Capítulo 6

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Punto de vista de katie

¡Dios mio! Tiene que haber alguna locura en el aire.
¿Qué esta mal con la gente en estos días? Los lunes son generalmente complicados, pero hoy fue un record.

En preparación al tráfico y mi nueva discapacidad en acción, me desperté horas antes de tener que estar en el trabajo. Hoy elegí ir con algo que no era formal; lindos jeans y sueter ajustado. Completé el look con un par de botas de tacón alto y una chaqueta de cuero recortada.

En general, las personas se vestían casualmente en la oficina si iban a estar todo el día. Al igual que planeaba hacer hoy. Todos estábamos vestidos de esta manera, excepto aquellos empleados administrativos que vestían trajes, faldas y abrigos de colores y una amplia joyería llamativa. Parecían arboles de navidad con patas.

Odiaba los lugares donde hay un código de vestimenta muy rígido. Prefiero lugares que te permitan trabajar en la primera cosa que encontraste en la mañana. Eso encaja perfectamente con mi estilo de vida.

Mi auto no era automático. Me gusta una caja manual, había algo emocionante al respecto. Lamentablemente no puedo conducir así que llamé a un taxi. Desde que llegué a la oficina apenas he terminado ningún trabajo. Nadie parece comprender que con un brazo y sus interrupciones iba a estar aquí toda la noche.

He hecho más que dar explicaciones sobre el estado actual de mi brazo. He respondido las preguntas de Gerald y Ryan, Eva de contabilidad, Paul de recursos humanos, Jack del departamento legal, Lisa la secretaria de Gerald e incluso de la señora cuyo nombre no sabía pero que siempre viene a media mañana para ofrecernos un café.

Me pregunté si no sería más prudente enviar un correo electrónico a toda la oficina para explicarles que sí, una vampiresa me rompió el brazo. No, no voy a presentar cargos contra ella. ¡Fue un accidente!

¿Nadie a ha oido alguna vez que un perro muerda porque estaba asustado o acorralado?. De acuerdo, comparar a un vampiro con un perro es un poco subestimado, pero simplemente estaba pensando en como ambos tienen un instinto agudo de supervivencia. Muchas veces, cuando se sienten atrapados o en pánico, muerden primero y luego evalúan la situación.

¿Realmente es tan difícil creer que fue un accidente?
Eran maquinas letales, pero después de todo, los humanos también atacan a las personas, ¿No?. Son más fuertes, más rápidos y tienen colmillos, pero también matamos para comer, o mejor aún, vamos al carnicero para comprar carne ya muerta para comer. Digamos que son asesinos y nosotros no. Yo diría que por reglas de la naturaleza somos los peores de los dos. No matamos a otras personas para alimentarnos de ellos. Y nuestros cuerpos no estan cableados para matar. Pero acabamos haciendolo.

Imaginemos que por un segundo ridículo que las barras de chocolate ahora viven y caminan, hablando entre nosotros. No se cono podría evitar tomarme un bocado de ellos. De hecho, solo la idea me hace agua a la boca. La idea hizo que me riera sola mientras miraba en el cajón de mi escritorio.

Mi jefe Ryan Portman asomó la cabeza por la puerta.

-Estás de buen humor.- sonaba como si esa observación le resultara sorprendente, aunque agradable. Ryan Portman era un buen jefe. El mejor que he tenido.

Alto, cuerpo mantenido, ya de cabellos grises, mostrando el paso de sus cincuenta y cuatro años. En esos años ha logrado tanto. El construyó Portman Inc. desde cero. Apenas había terminado con la Universidad en ese momento. Años después le ofreció a Gerald una colaboración.
Esa asociación había sido fuerte durante quince años, durante el cual crecieron y crecieron. Pasaron de una pequeña empresa a una gran empresa con una clientela impresionante.

Su éxito monumental no había llegado a su cabeza y en los cuatro años que he trabajado para él, siempre me ha tratado con respeto como si fuera uno de sus colegas y no su subordinada.

Andrew tuvo la desafortunada suerte de tener a Gerald como su jefe. Gerald era lo contrario de Ryan. Él no era antipático, pero nosotros nos sentíamos mucho menos cómodos y pensé que nunca se le había pasado por la cabeza contar un chiste o reírse de uno. Trabajar para él no debe ser fácil.

-¡La tristeza no paga las cuentas Ryan!

-¿Tienes mucho trabajo que hacer?- parecía preocupado. Se acercó a mi escritorio para echar un vistazo a mi carga de trabajo.

-Algunas veces tomo la oportunidad para hacer todo lo que requiere eso en un solo día. Hoy me dedico al teléfono.

Él me dio una amable sonrisa.- Si no tienes nada que urgente que hacer ¡Ve a casa y disfruta!- Parecía nervioso.

Miré el reloj, eran las 3 pm. ¿Qué demonios?

-Ryan, no estoy enferma, puedo trabajar- Hizo una mueca extraña.

-bien, pero no te quedes demasiado tarde. A las 5 en punto quiero que te vallas a casa y descanses un poco.

Lo miré mientras se alejaba. ¡Extraño! Parecía que quería voltearse a verme sobre su hombro. Creo que todos estamos un poco locos aquí.

Me concentré en lo que aún tenía que hacer. Los presupuestos para los proyectos de rehabilitación tuvieron que ser examinados. También tuve mucho contacto con clientes potenciales que tuve que revisar. Han estado en mi escritorio por algún tiempo.

Encontré una poción cómoda en la silla que me ofreció algo de soporte al yeso en el brazo. Me hundí en mi trabajo y nisiquiera vi pasar las horas
-¿Qué estas haciendo todavía aquí?- Levanté la cabeza para ver a un impaciente Ryan delante de mi. Su enfoque se había escapado completamente de mi atención.

-¿Qué? ¿Que hora es?

-8:30 te dije que salieras de aquí a las 5. Todos los demás ya se han ido a casa ¿Que estás haciendo aquí todavía?
Tenía una mirada muy irritada. No creo haberlo visto nunca tan enfadado. Nada sobre su comportamiento de hoy tenía sentido. ¿Desde cuándo un jefe se enoja porque su empleado trabaja hasta tarde?

Decidí no discutir. Era obvio que no me quería aquí.

-Me voy- Apagué el portátil, agarré mi bolso y caminé hacia la puerta.

-¡Nos vemos mañana!- Parecía aliviado ¡Extraño, muy extraño!

Entré en el ascensor e intenté encontrar mi teléfono en mi bolso sin fondo y gigantesco para llamar un taxi. Ya estaba fuera del edificio y no pude encontrarlo. Vacié el bolso y nada. ¡Maldita sea!

Me di la vuelta para caminar por las puertas automáticas que ya estaban cerrando. No había manera de volver a entrar en el edificio ¡Vamos! ¿Como se suponía que iba a llegar a casa?

Había otra entrada a través del estacionamiento y di la vuelta al edificio. Sabía que Ryan no me quería en el edificio.

Así que tenía un plan:

Entrar en mi oficina, recoger el teléfono y escabullirme sin ser vista.

Me deslicé por la rampa hasta la entrada del parque. Noté que había tres autos atrás. Dos de ellos los conocía bien. Pertenecían a Gerald y Ryan. Al lado había un auto desconocido, un BMW Z5, negro con ventanas tintadas, ¡Muy de alta gama!

Corrí hacia el ascensor, pero vi que las puertas se estaban cerrando así que retrocedí y las sostuve con la mano derecha para evitar que se cerraran del todo y quedarme encerrada en el edificio. Cuando se abrieron las puertas salí corriendo.

Alguien estaba en el ascensor. Él era extremadamente alto. Cuando mis ojos finalmente lo encontraron, lo primero que salió de mi boca fue ¡Oh mierda!. Era él, Eric Northman.

Holaaaa, la demora ha válido la pena, espero que les haya gustado el capítulo de hoy.

No olviden votar, comentar y compartir la historia, besooos.


Sombra de luna // Eric NorthmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora