VI

559 57 6
                                    

Capítulo VI. Búsqueda.

Los jonin se habían dispersado hace algunas horas y ahora sólo quedaban en la oficina la mano derecha de y la esposa del Hokage, la generación de ‘novatos’ y el equipo del nieto del tercero. Todos estaban pendientes a cualquier mensaje que pudiesen recibir. Para Hinata la presión era demasiada. Ya no solo era la preocupación por su esposo, ahora también los ojos acusadores de todos estaban en su dirección. Los nervios la estaban matando. Casi acababa con todas las uñas de sus manos.

Como obra divina, un halcón entró por la ventana abierta de la habitación posándose sobre el antebrazo que el Nara había ofrecido. En su pata se había atado un mensaje. Shikamaru lo retiró, dejando que el animal se apartara de su lado, sin dejar la oficina. La Mirada de todos se mantuvo sobre el chico mientras leía en silencio.

Shikamaru abrió los ojos sorprendido antes de esbozar una sonrisa.

-Lo ha encontrado.

Las bomba de preguntas se desató de inmediato. Todos se habían lanzado sobre él a excepción de algunos que prefirieron esperar a que Shikamaru hablará por su cuenta. Por su parte, el pobre hombre intentaba entender al menos una palabra de lo que decían, pero eran demasiadas voces como para cumplir su objetivo. Al final su mente había preferido por rendirse. “Que fastidio”.

-¡Basta!- el grito de la peli-rosa detuvo todo el revuelo- Dejenlo hablar.

Todos reaccionaron ante tal acción y se separaron del Nara, quien agradeció en silencio por la intervención.

-Sasuke ha encontrado el rastro de Naruto y ahora se encuentra siguiéndolo. Está seguro de que el lugar al que se lo han llevado no está demasiado lejos, a lo mucho un día de camino. Por lo que sabe hasta ahora se trata de un grupo pequeño de personas. Nos recomienda salir de inmediato y llevar a la menor cantidad de ninjas posibles.

Todos asintieron ante lo dicho, dejando un silencio para que el castaño  pensara.

-Ino, Sakura, Hinata, irán como equipo médico. Kiba, te encargo el rastreado, Hinata puede apoyar en eso. Lee, Tenten, Choji y Konohamaru, serán el grupo de ataque y contraataque. Yo me quedaré para proteger la villa. Moegi, Udon, cuento con su ayuda para esto.

Los menores asintieron con la cabeza mientras soltaban una exclamación afirmativa.

-Bien, cojan sólo lo realmente necesario. Nos veremos en la puerta Norte en quince minutos.

Un grito unánime de afirmación se escuchó antes de que todos salieran de aquello oficina. Ahora sólo quedaba Hinata y Shikamaru en un profundo silencio. La oji-perla era incapaz de controlar sus nervios y curiosidad. Cosa que no pasó desapercibida por el Nara.

-¿Pasa algo, Hinata?

-Shikamaru…¿ Realmente crees que haya sido buena idea el ocultarlo tanto tiempo?

-No te mortifiques- se acercó, dándole palmaditas en la cabeza a modo de consuelo- Estoy seguro de que todos entienden el motivo. Ademas, Naruto es fuerte, seguro que ha sabido manejar la situación.

Los ojos de la peliazul demostraban un gran cariño a pesar de lo acuosos que ya estaban.

-Es verdad. Además, tengo confianza en que Sasuke lo encontrará y traerá de vuelta- su sonrisa, a pesar del dolor, seguía siendo cálida- Él nunca dejaría que le pasase nada malo- mencionó casi en un susurro que no pasó desapercibido por el castaño.

-Es verdad- esbozó una sonrisa un poco amarga- Dime Hinata  ¿qué harás con “eso”?

Los ojos de la Hyuuga se abrieron de sobremanera antes de que todo hiciera click en si cabeza. Estaba claro. Era imposible que alguien tan listo como Shikamaru, que pasaba mucho tiempo con el rubio no lo notase. Una sonrisa nerviosa se escapó de sus labios antes de recuperar la compostura y sonreír de la manera más natural que el chico conocía.

