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Se sentía nerviosa, no sabía si iba de acorde con la cena o debía cambiarse el vestido por uno de color negro pero sentía que flotaba. La sensación, esas mariposas no se iban y sus manos sudaban. Tiffany la veía desde el marco de la puerta, en su interior sabía que su mejor amiga estaba viéndose con alguien porque jamás se había arreglado tanto para una cena, la castaña se acercó para ayudarle con su peinado y una vez listo sonrió.

—¿Y quién es él que te llevará a cenar?—le preguntó.

—¿Por qué asumes que es un chico?

—¡Vamos! ¿Una chica?—Tiff y Jo rieron.

—Te lo diré cuando llegue.

Dicho esto Tiffany no siguió preguntando y se sentó en la cama. Jolene se retoco el labial y vio el mensaje que le había enviado Patrick diciéndole que ya estaba abajo esperándola. Jolene le dijo a su amiga que no llegaría tarde y salió dem departamento.

Patrick lucía un traje de color negro, su cabello algo despeinado dándole un toque sexi al conjunto. Vio salir a Jolene y se bajó del auto para abrirle la puerta. Ella lucía muy linda esa noche.

—Luces muy bonita— le dijo una vez dentro del auto.

—Tú tampoco luces mal—ella sonrió.
Aunque estaba nerviosa quería disimularlo. Aún no sabía donde irían.

—¿Así que me veo feo sin traje?

—Yo no quería decir eso—se sonrojo—, solo... dios, te ves más guapo de traje, me gusta—se llevo las manos a la cara.

Patrick sonrió y se conmovió lleno de ternura. Jolene parecía una adolescente.

—Esta bien, solo bromeaba.

—¿Estoy vestida de acorde a la ocasión? No sabía que ponerse y pues no tenía nada más. Y como no me dijiste donde íbamos...

—Estas hermosa, Jolene.—la interrumpió él, ella volvió a sonrojarse.
—Creo que contaré las veces que te sonrojes esta noche.

La cara de Jolene ardió más cuando escucho eso.

—Ya, ya— sonrió.—Mejor dime dónde iremos.

Patrick había echo una reservación en uno de los mejores restaurantes de la ciudad con varias actividades antes de la cena.

—No, te darás cuenta cuando llegues.

Jolene se cruzo de brazos, el recorrido no fue tan largo quizás de unos veinte minutos en auto ya que estaba alejado un poco de la ciudad. Cuando llegaron Patrick le dio las llaves al chico del servicio y entro con Jolene de la mano al edificio. Por dentro todo era de ensueño. Los recibió la señorita de recepción preguntándoles si estaban registrados por lo que el pelinegro respondió que si, les indicó como se iba a manejar la noche y subieron a los saloncitos VIP.

—Disfruten del show, señores Jane.

Jolene se sintió un poco incómoda ya que ellos no eran novios y ya la estaban llamando por el apellido de Patrick.

—¿Te gusta?— Patrick tomo asiento a su lado.

La sala estaba llena y la función comenzaría en unos minutos más. Estaban completamente solos allí, eran los únicos en el balcón.

—¿Por qué somos los únicos que estamos aquí?

—Creo que compre todos los pases para nosotros— sonrió.

—¡Oh! ¿Se puede hacer eso?— indagó incrédula.

—Sí, es bueno tener dinero.

Jolene asintió, las luces del lugar bajaron totalmente y la función comenzó. Después del ballet pasaron a la sala de degustación de vinos, Jolene conoció un poco más de la bebida y admiraron un poco del arte de producir dicha bebida.

—Es maravilloso, jamás había probado tantos en una sola noche.

—Creo que te gusto más de lo que creí.

—Estas en lo cierto— se sentía un poco mareada por lo que se apoyó en el brazo de Patrick.

—Vamos, es hora de comer.

Su mesa estaba algo alejada de los demás dándoles la suficiente privacidad para hablar confiadamente.
Una de las razones por las cuales Patrick había elegido ese restaurante era por la privacidad que otorgaban en no dejar pasar a ningún fotógrafo. Anteriormente ya había estado envuelto en un escándalo amoroso y no quería arriesgarse de tal manera otra vez. Por aquello se había ido a un pequeño pueblo en Italia donde vivió tres años hasta que su padre lo obligó a volver.

—Si tuvieras la oportunidad de escapar a otro país, ¿cuál sería y por qué?

—Creo que sería Suiza— respondió Jolene—, hay un pequeño cantón allí que es de ensueño y me quedé enamorada o quizás Italia.

—¿Sabes hablar idiomas?

—Solo tres, Inglés, italiano y español.

Patrick sonrió. Era lindo verla hablar tan despreocupada siendo ella misma, sin muros, sin nadie interrumpiendo.
Comieron dándose miradas cómplices mientras sonreían y charlaban sobre su infancia, adolescencia y parte de su vida adulta. Patrick se abrió con ella un poco contándole su relación con sus padres y allí mismo le confesó que era adoptado al igual que Kim.

—Si lo creía pero jamás te pregunte por pena, además no sabía que tenían un hermanos más.— confesó Jolene.

—Sí, Jimmy es el mayor, yo soy el segundo y Kim el tercero. Somos distintos pero nos supimos llevar desde que llegué a la casa Jane.

—Tengo un hermano mayor, vive en Londres. Él si pudo escapar.— sonrió triste.

—¿Y por qué no fuiste con él?

—No quería dejar solos a mis padres aunque los vea una vez al mes.

—¿Enserio? Pensé que los veías siempre.

—No, me independice hace mucho y bueno, ellos se dedicaron a viajar por el mundo.

—¿Y ese es tu sueño?

—Quizás, aunque seguramente cuando mi papá no pueda más me dejará los negocios de la familia.— se encogió de hombros, ellos tenían una pequeña empresa asociada con las grandes pero sin ser muy reconocida.

Patrick le contó sobre su estadía en Italia pero no le dijo el verdadero motivo por el cual se regresó. Al terminar la noche Jolene se sentía demasiado feliz, jamás había disfrutado tanto.

Patrick regresó un poco tarde, entró a su habitación encontrándose con Kim sentado en su cama.

—Al fin llegaste— le dijo Kim.

—Fue una buena noche— sonrió.

—¿Esa chica sabes que estás comprometido?

Patrick se tensó al recordar un poco al escuchar aquello, había olvidado todo eso por esa noche y allí estaba Kim recordándole la mierda de vida que viviría si se casaba con Grace.

—No, se lo diré pronto.

—El tiempo corre, Patrick. No dejes que te gane. Esa chica no merece ser tratada así.

—Lo sé, lo haré, te lo prometo.

[...]

Defectos ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora