Capítulo 21: Moksha

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“En el fondo, yo sabía que no lo había vivido todo… me faltaba vivirte a ti…”

Amaba Italia, actualmente era su hogar, pero una parte primitiva y olvidada de su fracturada mente, deseó estar rodeado de vegetación, adoptar su forma animal y correr hasta perderse como una sombra en la espesura del bosque. Al mismo tiempo, su fantasía se empaño con el sombrío recuerdo de su infancia, del terror que amenazaba con volverlos locos.

Aquel llanto rogando por ser rescatados, junto a la soledad cruda y desgarradora que los envolvió cuando se dieron cuenta que eran ellos contra el mundo. Viéndose obligados a esperar mientras sus aun infantiles pensamientos, dictaban que habían sido abandonados sin miramientos, entonces ocurrió. Se fragmentaron.

Naruto y él habían sido solo unos cachorros cuando quedarón marcados a un nivel más allá de lo físico. Ahora odiaba la naturaleza de forma visceral. Es intolerable, pensó cuando la pantera le arañó desde dentro, gruñendo mientras deseaba salir para olvidarse del terror absurdo que comenzaba a hacer estragos en su psique. Pero si lo hacía, si cedía aunque sea un poco, el felino que moraba en su interior tomaría el control porque parecía que su parte humana era incapaz de llevar las riendas de su vida.

Lo sabía, estaba a un paso de la demencia, pero se obligó a creer que era normal, que su falta de control era solo pasajero y no un signo de que pronto, su humanidad sería relegada y sería sustituido por su alfa. Gruñó en desacuerdo, todos experimentaban el miedo a lo largo de su patética vida; y al igual que él, evadían la realidad cada que había una oportunidad.

La diferencia es que él era letal. Y cada vez había menos humanidad en su mirada colmada de astucia felina, llenándose de planes complejos para evadir sus decisiones autodestructivas, porque iba a acabar fracasando una y otra vez, era un hecho. De un momento a otro, creyó haber escuchado la voz de su alfa. Un gruñido potente y salvaje que vociferaba en su contra.

Itachi suspiró, sabiendo que estaba acorralado a causa de un miedo inexplicable y latente. Tan solo seguía arruinándolo y arruinándolo por más que se esforzaba en hacer las cosas de forma “coherente”. Era un completo idiota, incluso la palabra cobarde le quedaba bien en esos momentos, donde detuvo su auto frente a un edificio de ocho pisos.

Pensando en que no debió prometer ir a buscarlo… al menos no tan pronto. Incluso esperar una semana más se le hacía jodidamente tentador. Volvería a poner el auto en marcha, daría media vuelta y se largaria de ahí. Listo, nadie sabría que era un cobarde de mierda y podría seguir con su maldita vida, atormentandose por un omega ajeno que aparecía hasta en sus sueños.

Todo era una mierda, no solo su cabeza. Gaara era su omega, suyo para protegerlo, marcarlo y amarlo con un devoción nacida de algo primitivo e incomprensible. El problema es que su pasado le repetía una y otra vez que merecía morir solo y su alfa no paraba de joderlo porque se estaba matando de manera estúpida, al negar el vínculo con aquel chico que anhelaba apretujar entre sus brazos y no soltar, porque lo consideraba su bendito complemento.

Pero nada en esta vida era fácil. Estar con Gaara comenzaba a sonar absurdo porque no podía aparecer de un momento a otro en la puerta de su casa y saludarlo como si fuera un simple amigo cuando deseaba estrecharlo, sentir su calor y saborearlo de forma lenta, consciente de la situación y del otro alfa de nombre Shukaku. Un bastardo que de una forma u otra había robado lo que por derecho le pertenecía y estaba a punto de recuperar.

No puedes… susurró su lógica.

Maldijo una vez más, se frotó el rostro con ambas manos y rodó los ojos en cuanto su celular vibro anunciando un nuevo mensaje que vio sin muchas ganas, sonriendo irónico ante las palabras de su hermano que le dieron el impulso que tanto le hacía falta. Y es que ese simple: ¿qué esperas? fue suficiente para terminar con la incertidumbre que venía atormentándolo desde hace días con la sombra de un pasado que anhelaba eliminar de su memoria.

NamikazeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora