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Capítulo V. Noticia.

El humor de Boruto no era muy bueno, o al menos así podía verlo su pequeña hermana. No pasaban ni diez minutos sin que el rubio gruñera y murmurara cosas incomprensibles para ella. Su madre había hablado con ella algunos días antes, justo después de que su hermano saliera de casa luego de un arrebato de ira del mismo, pero siendo sincera no entendió muy bien lo que intentaba explicar. Entendía que su hermano estaba enojado con su padre. Entendía que su padre amaba mucho al tío Sasuke, pero lo mantenía en secreto. También entendía que su madre había descubierto el secreto hace tiempo, pero había preferido no decir nada.

Quería creer que esa era la razón del mal humor de su hermano. Aunque no llegaba a comprender del todo el porqué. Ella también amaba al tío Sasuke y hasta ahora eso no había ocasionado problema. Agradecía internamente el que su padre no se apareciera por la casa. No quería ser testigo de la furia del rubio menor contra el mayor. Pero le lastimaba ver a su madre tan perdida, con los nervios a flor de piel y pendiente al teléfono, posiblemente por la ausencia de su padre.

Boruto volvía a pasar frente al televisor. Era su quinto recorrido por toda la vivienda desde que se había levantado esa mañana. A la pequeña Himawari empezaba a molestarle, y no le molestaba demostrarlo.

-¡Podrías dejar de pasearte por toda la casa con cara de estreñido! ¡No dejas ver la televisión en paz!

Y como si de una bofetada se tratase, el rubio freno en seco, volteando hacía su querida hermana quien tenía la cara roja y las mejillas infladas en señal del más adorable puchero.

-Sí. Lo siento- su voz temblaba.

Sabía que enojar a la menor no era una gran idea. De la nada su curiosidad lo llevó a centrar toda su atención en la peli-azul.

-Oye, Hima.

-¿Sí?

-Tú… crees que papá aún ama a mamá.

-¡Claro que la ama! Papá siempre se preocupa de mamá, al igual que de nosotros.

-Bueno, es cierto que papá siempre se ha preocupado por nosotros. Pero no crees que no es un amor… ¿real?

Boruto se acercó al sillón en el que su hermana se encontraba, sentándose y obligando a la pequeña a voltear a verle, ignorando su caricatura.

-¿Real?

-Sí, ya sabes. Del que hace que la gente se vuelva tonta. El que hace que las personas no puedan dejar de mirar con brillos en los ojos al otro. Del…

-¿Como el del tío Sasuke por papá?

La cara del rubio se deformo por la sorpresa.

-¿Es que tú también lo sabías?

-¿Saber qué?

-¡Lo de papá!- la voz infantil empezaba a mostrar lo alterado que se encontraba. No quería creer que su hermana también pudiese haber guardado algo como eso.- ¡¿Tú lo sabías?!

-Yo no sé nada- chilló asustada la menor.

-Entonces… cómo…

-Bueno, es que el tío Sasuke siempre ve a papá de una forma diferente. Y papá también se muestra más dócil con él.

Boruto no sabía cómo reaccionar. Su hermana aceptaba todo con tanta facilidad. Seguramente no entendía lo que decía, después de todo sólo era una niña, pero eso no hacía más que alterarlo. ¡cómo podía su padre destruir el mundo de un infante con tanta facilidad? ¿Era tanto el amor que tenía por el Uchiha? ¡No! Se negaba a creerlo.

-Hermanito- la dulce voz preocupada de la oji-perla llamó la atención del rubio- Dime… ¿Qué es realmente lo que te altera?

La interrogante tomó desprevenido a Boruto. ¿QUé era lo que lo alteraba? ¿El hecho de que sus padre engañara a la buena de su madre no era suficiente? Pero cómo explicarle eso a una niña. Estaba dispuesto a hacerlo, pero los ojos de su hermana lo hicieron pensarlo mejor ¿realmente era eso?

-Dime Boruto, ¿por qué te molesta tanto que papá y tío Sasuke se amen?

-Son hombres…

-No, sé que no es eso. Mamá siempre nos enseñó que el amor se da de distintas maneras y en diferentes circunstancias, y a tí nunca te molestó la idea de que dos hombres pudieran amarse- su mirada era intensa, profunda. Decidida a hacer a su hermano refleccionar- Así que dime, ¿qué es?

Boruto no sabía qué responder. Muy en el fondo sabía bien que las palabras de su hermana eran ciertas, pero se negaba a ser él el que rompiera la felicidad de la menor. No quería aceptar el hecho de que su familia se rompería en cualquier momento.

-¿Qué es?

Silencio.

El sonido de estática interrumpió en la sala, captando la atención de ambos menores. En el televisor unas rayas blancas y negras se paseaban de abajo hacia arriba en una superficie gris, algo había interferido con la programación original. Antes de que cualquiera pudiese siquiera abrir la boca, la imagen de Shikamaru se hizo presente, mirando directamente a ambos espectadores. Como si la pantalla no existiese.

El Nara empezó a hablar de una forma que ambos niños sólo habían escuchado un par de veces. De la forma más seria nunca vista por los infantes se encargaba de dar la noticia, pero ellos ya no escuchaban. Se encontraban en shock y en sus mentes se repetían las palabras recién pronunciadas: Naruto Uzumaki, desaparecido.

Por su parte, Sasuke saltaba de árbol en árbol a un ritmo frenético. Llevaba ya medio día fuera y no se había detenido ni un segundo a recuperar el aire. Había estado buscando algún rastro, alguna pista de que su rubio había estado ahí. Había recorrido casi toda la aldea, pero parecía que la tierra se lo había tragado.Después de todo, los cazadores anbus no habían cometido error alguno en su misión. O así hubiese sido si en el momento en que la idea surcaba su mente sus ojos identificaron un área de verde pasto quemada.

Era cierto que no había rastro del rubio, pero en su lugar se podía detectar un rastro casi invisible de chakra. El césped quemado daba la sensación de ser el rastro de una hoguera, pero la forma y el hecho de que se expandieran por los alrededores mostraban algo completamente diferente. Naruto no era capaz de usar el elemento fuego, entonces… ¿eso era a causa del Kyubi? De haber sido así, ¿cómo era que alguien que no aparentaba ser siquiera un ninja se las había arreglado con el zorro?

No culparia a los anbus por no haberlo visto un rastro tan débil, casi pasaba desapercibido para él. Pero ahora que había encontrado un indicio empezaba la verdadera búsqueda. Si el rubio había tenido que recurrir al chakra del nueve colas la situación en la que se había visto envuelto no pintaba bien.

El azabache inspeccionó el área en busca de alguna otra pista, aunque no tuvo que esforzarse demasiado. Quien fuese el que atacó al Hokage no se había molestado siquiera en borrar su rastro. Tras algunos arbustos las pisadas de un hombre se dirigían a la frontera de la villa.

No tardó ni un segundo antes de correr tras el rastro. Ahora que tenía pistas no las dejaría ir. Ya bastante se habían deteriorado con el paso del tiempo, no podía darse la libertad de perderlo. No podía perder a Naruto.

Para recuperar un imposible (Sasunaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora