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Joseph Dunn.

Las salas de los hospitales nunca se han caracterizado por ser acogedoras y al entrar en el box correspondiente, Joseph, observó que esta no iba a ser la excepción.

Un hombre en silla de ruedas se encontraba mirando el pequeño televisor que había en esa sala. Joseph tomó el control entre sus manos y escuchó lo que estaba viendo.

– La gente lo describe como un ser superior, capaz de atacar a la gente como si fuera un animal fue el que secuestró a tres niñas y ahora posiblemente el responsable de la muerte de más personas encontradas durante esta semana; su nombre es Kevin [...] – y la tele se apagó.

– No deberías ver eso. No deberías tener privilegios como estos, menos con tu condición – dijo Joseph colocando el control en un mueble con altura. El hombre de tez oscura se giró para verlo.

– ¿Sigues creyendo en los súper héroes, Joseph? – no recibió respuesta – tu padre y yo somos poderosos. Somos iguales y a la vez distintos, al igual que él y la chica que sobrevivió deben tener algo en común.

– ni tú ni mi padre tienen poderes, deberías ya saberlo.

– Por más que lo repitas no lo puedes negar. Él sobrevivió – dijo mientras observaba a Joseph inyectaba en su piel la vacuna que contenía el sedante que lo haría dormir hasta el día siguiente – sino tuviera poderes ¿cómo explicas que se enteró que yo había provocado todos esos accidentes? – Joseph lo ayudó a pararse de la silla e instalarlo en la cama – si le hubieras disparado le habrías mandado al hospital, pero él no hubiera muerto.

Joseph lo vio cerrar los ojos. El sedante había hecho su efecto y ahora estaba durmiendo. Continuó con los demás paciente, fingiendo que las palabras de Elijah no le habían afectado en lo absoluto.

La chica que la bestia dejó ir. [SPLIT - fragmentado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora