Cap 2. Comiezo del Mal

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Harry de 8 años....

Mi vida ha sido un sinfín de maltratos. Desde pequeño, mi tía me ha obligado a hacer las tareas de la casa, tratándome peor que a un sirviente.

Recuerdo bien aquel día extraño. Mi primo intentó golpearme, pero una luz extraña me envolvió. Escuché voces, aunque no las recuerdo claramente. Desperté en un lugar desconocido, rodeado de seres que no conocía. No podía hablar ni moverme, como si no hubiera dormido en días. Esta sensación no era nueva para mí; la había vivido incontables veces. Volví a caer en la inconsciencia y no recuerdo mucho más de eso.

Cuando desperté, me encontraba en una habitación tan grande que podría caber la casa de mis tíos dos veces. Momentos después, un pequeño ser apareció en la habitación, diciéndome que debía bajar a desayunar. Cuando intenté hablar, ya no estaba. Me levanté y salí de la habitación, encontrándome en un lugar tan grande como la escuela de mi primo. El ser apareció de nuevo, diciéndome que lo siguiera. Lo extraño era que me llamaba "joven Peverel". No conocía ese nombre, pero lo seguí.

Llegamos a un comedor con una mesa tan grande que podrían sentarse 50 personas. El pequeño ser me señaló la silla en la cabecera de la mesa y me dijo que me sentara allí. Al hacerlo, la comida apareció de la nada. Sin saber qué hacer, pregunté al ser qué debía hacer. Me dijo que comiera lo que quisiera y nuevamente me llamó "joven Peverel". Le pregunté qué significaba eso, pero solo desapareció. Me serví algo de comida y, cuando terminé, el pequeño ser volvió a aparecer y la comida desapareció.

Le volví a preguntar qué significaba aquello de "joven Peverel". Me contó que ese era mi apellido y que yo era su amo, pero que comprendería mejor cuando visitara Gringotts. Pregunté qué era eso y me dijo que era un banco en el mundo mágico. El ser me dijo que me preparara para salir, que él me llevaría allí y que en ese lugar sabría mi historia. Algo de todo esto me olía mal, pero creía que tenía que ver con mis padres. Le pregunté al ser qué era y cómo se llamaba. Me respondió que era el jefe de los elfos de la noble casa Peverel y que yo era su amo. Me dijo que se llamaba Leo.

Leo me volvió a repetir que me preparara para salir. Le dije que no tenía ropa y nuevamente me guió a la habitación en la que estaba. Allí me dio una muda de ropa rara y también un anillo. Me dijo que me diera una ducha, que me vistiera y que luego me pusiera el anillo. Seguí al pie de la letra lo dicho por Leo. Al ponerme el anillo, sentí un dolor insoportable, como si me quemara. Grité tan fuerte que los vidrios de la habitación se rompieron. Leo apareció al primer grito y me quitó el anillo. Cuando me recuperé, me dijo que después de la visita a Gringotts me lo volviera a poner. No entendía nada. Luego de eso, me dijo que me daría tiempo para recuperarme antes de salir

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