"DE REPENTE ÉL"

328 26 0
                                    

Ya habían pasado varios días desde que Agoney había conocido a Raoul, pero todavía no había recibido señales de vida de él. El canario no podía ni quería enviarle un mensaje o llamarle, ya que no tenía su número y tampoco desea importunarle con su presencia, así que lo deja pasar y se centra en repasar la canción que estaba preparando para presentar a la clase. Él no quería elegir ninguna canción típica de reguetón que elige todo el mundo, él quería algo más personal e intimo, así podría abrirse un poco más.

Era sábado por la tarde, y el moreno se encontraba sentado en su cama en pijama, con las gafas puestas, los auriculares en las orejas y los rizos algo despeinados, ya que había salido de la ducha. Llevaba casi toda la semana practicando toda la canción, pero cuando llegaba a la última estrofa siempre se le hacía un nudo en la garganta que no le dejaba avanzar. Estaba cantando bajito cuando oye que alguien toca la puerta, se quita uno de los cascos e indica que puede pasar.

Nerea -  Ago, ¿Qué tal llevas la canción? Como me habías dicho que no conseguías acabarla...

Agoney - Sigo igual, chiquitina... Cuando voy a cantar la última parte, me vienen recuerdos a la cabeza y no consigo soltar la voz

Nerea - Yo te ayudo un poco, venga. Ahora solo cierra los ojos y no pienses en nada, yo estoy aquí.

Agoney esboza una pequeña sonrisa asintiendo, para hacerle caso a la menor. Se recoloca en la cama y carraspea la garganta levemente, suelta un suspiro y comienza a cantar.

"Honey, I know, I knowI know times are changingIt's time we all reach outFor something new, that means you too
You say you want a leaderBut you can't seem to make up your mindI think you better close itAnd let me guide you to the purple rain"

Al terminar de hacerlo, abre los ojos y se da cuenta de que es la primera vez que consigue acabarla sin terminar antes llorando. Decide guiar su vista hacia Nerea, la cual posee alguna que otra lágrima rebelde cayendo por sus mejillas. Agoney se abalanza sobre ella y la abraza con algo de fuerza, acariciando su espalda con suavidad.

Agoney - Peque, pero no llores jopeta... 

Nerea - Ago, lo que haces es maravilloso. Tienes una voz única y especial.

Agoney - Muchas gracias, mi amor, eres lo mejor de mi vida

Sin separarnos el uno del otro oímos el timbre sonar, haciendo que nos miráramos extrañados. Ninguno tenía previsto recibir visita hoy, y tampoco es que conocieran a nadie aquí que supiera su dirección. Nerea se levanta de la cama y baja las escaleras en dirección a la puerta, en donde pregunta quién es y va abriendo la puerta algo extrañada. Cuando finalmente descubre quién está detrás de la puerta, suelta un leve chillido de emoción y se pone a hablar.

Agoney no es que sea un cotilla, pero le da algo de curiosidad saber quien era ese extraño que había tocado en su casa. Por lo que en silencio se baja de la cama y se pega en la puerta de su dormitorio para poner la oreja y escuchar la conversación.

Nerea - ¡Qué alegría que hayas venido, no te esperábamos! Pero pasa, no te quedes ahí. Puedes ir subiendo, Ago está arriba en su cuarto.

Cuando escucho que la visita se dirigía a su cuarto, rápidamente se volvió a tirar en la cama haciendo como que seguía practicando la canción. En unos pocos segundos escuchó como unos pequeños pasos se paraban delante de su puerta, viendo como la manija se iba bajando lentamente y haciendo que la puerta se abriera. En el momento en el que levanto la vista de sus papeles, se encontró a un Raoul tímido, con su tupé despeinado y con una sudadera y un pantalón de chándal gris. Agoney lo recorrió con su mirada de arriba a abajo, solamente lo había visto dos veces y ya le habían empezado a revolotear algunas mariposillas por el estómago. El rubio pasó al interior del cuarto y se sentó en el borde de la cama.

Raoul - Perdona por presentarme así de imprevisto, pero como el otro día Nerea me dio vuestra dirección por si necesitaba ayuda con la canción pensé que igual sería buena idea repasarla entre los tres.

Agoney - N... No pasa Raoul, me parece una buena idea practicar juntos (Decía el chico intentando no ponerse colorado) 

Raoul - Para la próxima vez, se vienen a mi casa y así estamos en paz ¿Te parece?

Agoney - Me parece (Río levemente, haciendo que el rubio se contagiara)

Nerea - ¡Ya estoy aquí chicos! Preparé en el salón algo para comer y beber mientras cantamos, que así estaremos más cómodos.

Por un momento maldijo que Nerea hubiera aparecido en ese preciso momento, pero al verla tan amable se le fueron todos los pensamientos negativos hacia ella. El rubio y la pequeña salieron de su cuarto delante de él, bajando hacia el sofá del salón mientras que Agoney iba cogiendo las letras y recogió algo su habitación para bajar con ellos. El canario no lo sabía, pero Raoul se había fijado en que el moreno iba vestido con una camisa con el logo de Plátanos de Canarios y un pantalón corto de andar por casa, además de tener los rizos despeinados. Mientras el catalán bajaba junto a Nerea, no dejó de pensar en esa imagen, haciendo que soltara una pequeña risita acompañada de un "Me gusta verlo desarreglado" susurrado.

Habían pasado toda la tarde entre risas, notas entonadas y algún que otro gallo. Cuando se dieron cuenta, ya era de noche y decidieron pedir para cenar y dejar a un lado los ensayos.

Raoul - No hace falta que pidan la cena, yo debería irme ya y así no molesto más (Comentaba el chico levantándose del sofá

Agoney - Raoul, no molestas para nada. Estamos encantados de tener tu compañía aquí, quédate anda. (Exponía el canario con una sonrisa de oreja a oreja)

Raoul - Bueno, me quedo pero con una condición. Que luego nos vayamos de fiesta los tres (Decía mirando hacia el canario con una sonrisilla)

Nerea - ¡Siii! Venga Ago, vamos. Que desde que llegamos aquí no hemos salido de fiesta ni un día

Agoney - Es que, pequeñaja, sabes que a mí no me gusta salir de fiesta

Raoul - Un día es un día, Ago... Hazlo por mí, va (Manifestaba el chico poniendo un leve puchero en sus labios)

En ese momento, Nerea le dio besos por toda la cara agradeciéndole que aceptara salir a una discoteca. El rubio, por su parte, se puso a recoger los platos y vasos para dejar hueco para la cena y agradecerles la tarde que habían pasado juntos. Agoney se encontraba en ese momento en un mar de sentimientos, nunca había pensado en volver a salir de fiesta luego de todo lo que le había pasado en Tenerife, pero por otro lado tenía ganas de volver a ir a una discoteca. Pero, de una cosa sí estaba seguro, de que la mejor manera de volver a hacerlo, era con la compañía de Raoul

Quererlo por Causalidad - AlfXRaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora