Capitulo 2

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Capítulo 2

Estaba en su casa jugando a lanzar la pelota con su hijo cuando recibió una llamada un tanto extraña, miró el número en que aparecía y no era un número conocido, su cuerpo entero se tensó y miró hacia afuera de las ventanas, no había nada raro, pero se había acostumbrado a ser paranoico y estar prevenido siempre, con mucha cautela tomó el celular y contestó, al escuchar la familiar voz desde el otro lado se calmó, un ingles bien manejado pero con un marcado acento japonés, como olvidarlo, pero no dejó de serle extraño, el número que aparecía era de un teléfono satelital, así que supuso que lo estaba llamando desde el avión.

-¿Llegaron tan pronto? Preguntó en modo de broma, pero la voz algo preocupada desde el otro lado lo preocupó aun mas- ¿Que busque a Ash y para qué?- después de escuchar la explicación que le daba entendió mejor, pero un mal presentimiento lo tomó también a él, en el momento no podía ir el mismo a buscar al chico, además ¿dónde lo encontraría? Sería como buscar una aguja en un pajar, más teniendo en cuenta que probablemente este bien escondido dados los sucesos recientes, la policía debe estar tras su rastro, aun así prometió encontrarlo, después de terminar la llamada se quedó pensando, ¿cómo encontraría a ese chico? Luego lo recordó y tomó el teléfono rápidamente, no había nadie mejor que los chinos para reunir información.

Los sucesos recientes habían sido bastante caóticos, muchas bajas y muchos recursos desperdiciados, además de que habían atraído demasiada atención hacia ellos, con la caída de la mayoría de la Familia Lee, Chinatown estaba mas inestable y Yut Lung no se comportaba como un buen líder, parecía una niñita caprichosa a quien le habían quitado su juguete favorito y solo hacía berrinche en su habitación, sin la cabeza funcionando el cuerpo estaba desmoronándose, aunque Ash había logrado juntar a todas las pandillas de la zona, no bajo su mando mas bien en una comunidad con una relativa paz, lo cual le había dado a todos unos cuantos días de tranquilidad.

Sing se encontraba hablando con Cain, en las vías abandonadas del metro, con todo lo que habían pasado se formó algo entre ellos, no una amistad si no un camaderísmo, algo para sobrevivir, porque pese a que se habían salvado de una buena, aun seguía mucho por delante y las calles distaban de ser lugar seguro. Estaba pidiéndole ayuda para tratar con un cabo suelto, Lao ya no pertenecía a la pandilla pero no quería dejarlo vagar por allí, lo necesitaba junto a él, porque pese a todas las discusiones era su hermano y quien había estado a su lado todo este tiempo, Caín le confirmaba que al parecer Lao había desaparecido de la ciudad, ninguno de los chicos lo había visto nuevamente.

Sintió su celular en su bolsillo y lo respondió pronto al ver el nombre del contacto en la pantalla.

-¿Que busque a Ash?- se levantó de la llanta donde se encontraba y caminó por la habitación, Max le explicaba que era un pedido de Eiji y que por alguna razón lo había dejado con un muy mal presentimiento, el chico solo asentía, hace muy poco había dejado a Ash cerca de la biblioteca central, así que seguirle la pista desde allí no sería difícil, se despidió rápidamente de Caín y salió a su búsqueda, no podía negarse a un pedido del japonés, así el intermediario fuera Max.

Al llegar al lugar no lo encontró, pero no fue mucho lo que buscó para darse cuenta de que la policía rodeaba un cadáver en un callejón, se acercó de manera cautelosa y lo vio, era Lao su hermano, le habían disparado a quemarropa y muy efectivamente, el cadáver aun tenía en su mano un cuchillo ensangrentado, Sing pudo sentir un escalofrió terrible subir por su cuerpo, no podía acercarse porque la policía estaba por todas partes pero estaba seguro de que fue Ash, algo se lo decía tal vez la eficacia de la herida, o la precisión que tenía ese disparo pese a estar muy cerca, parecía haber muerto casi de inmediato y el charco de sangre a unos pasos de su hermano le indicaba que Ash estaba herido, algo de lo cual aun no se percataban los policías. Dio unos cuantos pasos hacia atrás antes de empezar a correr pero al alejarse solo unos metros pudo ver en el piso unas cuantas gotas de sangre, los policías seguían demasiado distraídos con el cuerpo como para verlas, pero Sing pudo seguirlas, no le costó mucho para saber a donde se dirigían, entró a la biblioteca rápidamente, con cada segundo el pecho le dolía más, estaba seguro que Ash estaba en alguna parte, herido o tal vez muerto, intentaba alejar ese pensamiento mientras corría por los pasillos pese a los llamados de una funcionaria que intentaba detenerlo, al llegar a la sala de lectura pudo verlo, estaba allí quieto tumbado en una mesa, una chica de la biblioteca se alejaba de él mientras sonreía, pero Sing podía ver que no respiraba, seguramente tenía mas experiencia viendo personas muertas que la bibliotecaria.

Al llegar a su lado, le tomó el pulso rápidamente, rogaba a cualquier dios poder encontrarlo aun con vida, los segundos se alargaban y aun no sentía pulsaciones en su cuello, el olor de la sangre llenaba todo alrededor, pudo ver la carta entre sus manos y el camino de sangre hacia el piso, había un charco rojo muy grande entre sus zapatos, temblaba y rogaba mientras esperaba sentir un latido, hasta que por fin lo consiguió, débil y lejano el pulso de Ash aún se percibía, la bibliotecaria de antes se acercó nuevamente ante la intromisión del extraño e iba a decirle que no hiciera ruido en la biblioteca pero este le gritó.

-llame al 911 este hombre está herido- la chica se asustó demasiado pero tomó su celular y marcó a emergencias, después de allí todo trascurrió rápido, los paramédicos llegaron pronto y se encargaron de Ahs y lo llevaron al hospital, Sing fue con ellos y mientas estaba en la ambulancia contactó a Max, este casi cae de la silla donde se encontraba al confirmar que los temores de Eiji eran completamente ciertos, quería informarle al japonés pero eso no serviría de nada ahora, así que se levantó de su asiento y le contó todo a su esposa, tan rápido como pudieron salieron hacia el hospital, les esperaban un camino largo pero no podían dejar solo a Ash, luego de dejar su hijo con una vecina de confianza tomaron el auto y se encaminaron hacia Nueva York.

Nuestras almas, nuestras vidasWhere stories live. Discover now