Cap.: 8 parte 2

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(Pensamiento de Harry o algun otro personaje)
| Subconsciente de Harry|
Nombre de algún personaje seguido... Significa cambio de narrador.
/Significa que algún personaje responde a una pregunta, acción o interrumpe al interlocutor actual/
[Algún personaje habla para si mismo]
Inicial significa Diálogo entre los personajes presentes.
{ Nota del autor}

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Narrador omnisciente:

"Harry, hijo, debes despertar. Hay alguien a quien quiero presentarte."

"Mmm, padre, ¿qué haces aquí?"

"Hola, hijo. Ha pasado tiempo, ¿no es así? Dime, ¿cómo te estás tomando todo esto?"

"Bien, diría, aunque todo es muy confuso aún. No sabría decirte con exactitud qué siento en este momento, pero todo está tranquilo por ahora. Dime, ¿a quién querías presentarme?"

"Hijo, ella es tu abuela. La conocen en nuestro mundo como Leidy Magic."

"¿Qué tal te encuentras, querido? Siento no poder estar allí contigo para lo que va a suceder en unas horas más. Quiero que te tomes todo con calma. Cuando vayas mañana al banco, pídele a Gringotts que te lleve a hablar con Arlyel. Cuando te pregunten por qué sabes de él, solo dile que tu abuela te lo pidió. Él lo comprenderá. Ahora que sé que estás bien, debo irme. Hablaremos dentro de unos días, pequeño."

"Hijo, debemos irnos. Y una última cosa: mañana múdate al castillo en Roca Dragón de la familia Targaryen. Esta mansión la intentará atacar la Orden de la Luz. Cuando despiertes, usa tu varita para ir al banco. Solo debes pensar en él y hacer el corte. Antes de hacerlo, sella la mansión Peverell. Ellos no deben entrar aquí. Pídele a los elfos que te muestren cómo sellarla y luego ordénales que la defiendan. Corre, hijo, queda poco tiempo."

Harry:

Desperté exaltado y muy sudado. Apenas puse un pie en el suelo, recordé lo dicho por mi padre. Llamé de inmediato a Leo y le dije que la mansión estaría bajo ataque, que debería mostrarme cómo sellarla. Asintió de inmediato. Mientras me cambiaba a toda prisa, agarré mi varita y lo seguí. Apenas empezamos a correr, sentí los ataques a la barrera de la casa. Llegamos a un cuarto blanco con runas y una piedra negra en el centro. Leo explicó que debería poner mi mano en la piedra y hacer que mi magia corriera en ella. Lo hice de inmediato y sentí como algo se conectaba conmigo. Sentí y pude ver a todos los que perpetraban el ataque. La casa reconoció y se adaptó a mi poder, dejándome en claro que no podrían derribar los escudos. Una vez sellada, le di la orden a Leo de que defendieran la casa. Aún con mi mano en la piedra, pude ver cómo los elfos se posicionaban en distintos lugares alrededor de la mansión y comenzaban a atacar a cualquiera. Retiré mi mano de la piedra y llamé a Aiden, Dirar y Bemus. Aparecieron ante mí al instante.

"Mi señor, nos ha llamado. ¿Qué podemos hacer por usted, amo?"

"Esta mansión está bajo ataque. Quiero que me escolten al banco Gringotts de inmediato."

"Como usted ordene, amo."

Narrador omnisciente:

De esta forma, nuestro joven Morte apareció en medio del banco, siendo rodeado por tres entes que irradiaban peligro para cualquiera que los viera. La antesala del banco quedó en completo silencio cuando los tres tomaron una forma más definida, mostrando así a tres bellos jóvenes con grandes alas blancas que rodeaban a un joven alto de piel blanca como la nieve, que llevaba puesto un traje negro como la noche y una corona en la cabeza que brillaba tanto o más que las alas de sus guardianes. El goblin que logró ver al joven, al reconocer el escudo tallado en la corona, se postró a sus pies y, de esa forma, los demás goblins lo hicieron también, reconociendo que el príncipe de la muerte estaba ante ellos con sus emisarios. El joven, aún sin comprender qué había pasado, se dirigió a sus guardianes para querer preguntar qué había ocurrido cuando un hombre alto con alas negras se dirigió a él llamándolo príncipe Morte. El hombre luego se postró ante él y los guardianes quedaron sorprendidos al ver que el primer guardián creado por la mismísima muerte estaba ante ellos.

