(¡¡LIBRO TERMINADO!! Pero cuenta con una segunda parte, puedes encontrarlo en mi perfil.♡)
¡Reacciones de los Diaboys!
¡Escenarios románticos, tristes, de humor, etc!
¡Especiales, frases y el festejo de los cumpleaños de los Diaboys!
¡Imaginas de...
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Abajo hay un pequeño aviso, les agradecería que lo leyeran :3
Mukami Ruki:
Mi hijo me había pedido que lo llevara a una librería para comprar unos libros que necesitaba para una investigación de la escuela. Sin dudarlo, acepté. Él estaba complacido y muy concentrado escogiendo sus libros, algunas veces se acomodaba sus lentes para poder ver bien los títulos de las portadas y enfocaba una pequeña lupa que traía para observar los grabados en las mismas.
De vez en cuando me pedía ayuda para escoger el libro que tuviera el mejor contenido. La verdad me fascinaba lo apasionado que sonaba al momento de tomarlos de los estantes. Terminó de escoger y nos fuimos. Llegamos al estacionamiento e íbamos a ponernos en marcha para regresar a casa pero él paró en seco y empezó a buscar algo en sus bolsillos.
— Diablos. — mascullo él — Olvide mi lupa en la librería, ahora vuelvo. — dijo para salir del auto.
— Aquí te espero, no tardes. — le dije antes de que cerrara la puerta.
Cuando pasaron algunos minutos divisé su figura por el retrovisor, pero en eso una camioneta se estacionó detrás de él y salió un hombre que lo sujetó por la espalda. De inmediato comenzó a forcejear con aquel sujeto.
No esperé ni un segundo más y salí del auto. Le arrebaté de los brazos a mi hijo para después propinarle un golpe directo en su diafragma para dejarlo sin aire. Él se inclinó hacia adelante y yo aproveché para darle una patada en el rostro.
— La próxima vez que intentes cometer otra estupidez como esta, piensalo dos veces imbécil. — mencioné con furia.
Mi pequeño me tomó de la mano asustado y me lo llevé al auto. Al entrar sólo le di un beso en la cabeza y manejé rumbo a nuestro hogar.
Mukami Kou:
Mi linda hija se moría por ver cómo era mi trabajo detrás de cámaras, así que la llevé al set de grabación en la empresa para la que trabajaba. De inmediato se convirtió en la sensación y el centro de atención, tanto por ser mi hija como por lo bella y simpática que era. Obvio se parece a mí.
Mientras grabábamos, le dije que se quedara en mi camerino bajo el cuidado de una empleada, ella sin rechistar aceptó. Le advertí que no desobedeciera a la chica hasta que yo llegara. Me fui tranquilo a hacer mi trabajo sabiendo que ella estaría bien y fuera de peligro alguno.
Al terminar con la grabación fui por mi hija para irnos a cenar.
Cuando estaba llegando a mi camerino, vi a la empleada, que dejé que cuidara a mi hija, con una expresión de confusión en su rostro.
