C.2

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Termino de aplicar una tenue capa de rubor a mis mejillas para concluir mi maquillaje, no por ser las empleadas significaba que debíamos vestir un uniforme, la señora Rosalie nos ordenó vestir un mismo vestido del mismo color a todas las mujeres, y a los hombres, incluyendo chóferes, una camisa del color de nuestro vestido, que en esta ocasión era Rojo.

Ella se encargó de decir al principio de la fiesta quienes eran las encargadas de las bebidas y demás.

Lo fastidioso era que también tendríamos que utilizar zapatos de tacón, claro que como mujer me gustaba usarlos pero no para caminar de aquí para a allá toda la noche!.

Algunos de los muebles de la sala fueron movidos a otros lugares para que hubiera más espacio, como si de por si no hubiera espacio, por algo se llama M-A-N-S-I-Ó-N.

Cada una de nosotras y otras dos chicas que contrató la señora Rosalie, traíamos una charola de metal redonda con algunos bocadillos y algunas copas con un loquito amarillo que juraría que es pipí reciclada.

Iugh!.

Caminaba entre las "finísimas" personas ofreciéndoles bebidas o bocadillos mostrando una sonrisa de cortesía, algunos se tomaban la molestia de decir que no pero otras, como una tipa dientes de sable decían cosas como "lárgate de aquí sirvienta", "no ves que estamos hablando" y algunas otras me ignoraban.

En verdad uno se encontraba de todo tipo de gente en este lugar. Las felicitaciones hacia el señor Máximiliano y la señora Rosalie no se hicieron esperar en toda la fiesta.

Sonrisas falsas por aquí, sonrisas falsas por acá. De verdad que no entendía a este tipo gente.

Estaba tan sumida en mis pensamientos que no me di cuenta que un chico venía caminando en mi dirección y obviamente chocamos haciendo que tirará la charola. Gracias a Dios que ya no traía nada pero el estruendo de esta al caer, hizo que la música para y todas las miradas se fijarán en mi y cuando do digo TODAS es TODAS, es decir, la mirada enojada de la señora Rosalie agregada.

Me agache rápidamente a recogerla pero unas manos más toscas que las mías la levantaron primero.

-Oh, lo lamento mucho. No me fijé por donde iba y-

-No se preocupe, con su permiso.

Quería salir de ahí, no quería seguir siendo el centro de atención de las personas que en este momento se encontraban cuchicheando como señoras de vecindad.

La misma mano, del mismo chico tomo mi muñeca sin lastimarme para evitar que me fuera.

-Lo siento si, no te molestes por favor.

-No estoy molesta joven, solo tengo que ir por más bebidas y bocadillos para las demás personas.

-Cómo te llamas?. -Preguntó ignorando mi comentario anterior.

-Lexie. Lo siento pero el deber me llama. -Le di una sonrisa de lado que me respondió de igual manera.

No me había dado cuenta cuando habían vuelto a poner la música aburrida, y me alegraba porque ya no estaba toda la atención en mi.

Camine hacia la cocina con los nervios a flor de piel sabiendo que la señor ame iba a dar un tremendo regaño.

Dicho y hecho, cuando entré por la puerta de la cocina la señora Rosalie me estaba esperando ahí de brazos cruzados y con el seño fruncido evidentemente molesta.

-Señora....

-Es que no sabes sostener una simple charola?. -Dijo interrumpiendome.

-Si, solo que un chico se atravesó y-

-No quieras culpar a otros de tus errores Alexa. -SI, en realidad mi nombre real es Alexa pero detesto que me llamen de esa manera, lo odio. Y ella lo sabe.

Aprieto mis manos haciendo qué mis nudillos se tornen blancos sin embargo, no respondo.

- La única razón por la que estas aquí es por Teresa, antes no podía hacerlo pero ahora no dudes que por cualquier error o falta de respeto te despida. Estás advertida. -Dijo y camino a su estúpido paso elegante saliendo de la cocina.

Estaba enojada y frustrada, pero aún más estaba furiosa. Odiaba con todo mi ser que me llamaran Alexa. No tiene que ver con alguna estúpida niñez de que simplemente no me gusta el nombre, por favor, dejen eso para los de primaria!.

Tengo veintitrés años, y desde que tengo memoria he tenido que trabajar en lugares incluso no aptos para niños, debido a la prostituta y adicta de mi "madre" tuve que pagar el precio yo, como?. Me vendió.

Me vendió con un viejo rabo verde que me violó cuando tenía doce años, doce malditos años. Después de dos años "viviendo" con ese tipo supe que mi madre no pudo pagar sus deudas y por tanto pago el precio con su vida. No sentía cariño alguno hacia esa mujer, me dió la vida si, pero madre es la que cría no la que sólo da vida porqué de ser así, cualquiera sería madre.

Un año después debido a una llamada anónima la policía logró sacarme de ahí, arrestando a ese malnacido por maltrato y violación a una menor. Me dejaron en un orfanato hasta que cumplí los dieciocho, la mayoría de edad, en ese entonces estaba en México.

Tuve tiempos duros, lo admito, no cualquier joven de dieciocho años sin estudiar, sin hogar y sin familia le es fácil salir adelante. Entonces conocí a Teresa.

Una mujer de lo más linda y cariñosa posible, estaba de vacaciones en México cuando la conocí, el hambre y la ansiedad estaba sobrepasandome que intente robarle, estaba llena de amargura, odio y rencor. Entonces me ayudó a ver las cosas de otro modo, me enseñó el lado positivo de todo, de las personas, del ambiente que me rodea y el de mi misma.

Me adoptó como su hija y me llevo a vivir a Chicago, donde desgraciadamente tres años después falleció. Su pérdida me dejó con un dolor horrible en mi pecho, ella se había convertido en mi madre, ella era mi todo.

Teresa había trabajado para la familia Maddox como cocinera y Nana del joven Samuel y la señorita Jane. Me recomendó con los señores de la casa y ellos aceptaron, de eso hace tres años.

Y ahora heme aquí!. Conocí a personas increíbles que ayudan a olvidarme de mi pasado y vivir el presente. No debo guardar rencor y odio hacia alguna persona ya que eso debe quedar como es, en el pasado.

Marta ha Sido una de mis más grande apoyo, su apoyo materno e incondicional me hace quererla más.

Todos aquí piensan que mi madre era Teresa, nunca sabrán que mi verdadera madre fue una adicta y prostituta que me vendió para pagar sus deudas.

Preferiría marcharme de aquí a soportar sus miradas de asco y decepción.

Sobre todo una mirada, aquellos ojos azules no soportaría que me mirara así, me mataría.

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LAS FALTAS DE ORTOGRAFÍA SE CORREGIRÁN AL CONCLUIR LA HISTORIA

Otra historia de Amor © | PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora