Capítulo 20: Keyframe

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A veces te odio por amarme tanto, otras… me aterra la idea de perderte, incluso creó que en cualquier momento caeré en la locura… porque mi amor por ti es irracional, primitivo y lleno de torpeza, pero también es sincero y devoto, porque cada suspiro de amor nace de mi alma sincera –H.E

Después de tanto tiempo, finalmente sentía algo de paz. Su alfa sonreía como idiota al saber que pudo lograr un acercamiento con aquel precioso omega que, de un momento a otro, necesitaba como el mismo aíre para seguir vivo, y su lado humano estaba incluso peor, sin embargo, en medio de toda esa alegría, existía una latente preocupación y un miedo irracional por lo que estaba sintiendo Itachi, cuyas emociones parecían una tormenta que arrasaba con todo y amenazaba con hundirlos si no hacía algo.

Maldijo en voz baja y piso el acelerador mientras una sensación extraña se extendía por su pecho. Porque conocer lo que pasaba no lograba tranquilizarlo, mucho menos al saber dónde estaba Itachi, comenzando a tener una idea de lo que planeaba, soltando un suspiro lleno de preocupación porque solo había solucionado el menor de sus problemas. Aún quedaba pendiente el posible embarazo de Minato, lo cual debería ser una maravillosa noticia, sin embargo, era todo lo contrario porque su salud peligraría, pero lo peor era Itachi y su rechazo a ese omega.

—Uno a la vez ttebayo... uno a la vez —susurró en cuanto llegó a su departamento, abriendo la puerta principal con cautela mientras todos sus sentidos se ponían alerta.

—Pareces ladrón en tu propia casa.

—Tú eres el verdadero ladrón —contestó impaciente, caminando hasta el bar en donde diviso a Itachi—. ¿Desde qué horas estas aquí?

—Desde que salí de trabajar, ¿te molesta?

—Sabes que no —levantó unas botellas del piso y se sentó junto a él, quien no dudo en recargarse sobre Naruto—. Solo me intriga… y me preocupa que no quieras pagarme más adelante todas las botellas que te tomaste.

—¿Te preocupan las botellas que me bebí, la cocaína que encontré en tu mueble de noche o yo?

—Sabes la respuesta —gruñó de mala forma, suspirando rendido cuando Itachi dejo el vaso en el suelo y se sentó a horcajadas sobre sus piernas—. Ita… ¿ya te había dicho que drogado eres un incestuoso?

El nombrado no respondió, simplemente se limitó a abrazar a Naruto por el cuello, hundiendo sus dedos en la espesa mata de cabello rubio mientras se concentraba en el relajante aroma que desprendía su mellizo, entonces levantó la vista, perdiéndose en los fascinantes ojos azules, cuyo brillo le llamó la atención y le impulsó a inclinarse aún más contra él, rosando sutilmente sus labios con los de Naruto, quien lo sujetó de la cintura y lo atrajo aún más hacía su cuerpo, correspondiendo el beso de forma hábil. Un beso extraño, carente de pasión, pero lleno de una extraña necesidad.

Sabía que no podía explicarlo. Estaba drogado y ebrio, aun así, era consciente de sus actos, de sus manos que se aferraron al cabello de Naruto con desespero y de los fuertes brazos que sujetaban su cintura mientras sus bocas se movían en armonía, iniciando una danza extraña, carente de lujuria, deseo o morbo por estarse besando con su propio hermano. No era más que instinto primitivo y solo hasta que el aplastante dolor de su pecho cedió, fue que terminó el beso, negándose a levantarse, consciente de que no tenía que dar explicaciones porque él sabía sus motivos.

—Naru…

—¿Te sientes mejor ttebayo?

—No lo entiendo —susurró desganado, dejando caer su peso sobre Naruto.

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