Capítulo 10

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Capítulo 10

La habitación se había lleno con un intenso olor dulce y profundo que salía directamente de la tarjeta, la noche parecía mas cálida de lo normal y el cuerpo de ambos se encendía sin control

-No se que tengo, siento tanto calor- dijo quitándose la camisa y dejando su torso desnudo, estaba inesperadamente sexy con su mirada algo perdida.

-Eiji algo en la tarjeta te está afectando, tiene una especie de droga- le dijo intentando detener sus brazos que se envolvían en su cuello, pero el japonés no le prestaba atención.

-Qué dices? Mi corazón late muy rápido- le dijo con voz melosa y sensual tomando la mano de Ash para llevarla a su pecho para que sintiera el latido de su corazón, pero de manera aparentemente inocente rozó su pezón con la misma dejando salir un gemido.

-Por favor Eiji para- Intentó retirar su mano sin que el otro lo permitiera, si era sincero consigo mismo estaba completamente excitado con la situación, podía reconocer el olor y los síntomas de aquella droga china impregnada en la tarjeta, pero era incapaz de detenerlo, tomó a Eiji por la cadera acercándolo a su cuerpo, haciendo que su erección choque con la de este, muchos gemidos intentaron escapar de la boca del japonés pero Ash la cerró con un beso demandante.

Sus cuerpos empezaron a desinhibirse aumentando mucho la intensidad del beso, las caricas recorrían sus cuerpos y los miedos habían desaparecido, Eiji se sentía soñando, sentía su cuerpo tan caliente y libre que no podía pensar con claridad y pese a que Ash era consciente de la droga que los afectaba el cuerpo demandante y sensual de Eiji le hacía perder la cabeza.

Besaron tanto sus labios que estos quedaron rojos, mordieron chuparon y lamieron todo lo posible, sus manos viajaron tan rápidas que sin saber como la camisa de Ash salió volando, era la primera vez que se tocaban así tan cercanos, tan íntimos, tan ardientes, la primera vez que se comían a besos, la primera vez que saltaban la barda del miedo, estaban dispuestos a entregarse por completo, obnubilados por la pasión desbordante que se les salía de las manos, ya no hacía efecto ninguna droga más que el deseo de sus cuerpos, cuando el ruido de la puerta abriéndose los alertó.

Los años de entrenamiento hicieron que Ash reaccionara rápido y pusiera a Eiji tras el, mirando con ferocidad al intruso, sus ojos aún empañados de deseo no reconocían a quien estaba frente, Eiji empezaba a salir de la bruma mientras la vergüenza subían rápido por su pecho desnudo.

-Hey si tuvieras un arma ya tendría una bala en mi cabeza- Dijo una vos conocida, mientras se habría paso.

Blanca recogió del piso una camiseta y se la pasó a un totalmente avergonzado japonés que intentaba esconderse tras un cojín.

Luego le pasó la camisa a Ash mientras este lo miraba molesto- Cierra tu pantalón, te aseguro que no quiero que me dispares con el arma que llevas allí- le dijo riendo, Eiji corrió escabulléndose hacia el baño, sin poder tolerar la vergüenza.

Lynx suspiró con una sonrisa en el rostro, se sentó como estaba, con la camisa aun es sus manos y su pantalón desabrochado.

-A qué debo la interrupción?- preguntó intentando estar tranquilo pero el asesino experto podía leer su decepción, el miedo y la excitación vibrando en sus ojos verdes y filosos.

-En verdad no quería interrumpir un momento tan sublime como este, solo el gran Eiji puede logra lo que veo en tus ojos- dijo con una media sonrisa – pero debo hablar contigo, no puedes ir a prisión, Adriani, Morales y el Ruso tienen hombres allí, te matarán, venía a convencerte de lo contrario, mañana debes comparecer –

El lince lo pensó un momento y sonrió- el plan sigue, pagaré los años que sean seré libre- tomó un suspiro quitando completamente su falsa actuación y abrochando sus pantalones- lo hago por él seré el hombre que él merece- habló mirando hacia la puerta hacia donde se escabulló el japonés, Blanca dejó escapar una sonrisa cansada.

Nuestras almas, nuestras vidasWhere stories live. Discover now