Capítulo 5
Los días pasaron lentamente y Ash seguía en cuidados intensivos, el mismo día de la tragedia Max había sido el encargado de informarle a Eiji de la situación de su amigo, este le había asegurado que volaría de regreso tan pronto como pudiera, en su voz se denotaba toda la preocupación y en las lágrimas que derramaba toda su tristeza, pero los vuelos estaban copados así que no consiguió pasajes si no hasta tres días después, en el hospital todos esperaban su regreso, pero siguieron sin hacer muchos reclamos por la tardanza del japonés, sabían que no era fácil viajar desde tan lejos, estaban seguros que si algo le faltaba a Ash en este momento eso era la compañía de Eiji.
Max y su esposa se comportaban realmente como los padres de Lynx, lo cuidaban tanto como podían y se hacían cargo de los tramites administrativos, aprovechaban el mayor tiempo posible que pudieran pasar a su lado, aunque había muchos haciendo fila por visitarlo, los Glenreed lo bañaban, lo cambian y atendían tan bien como les era posible, pero pronto Jessica tuvo que volver a su casa para poder estar con su verdadero hijo, pese a la tristeza que sentía dejar a su nuevo entre comillas hijo, extrañaba mucho al pequeño que se encontraba en otra ciudad.
Al tercer día del ingreso de Ash al hospital llegaron un par de carros blindados, luego un equipo de guardaespaldas se bajó, en medio de este iba la última persona que alguien esperaba que llegara a visitar al enfermo, su cabello largo ondeó por el pasillo y sus filosos y atrayentes ojos se posaron rápidamente sobre Max al llegar a la sala de espera.
-¿Dónde está él?- Yut-Lung Lee preguntó sin rodeos, mientras le daba ordenes en chino a su guardaespaldas, para que custodiaran las entradas.
-¿Hey ni un saludo?- bromeó Max mientras extendía sus brazos como si fuera a abrazarlo, Yut retrocedió y uno de sus macancanes se atravesó en forma defensiva, movió los ojos con desespero.
-No estoy aquí para verlos a ustedes, necesito ver a Ash, quiero ver con mis propios ojos que aun no ha muerto- mientras hablaba uno de sus guardias habló con un médico y rápidamente les indicaron la habitación, parecía que el líder de los chinos podía manipular todo su entorno a su antojo. Todos los chicos de la sala volvieron a hacer un desorden total, reclamando que a ellos no los dejaban ingresar, pero a Lee si, aun así las enfermeras que se habían acostumbrado a tratar con ellos los contuvieron rápidamente.
En la habitación el chino caminó directamente a la cama, tomó a la cara de Lynx y lo giró con brusquedad- si no moriste espero que despiertes como el demonio que eres- le susurró y nuevamente salió sin decir otra palabra.
El jefe del clan Lee Salió como entró, no habló con nadie y solo le dirigió una mirada gélida a Sing y dejó con su visita mayor tensión entre los chicos de ambas bandas, era evidente que solo vino para cumplir uno de sus propios caprichos, mostrar sus respetos escondidos en rivalidad, al lince que aun vivía.
En horas de la tarde Max saltó prácticamente de su asiento al recibir un mensaje a su celular, sonrió de oreja a ojera al leerlo y se despidió pronto de todos los chicos prometiendo que regresaría pronto con una sorpresa, sin dar ninguna explicación y dejando en la sala a todos los jóvenes confundidos y algo ofuscados.
Max lobo tomó un taxi con destino al aeropuerto, llegó pronto y muy emocionado, caminó rápidamente hasta las llegadas internacionales, miró su reloj, había llegado demasiado pronto, caminó un rato por los pasillos mientras escuchaba el conocido sonido de los aeropuertos, la voz femenina de fingida amabilidad daba los arribos y las salidas, vio las largas filas de personas estresadas y muy molestas de los vuelos nacionales, un hombre peleaba con un funcionario de la aerolínea porque su silla no quedaba en la ventana y una señora peleaba con su propio equipaje porque excedía el peso limite, Max caminó por última vez por el pasillo y pudo ver en las pantallas de vuelos internacionales lo que tanto esperaba.
Al llegar a la puerta de arribo se ubicó entre muchas personas con carteles que esperaban a extranjeros, pensó que tal vez el también necesitaba un cartel, tal vez algo con el nombre del japonés, o con un "bienvenido" en letras gigantes, pero realmente no era posible que Eiji no lo reconociera hace poco se habían visto y habían pasado aventuras y peligros juntos. A lo lejos pudo ver la oscura cabellera del joven japonés, esperó un poco mas mientras pasaba por los respectivos controles, cuando por fin lo vio alzó sus brazos para saludarlo y no perderse entre la multitud de carteles que se elevaban indicándole a muchos japoneses que salían por la puerta, cual era el lugar indicado para ir, Max pensó en el mito de que todos los japoneses se venían iguales, esto podría ser verdad para los demás, hombres en trajes grises con portafolios grandes y pequeñas maletas, molestos por el largo viaje o familias pequeñas que venían ya vestidos de turistas, con sus cámaras de fotografías colgadas al cuello tal vez los que parecían super modelos de revista, hombres y mujeres deslumbrantes que robaban todas las miradas, pero no era así para Eiji, el chico aunque sencillo desprendía un aura amable y brillante a su alrededor, aunque en esta ocasión caminaba cabizbajo y pensativo.
