendas. Con un látigo, cada golpe sobre su cuerpo hacia resonar y el ardor, mezaclados con todo el dolor en su cuerpo con cada golpe que recibía, era horriblemente ostigante.

Cansado de eso, solo sintió como su cuerpo desmayado era llevado más lejos del palacio.

Cuando abrió los ojos ,vio todo a su alrededor, escucho a lo lejos olas, y el olor salado inundó su pequeña nariz. Sintió el aroma de Mango agridulce cerca de él y abrió lo ojos sin desdén, percatándose de quién era la persona que estaba sentada junto a él, y era dueña de ese asqueroso dulce aroma.

Sus heridas estaba vendadas, pero dolía sobremanera cuando intento regirse en su lugar para sentarse. Ya no estaba atado, pero sentía tanto el pesar de las amordazadas que aún se sentía prisionero.

-hasta que al fin despiertas, pequeño cachorro... -Minyi se levantó de su asiento y camino, dando un par de pasos más hasta estar totalmente cerca del blanquecino.
-ahora que lo pienso mejor... -llevo una de sus manos alejando un mechón blanco de la cara del pequeño. -no estás nada mal... -su sonrisa siniestra hizo que cada bello del cuerpo de Yoongi se erizará.

Cómo pudo Yoongi se levanto de una cama pequeña en medio de la gran habitación.

Sintió miedo.

-Sabes... Aún no entiendo como no te pueden encontrar... O quizá ni siquiera estén buscándote... Te vez tan lamentable.

-¿Q-que, que... hago aquí?
-yoongi se levantó con pesar y paso su mirada por todo a su alrededor. Vió fuera de una ventana y comprobó ahí, que se encontraban en una playa. Volvió su vista a sus brazos, tenía rasguños rojos y otros morados. Levantó su vista de nuevo y vio a la "princesa" frente a él. Ésta arqueó sus cejas y frunció un poco el ceño sonriendo cínica.

-Yoongi... Desde ahora eres mi Omega. -Sin haber terminado de procesar lo que escucho Yoongi, Minyi se le acercó rápido a su cuello, lo abarcó con sus brazos delgados atrapandolo con fuerza, y clavo sus colmillos hasta el fondo.

Yoongi solo abrió sus ojos en grande, y sin percatar el dolor, y todo lo que sintió dentro dejó caer lágrimas, mojando por completo sus mejillas.

Acababa de ser marcado por una Alfa que ni siquiera concia, y que hasta esté momento odio con todo lo que su ser podía odiar. Su Omega se hizo un ovillo, y lloro de dolor, tristeza y enojo. ¿Donde estaba su Alfa?, ¿Donde estaba Hoseok?.
Su Omega aulló fuerte quebrando en llanto, llamando a su Alfa, llamando a Hoseok... Lo necesitaba... Lo quería... Y lo único que tenía era una Alfa a su lado que solo quería destrozar, quemarla, y que sus cenizas no fueran ni llevadas por el viento y solo ser olvidadas por lo cruel y detestable que estaba siendo...

Yoongi, omitió el dolor de su cuerpo y empujó fuerte a Minyi. Retrocedió un par de paso y calló de rodillas llorando... Había sido marcado por ella. La frustración se hizo presente en su cabeza, todo le dolía. Llevo su mano hasta la marca la tocó y vio la sangre derramarse por su brazo. Empezó a temblar. Ahora sentía más miedo... Quería solo morir. Hoseok jamás se atrevería a verlo de nuevo, estaba marcado, el seguramente lo odiaría, como él se estaba odiando a sí mismo en ese instante. Prefería ahí mismo quedar muerto a regresar y ser rechazado por él Alfa que hasta el día de su secuestro era el dueño de sus pensamientos, y de su lobo interno.

Minyi soltó una risilla burlona -Eres mi Omega, y ahora yo soy  la reina de tu maldito reino. Regresaremos mañana, y... tu y yo cariño, nos casaremos. -Salió de lo que parecía ser una cabaña. No se veía para nada abandonada, más parecía, bien cuidada. Camino lo más rápido que pudo a la puerta y cuando trato de abrirla ésta estaba con seguro. Escucho como un carruaje se iba marchando, se acercó a la ventana que vio antes y miró como el guía se llevaba a Minyi. Tenía que salir de ahí rápido...

Tembloroso paso sus manos en su rostro borrando los rastros de lágrimas.

La ventana no era grande, y estaba sellada, más era de cristal. Vio a su alrededor buscando algo para romperla y salir de ahí. Tomo una silla y la aventó con toda la poca fuerza que tenía haciendo trizas el cristal claro. Cómo pudo salió por la ventana llevándose un par de cristales en su delicada piel blanca, haciéndose daño. Igual no le importó. Solo quería salir de ahí...

Corrió por el bosque, perdiendo de vista el camino, entre más lejos estuviera del camino menos probabilidades tenía de ser encontrado por esa bruja... Trataba de retomar aliento por unos pocos minutos, y luego seguía sin rumbo y sin saber hacia dónde iba. El sol casi se escondía por completo y la oscuridad invadía poco a poco el espeso bosque. Había caminado quizá unas 5 horas, sus pies ya no daban más, no estaba acostumbrado a tanto desgaste físico, sus heridas tampoco ayudaban en nada.

Antes de que oscuresiera por completo todo, vio a lo lejos luces. Se sintió un poco aliviado, y camino más alentado hasta el lugar de donde provenía la luz. Vio unas cuantas casas pequeñas, y al fondo un establo. —Ahí encontraría un caballo, para regresar, y si las personas eran buenas, también información del donde estaba y como podía llegar a su hogar—. Antes de avanzar por el ancho camino hasta llegar al establo, una mano lo detuvo de pronto. Sintió frío y miedo. Volvió su vista al el dueño del acto y solo se quedó callado mientras era examinado por el alto muchacho color nivea y bien parecido.

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