Capítulo 11

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Solo para aclarar, trato de basarme en la época de la época de las colonias, siglo XVI, mas o menos, pero ningún dato es real. Todo es completamente ficción.
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Capítulo 11

Salones...


-Aprovechando nuestra grata reunión... -Dijo el mayor casi como un insulto -...La reina hará una corte muy pronto para discutir ciertos temas que amenazan la tranquilidad de esta sagrada tierra. Ella quiere hablar principalmente contigo... -Haciendo énfasis en la última palabra observó a Arthur con desprecio, una expresión no muy lejana del asco.  Aquél hombre dio media vuelta y comenzó a caminar en alguna dirección determinada. Arthur, se levantó y su mirada se detuvo justo atrás suyo, no había palabras qué decir o que pudiera decir para explicar cómo se sentía al respecto de lo recién acontecido. Entonces, sin más, comenzó a caminar detrás de Sir. Wells, no sin antes hacer un ademán para que le siguieran.

Finian lo siguió y tú a él.

Caminaron por poco tiempo más antes de doblar en un calle donde les esperaba un carruaje no muy lujoso ni extravagante. Welles fue el primero en subir,  Arthur después. Finian dudó por un momento si subir o no, después de todo ¿no resaltarían tú y él demasiado con sus ropas actuales?

Al final decidido intentar subir, pero antes de siquiera poner un pie sobre el escalón plateado de ese vehículo, la actitud pedante de aquél superior lo detuvo.

-Solo nobles... ‐Debido a que las paredes del carruaje cubrían el interior casi por completo, no se lograba ver la figura del capitán, sin embargo su voz impaciente sentenció:
-No me iré sin ellos. -. Al escucharlo tan decidido, un vuelco dentro de tu pecho se hizo presente. Tomaste un respiro para tranquilizarte. 
‐...Como sea. -A regañadientes Sir. Wells terminó por dejarlos subir. Una vez dentro, tus ojos recorrieron aquella caja acolchada. Hace tiempo que no subías un carruaje, los recuerdos volvieron a tu mente. Las llamadas de atención, aquellos comentarios de "Una señorita no se comporta así...". Las risas ostentosamente falsas, el perfume caro y el olor del polvo de maquillaje. Recuerdos nítidos, casi vívidos.

Pero eso ya se había terminado.

El carruaje se echó andar tras escuchar un "¡Hya!" Seguido de un azote al caballo.

Tu mirada se posó en Wells, su rostro regordete y rosado mostraban una total incomodidad, justo como si la peste estuviese frente a él. No te importó mucho. ¿Por qué debería preocuparte lo que pensara alguien como él? Y ojo, que la apariencia nada tenía que ver, si no su actitud llena de arrogancia.
Después de estudiarlo y concluir que era el típico noble que siempre se chupaba los dedos mientras gozaba de dar órdenes sin hacer el mayor esfuerzo que mover su dedo índice, tu vista se movió hacia Arthur. Su vista estaba gacha y, aunque trataba de lucir tranquilo, la ansiedad se encontraba ahí, en sus cejas ligeramente fruncidas. Esa ansiedad presente no solo lo afectaba a él, sino a Finian y a ti.

¿Exactamente a dónde se dirigían?

Pasaron primeramente los minutos en un silencio tan incómodo y lleno de tensión que casi jurabas se podría cortar con un cuchillo. Los minutos pasaron largos y pesados. Cansada de la tensión, levantaste la cortinilla que cubría la ventana. Miraste ese cielo nublado para después notar algo ligeramente extraño. Las calles de aquél Londres no rebosaban de gente, no eran calles ajetreadas para la ciudad floreciente que se veía, tal vez era por la hora o por el día, pero lucía inusualmente tranquila. Sin más, volviste a tu posición anterior. Los nervios crecían cada vez un poco más con forme el tiempo pasaba en silencio. 

capitán (InglaterraxLectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora