Capítulo 15: Interés

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“Sentir impotencia emocional no es malo, es humano y una parte necesaria en la vida para alcanzar el éxito…”

No tenía caso mentir cuando era tan obvio, por lo que soltó el aire que retuvo por un par de minutos, sintiendo su garganta cerrarse ante varios recuerdos que aparecían en su mente. Uno tras otro como un desfile interminable de imágenes que le hicieron pensar en él.

—M-Mikoto es… es mi madre…

—Espera… ¡¿qué?! —chilló Deidara incrédulo—. ¿Por qué nunca me lo dijiste? Oh, por dios, tienes que presentármela.

—Eso lo explica todo. Tu madre era una diosa, no había nadie como ella a la hora de modelar, actuar y es que ¡prácticamente hacía de todo! Y su voz, oh Dios, su dulce voz era la de un ángel —suspiró cerrando los ojos, mostrando una expresión afligida y soñadora—. Aunque no entiendo porque desapareció del medio hace como diez años, justo cuando su carrera estaba en lo más alto, Milán, Francia, todos la querían. Ella era la estrella en la semana de la moda, acaparaba cámaras, marcas, todo. Ella era grande pero no hubo despedida a su nivel, solo una carta de su abogado —la suave voz de Hashirama lo hizo sentirse nuevamente tan culpable que solo pudo bajar la cabeza—. Sasuke, ¿aceptarías modelar un poco? —sonrió—. Estoy seguro que lo harás de maravilla, después de todo lo llevas en la sangre.

—No, yo…

—Él acepta —Deidara le cubrió la boca con las manos mientras le rodeaba con un brazo y se acercaba a su oído—. Tienes que decir que sí, es una gran oportunidad, para ti… para ambos.

Hizo un puchero tan desesperado, que a Sasuke le fue imposible negarse a lo que le estaba pidiendo, aun si era una locura, sin embargo, eso no evitó que fulminara al alfa con la mirada, haciendo que lo soltara con una mueca nerviosa, y justo estaba por volver a negarse, consciente de que el tal Hashirama no le insistiría, cuando aquel raro alfa le sonrió complacido e incluso diría que encantado.

—Está decidido y cuanto antes lo hagas, mejor —canturreó llamando a Neji por teléfono, exclamando varias cosas al mismo tiempo.

No tenía idea de cómo es que había pasado, pero ese par lo arrastro hasta el estudio, en donde una hermosa mujer terminaba de posar para la cámara, entregándole a un chico el perro que momentos antes cargaba, suspirando con cansancio mientras se marchaba de ahí saludando a Hashirama. Y antes de que Sasuke pudiera protestar, el mismo chico que tomó al perro, le entrego un gato y lo hizo sentarse en un enorme almohadón con forma de tomate que sinceramente enamoro al pequeño omega, cuyos ojos brillaron, apretujando entre sus brazos al pequeño gatito.

No lo pensó, fue instintivo el recostarse mientras alzaba al gato y sonreía hermoso al recibir una caricia en la mejilla con la naricita húmeda del felino, volteando hacía donde había estado Deidara, con una expresión digna de un infante, ignorando los reflectores y el insistente flash de una cámara que no dejaba de apuntarle al rostro cada que se entretenía por el gato, lo esponjoso del almohadón o llamando al alfa que fingía ignorar su voz.

—¿Quieres un almohadón así? —preguntó Deidara tras un par de minutos, caminando hasta él, siendo abrazado por un sonriente Sasuke que parecía haber olvidado todos sus problemas y que no dudó en jalarlo para que se sentara a su lado, besando contento su mejilla.

—Y un gato —pidió observando al felino ronronear.

—Eres incluso más hermoso que ella… —alabo Hashirama.

De un momento a otro, el encanto terminó trayéndolo a la realidad de golpe, logrando que Sasuke se sonrojara violentamente, levantando al felino para cubrir su rostro, deseando que la tierra se lo tragara. Escuchando aún, el insistente sonido del flash, proveniente de unan mujer alfa bastante hermosa, de largo cabello rojo, intrigantes ojos y figura de ensueño, aunque todo su atractivo quedaba en el olvido al contemplar su pálido rostro.

NamikazeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora