Querido Archie (Pausada)

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        Querido Archie:

Dicen que nada dura para siempre y con siete años lo comprobé.

Cuando comencé el segundo grado, mi plan de ser invisible seguía funcionando a la perfección, al menos así fue hasta que se acercaron las fiestas de navidad.

A la maestra se le ocurrió la tonta idea de hacer una pequeña presentación delante de todos nuestros compañeros. Teníamos que colocarnos al frente y decir quién era nuestro superhéroe favorito. Mis padres eran los míos, porque a pesar de ser tartamudo, ellos me amaban y cuidaban.

Mi madre intentó hacer que la maestra se apiadara de mí y me dejara exponerle solo a ella, pero ella pensaba que era una excelente oportunidad para interactuar. Creo que ella fue la primera maestra que odié en mi vida, porque yo sabia que nada bueno podía salir de todo esto.

Teníamos una semana para prepararnos, una semana en la que estuve practicando con mis padres una y otra y otra vez, inclusive lo hacia yo solo frente al espejo. hablaba por horas y horas repitiendo la exposición sin problema alguno. Cuando el día llegó, me sentía completamente listo, estaba preparado para exponer y no tartamudear o al menos eso creí.

Cuando mi momento llegó, solo logré decir mi nombre sin tartamudeos, del resto... podrás imaginar lo que pasó. Mis compañeros se burlaron de mi, mi temor se había hecho realidad, estaba siendo la burla de todos en el salón y aunque la maestra los mandó a hacer silencio, no funcionó.

¿Has escuchado la expresión de pueblo chico infierno grande? Bueno, con mis siete años la conocí.

Los niños que estudiaban conmigo conocían a niños de otros salones y estos a su vez conocían a niños de los salones más grandes. En cuestiones de días se sabía que yo tartamudeaba, era una pesadilla escuchar como cuchicheaban sobre mi cada vez que me veían o tenían cerca.

¿Recuerdas cuando me decías que la sociedad era cruel? Lo sé, porque así como tú sufriste sus maltratos, yo padecí los míos.

Con cariño, tu mejor amigo.