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【 𝓁𝓊𝒹𝑜𝓋𝒾𝒸𝒶 wetzel 】

abrí la ventanilla del auto y me puse los lentes de sol para que no me hiciera tan mal, ya que hoy era un día totalmente caluroso en mi pueblo

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abrí la ventanilla del auto y me puse los lentes de sol para que no me hiciera tan mal, ya que hoy era un día totalmente caluroso en mi pueblo.

me faltaba una hora y media para llegar a la casa de mi familia. observaba las sierras de córdoba mientras iba comiendo del tarro de helado, había extrañado muchísimo este mismo recorrido para llegar a donde me crié.

— ¿falta mucho?— no pude evitar preguntar.

después de seis meses en el extranjero estudiando, me había decidido volver a mi país natal, a mis tierras. estuvimos mucho tiempo para decidir el volver o el quedarme en francia, y digo estuvimos porque claramente no había decido irme sola, nicolás que en ese entonces apenas llevábamos dos meses de noviazgo había decidio acoplarse a mi aventura. tenía mi vida un poco organizada; un lindo apartamento que solía pertenecer a familiares de nicolás, amigos, buenas calificaciones. pero me di cuenta que la carrera que estaba siguiendo ya no era lo que quería, comenzaba a volverse tedioso y no veía sentido a seguirla, y ni siquiera había empezado el año.

— no gorda, falta poco.— contestó mi novio a las risas. ya que más de cinco veces en veinte minutos había preguntado lo mismo.

sentí que quería volver a mi país. así que, exactamente hoy a las cinco de la tarde, llegué a córdoba. digo a córdoba porque a balnearia probablemente llegaría a las siete de la tarde o más.

•••

—¡llegó ludo y nico!— desde el interior de la casa sentía las voces de mis sobrinas mientras bajábamos las valijas del baúl.

mientras tenía la última valija en mi mano observaba un poco la casa, todo seguía igual, miles de generaciones pasaban y la casa seguía igual. cada época teníamos una tradición hermosa que era reunirnos en familia y arreglar un poco la casa, como pintar el interior o el exterior, arreglar el jardín, plantar, etc. lo extrañaba tanto.

la puerta se abrió y exactamente todos salieron de allí y casi corriendo con una sonrisa realmente enorme vinieron hacia mí. entre abrazo y abrazo a mis tías se les caían un par de lágrimas, al igual que a mi hermano, abuelos y a mi mamá que era la más emocionada de todos.

—¡por dios, ludovica! cambiaste tanto...— exclamaba mi tía maría mientras me recorría de arriba abajo. el tiempo la había hecho verme así porque yo seguía creo que exactamente igual.

—tiene más pinta de francesa ahora, mari.— dijo una voz y fue imposible no reconocerla. mi papá salió de entre medio de mis dos tías con los ojos brillosos estirando los brazos. yo apenas lo vi fui un mar de lagrimas, no me contuve para nada.

me abalancé con todas las ganas y sentí que morí de amor al sentir que otra vez estaba con él.

— ¿y vos pibe? ni un poco fachero como los franceses te pusiste.— le dijo a nicolás aún abrazado a mí y le sacudió el pelo, obviamente en tono de broma.

deja vú ; luciano vietto Where stories live. Discover now