Harry:

Ver a aquel hombre postrado frente a mí, con la cabeza agachada y una rodilla en el suelo, me dio escalofríos, más aún cuando empezó a hablar.

"Joven amo, por fin he podido encontrarlo. Siento mucho mis modales. Me presento: yo soy Dae, uno de los generales de la muerte. Estoy aquí porque me ha llamado. ¿Qué es lo que desea de mí, mi amo?"

(Escuchar eso me dejó perplejo. ¿Cómo que general de la muerte? ¿Qué diablos acaba de pasar? ¿Cómo es que yo lo he llamado?)

"Siento escuchar eso, Dae, pero yo no lo he llamado. A no ser que hayas sentido mi llamado cuando convoqué a mis guardianes. ¿Ustedes saben algo de esto, Aiden, Dirar, Bemus?"

"Mi señor, lo que dice Dae es cierto. Tal vez cuando nos convocó usó demasiada magia, por ello logró llamar al general de la muerte. Ellos normalmente no aparecen por aparecer y, por lo que veo, su abuelo también sintió su magia. Por eso está vestido con los trajes de un príncipe de la muerte. Dae, ¿cómo es que ustedes no se han presentado ante el amo?"

"Esperen un momento, ¿cómo que estoy vestido con el traje del príncipe de la muerte? ¿A qué viene eso?"

"Mi señor, mire por usted mismo."

(¿Qué está pasando? Debo admitir que este traje es bastante bueno y la corona con las guadañas no me molestan, pero ¿qué significa que soy un príncipe de la muerte? Esto se pone cada vez peor. Ahora falta que empiecen a entrar clientes al banco.)

"Aiden, Dirar, Bemus, gusto en saludarlos. ¿Cuánto ha pasado? ¿Unos 300 años desde la última vez que nos vimos? ¿Qué tal están los demás? Y en cuanto a su pregunta, no sé qué responder. Es la primera vez que siento el poder del amo. Algo debe estar bloqueándolo. ¿Lo han revisado ya?"

"¿Por qué hablan de mí como si no estuviera presente? ¿Y cómo es eso de que algo está bloqueando mi poder? ¿Cómo es que no salió nada en los análisis de Gringotts?"

"Mi señor, lo sentimos, pero no estamos seguros de ello. Pero creo que debemos salir de aquí. Es hora de que el banco abra. Hablaremos con más calma en otro momento. Ahora debe realizar lo que le pidió su abuela. Ya estamos al tanto de ello. Vendremos junto a usted cuando esté con Arlyel. Nosotros nos retiramos, mi señor."

(¿Cómo es que hacen para retirarse así como si nada? Aparte, no responden mis preguntas. Voy a darles una lección a estos tipos luego. Por lo que veo, Dae, tú no te has ido. ¿Qué me dices? ¿Respondes tú a mis preguntas?)

"Lo siento, mi señor, pero eso lo hará su abuelo a su debido tiempo. Yo también me retiro, pero dejaré con usted a dos de mis tenientes para que lo protejan. Ellos estarán con usted de ahora en más. Hasta la próxima, mi señor."

Cuando Dae se fue, aparecieron dos figuras encapuchadas y se postraron ante mí. Luego se descubrieron los rostros, dejándome ver a un hombre y a una mujer más oscuros que la noche, con los ojos rojos y el cabello blanco. Lo único que dijeron fue: "Estamos para servirle, mi amo." Al darme vuelta hacia uno de los goblins para pedir hablar con Gringotts, aún los vi postrados. Cuando pedí hablar con él, solo asintieron y se retiraron muy rápido de allí. Esto está empeorando a cada segundo. ¿Cómo es que resulta que ahora soy un príncipe? ¿Cómo pasé de una vida de maltrato a una vida de sorpresas? Si esto sigue así, no me voy a aburrir de ser mago.

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