Cuando Eiji por fin salió, traía su mirada baja y una pequeña maleta, al ver a Max levantó su cara pero no pudo ni fingir una sonrisa, Max pudo ver como sus ojos estaban completamente hinchados y su aura amable y cálida era ahora triste y temblorosa, seguramente estuvo llorando todo el camino pensó Max, así que cuando lo tuvo cerca no pudo más que abrazarlo con fuerza, el joven respondió el abrazo llorando un poco, como si dejara salir algo del gran dolor que cargaba.
Pronto llegaron de vuelva al hospital, en el camino Eiji no dijo mucho, solo limpiaba de vez en cuando alguna lagrima que quería escapar, pero aunque no dijera nada, su cara era como un claro cristal a su mente, podía verse la tristeza y la preocupación que traía, hasta su sentimiento de culpa se lograba vislumbrar por sus acciones, siempre había sido tan claro que ahora le era casi imposible esconder sus sentimientos. Ya en la sala de espera pese a que ocultaba su cara fue reconocido por todos, y pudieron ver sin duda alguna el dolor que oprimía su pecho, los chicos de Ash se lanzaron a abrazarlo y pasó prácticamente por todos los jovenes recibiendo fervientes abrazos y gestos de alegría, estaban realmente felices de verlo, Eiji era una parte importante ya de la organización de su banda. Cuando llegó al lado de la sala en donde estaban los chinos, Sing pasó sus brazos por su cuello y lo abrazó con fuerza, bajando a su altura al japonés, el chico comenzó a llorar mientras Eiji se mantenía con una sonrisa triste, no cruzaron palabras si no miradas en las cuales se trasmitieron los sentimientos que ahora los embaragaba, cuando por fin se liberó de la ola de abrazos le pidió a Max que lo acompañara a ver a su amigo, este habló con el médico de turno y luego de insistirle y casi rogarle logró el permiso especial para ver nuevamente a Ash.
Eiji caminaba por el pasillo, desde que había recibido la noticia del grabe estado de Ash sintió como si su alma cayera en un gran vacío, negro y desprovisto de calor, no había dormido adecuadamente, siempre que cerraba sus ojos volvía al gran vacío en el que parecía encontrarse, se giraba y se movía pero parecía que la oscuridad lo rodeaba y lo mantenía preso, pese a abrir los ojos sentía un negro velo cubriendo todo, ahora ese pasillo por el que caminaba parecía ser la salida de la oscuridad, pero en ese momento se le hacia demasiado largo, luchaba por seguir sin tambalearse y sin desfallecer pero el nudo en su estómago se hacía cada vez mas apretado, no quería ver a Ash sufriendo, pero quería ver a su amigo nuevamente.
Al llegar a la habitación la encontró vacía, buscó con la mirada por todas partes a Ash, pero no lo hallaba, hasta que se fijó en la mata de cabello rubio y desordenado en medio de las sabanas blancas y los muchos cables y luces que la rodeaban, sus ojos se desbordaron en lágrimas y se lanzó sobre su amigo, no podía contener su llanto y desbordó todo su dolor mientras Max lo veía desde la puerta, los gritos y llantos del chico japonés le partían el corazón.
Eiji tocó la cara de Ash, lo asustó a sobremanera lo frio que se encontraba, miró su pecho y se tranquilizó un poco al verlo respirar aparentemente con normalidad, besó su frente y volvió a llorar al no encontrar una reacción, ¿estaría así para siempre? ¿viviría? ¿estaba sufriendo? Eran las preguntas que se agolpaban en su mente, pero no se atrevía a hacer, posó con suavidad su mano sobre la del otro joven y se sentó, luego de gritar y llorar, solo se quedó en silencio, dejando caer sus lágrimas sin siquiera hacer esfuerzo por contenerlas, le dolía ver así a su amigo, pero estaba feliz de verlo respirar, de sentir su corazón palpitar, aunque estuviera en tan mal estado aun estaba con él, su amigo seguía viviendo aun no se iba a ese lejano lugar donde nunca podría alcanzarlo.
he modificado este capítulo, me dí cuenta de la poca calidad que tenía y les pido mis sinceras disculpas!!
estoy preparando un Fic de YOI... pero ese lo avanzaré un poco antes de subirlo para no demorarme tanto
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Nuestras almas, nuestras vidas
FanfictionEste es un fic del anime de Banana Fish, contiene un gran spoiler porque parte del ultimo capítulo de la serie, así que si aun no la han visto vayan, disfruten de esa gran obra y luego vienen y leen mi fic Aclaro que los bellos personajes y la tram...