-Yo le amo. Más que a nada en este mundo. Él, junto a mis hijos, son la razón de mi felicidad. Es por eso que no me veo capaz de hacerle infeliz. Él ama a Sasuke, siempre lo ha hecho. Y aunque me duela debo aceptar que lo que él siente por mí es sólo cariño.

Sé que ama a su familia. Adora a Boruto y Himawari, y a mi me quiere mucho. Pero no es lo mismo con él. Sus ojos tienen un brillo especial cuando se trata de Sasuke.

Lo sé. Soy consciente de ello y sólo quiero lo mejor para los todos, pero duele.- no evitó que las lágrimas cayeran por sus mejillas, apretando los puños a la altura de su pecho- Duele mucho y, sin embargo, no soy capaz de pensar en algo más que dejarlo ir. Mi corazón quiere ser egoísta y mantenerlo para mí, pero sé que eso no traerá más que tristeza y soledad.

Shikamaru no se atrevió a interrumpirle, ni siquiera a acercarse. Sabía que Hinata necesitaba su espacio. Necesitaba desahogarse. Una vez el llanto disminuyó, fue el momento para hablar.

-Entonces, ¿qué es lo que planeas hacer?

La peliazul se limpió las lágrimas secas, respiro y sonrió tranquilamente.

-Le dejaré ir. Acepto mi derrota contra Sasuke y desde ahora dejo a Naruto bajo su cuidado.

-¿Y qué harás con tus hijos?

-Los amaré como siempre lo he hecho y dejare que tomen sus decisiones con respecto al tema. Nunca les haré pensar nada malo de su padre e intentaré que sigamos todos unidos, aún si ya no es como una familia.

Los ojos de chico se llenaron de ternura y abrazó a la chica en modo de apoyo. Una calidez se introdujo en su corazón, aceptando el abrazo que su amigo le ofrecía. Permanecieron juntos por un par de minutos antes de romper el contacto. Hinata limpió por última vez sus lágrimas secas antes de esbozar una sonrisa.

-Será mejor que me vaya ahora. Necesito despedirme de los chicos. -Shikamaru asintió, dejando que la chica emprendiese el camino a la salida. Antes de salir por el umbral se detuvo, desviando su mirada al Nara- Gracias por todo Shikamaru. Cuidarlos a todos mientras no estoy.

El castaño sonrió y la oji-perla siguió su camino a casa, en donde el ambiente empeoraba a cada segundo. Ambos hermanos estaban en shock. Su padre ¿desaparecido?, ¿el shinobi más fuerte? Esa debía ser una broma de mal gusto. El crujido de la puerta al ser abierta los sacó de su sueño. En el fondo, ambos esperaban que fuera su padre junto a su madre entrando a casa para decirles que todo era sólo una broma. Pero en el umbral sólo se encontraba Hinata con los ojos rojos y sus mejillas llenas de lágrimas secas.

-¿Mamá?- la voz nerviosa de la menor llamó la atención de su madre- Papá… ¿en dónde está papá?

Los ojos de la Hyuuga se abrieron de sobremanera, verificando los temores de los niños.

-¿Mamá?

Hinata miró a sus hijos. Ambos con los ojos al borde del llanto. En su cabeza solo rondaba una pregunta ¿cómo es que ambos se habían enterado de ello?

Por otro lado, cerca de la frontera del país del fuego, Sasuke revisaba una trampilla oculta detrás de una cascada. El rastro lo llevaba hasta ahí. Estaba claro que su rubio se encontraba dentro y que, quién fuese el que se lo había llevado, confiaba en que ese lugar no sería encontrado, después de todo no había nadie vigilando el área.

Sería fácil entrar sin ser detectado y sacar a Naruto de ahí. Pero no debía confiarse. No dejaría que nadie lastimara a quien más ama sólo por una idiotez de su parte. Además, estaba seguro de que los chicos llegarían pronto.  Sólo tenía que esperar y entonces tendría entre sus brazos a su adorado oji-azul.

No podría parar de moverse sabiendo que estaba a sólo unos metros de él le mantenía inquieto. Revisaría los alrededores. Todo tenía que salir perfecto. Le recuperaría, aún si le costaba la vida.

Para recuperar un imposible (Sasunaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora