15.

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«Alice ha pasado la mayor parte del día en su cuarto, trabajando en un dibujo que había estado perfeccionando durante la semana. Era un retrato de ella y Benjamín; la muchacha tiene dotes para el dibujo, así que aquel pedazo de papel era la muestra vívida de ambos hermanos. Era una foto que se habían tomado hace unos meses, cuando fueron a una feria de comidas y juegos, donde se divirtieron muchísimo y comieron hasta no poder más.

La castaña piensa dárselo a su hermano cuando regrese de su salida con amigas. Últimamente Benjamín estaba saliendo mucho, y su madre parecía alegrarse por ello. Alice no lo entendía. Sabía que el más alto era sociable, pero mayormente los fines de semana o días libres que tenían los pasaba con ella. No la malinterpreten, Alice ama ver como su hermano regresa feliz a casa, pero a veces le gustaría poder ser quién lo haga sonreír.

Falta poco para las siete, y se siente nerviosa. Da unos últimos toques al dibujo, delineando los bordes y sombreando los retoques. Su madre está abajo preparando la cena como cada día y puede sentir el aroma de la salsa teriyaki del pollo horneado. Su estómago ruge al ante aquello, pero quiere cenar cuando Benjamín regrese. Ambos solos en la mesa, él contándole lo que hizo durante la tarde y reírse de sus anécdotas.

Benjamín está en el asiento copiloto del auto de su amigo Blake, uno de los pocos que lo conoce verdaderamente. Están a pocos metros de su casa, y no puede esperar hasta ver a Alice para poder contarle cada una de las travesuras que hicieron hoy. Sunday está junto a él, su cabello lila recogido en una cola alta y su chaqueta en sus hombres. Benjamín no podía negarse, ella era guapa y realmente divertida, sobre todo cuando comparten los audífonos y disfrutan de la guitarra eléctrica junto al bajo en las canciones del rock.

Sunday parecía ser la versión femenina de él. Sus gustos eran casi similares, aunque a ella se le daba bien los deportes, Benjamín sólo era bueno en el fútbol americano. La chaqueta de cuero sobre sus hombros pálidos la protege del frío de la noche, aunque el castaño piensa recogerla el lunes cuando la vea en clases, pues ella vivía un poco más lejos.

El auto frena, y los otros muchachos dentro se despiden prometiéndose volver verlo sin excusas. Benjamín ríe, y sale de allí viendo como sólo la luz de la sala alumbra su hogar. Alice llega a su mente rápidamente, ayer también se quedó esperándolo hasta altas horas de la noche.

Había comenzado a salir más seguido, pues quería disfrutar de los días antes de las vacaciones donde pensaba llevar a su hermana de campamento. Podrían nadar en el río mientras correteaban por los árboles hasta caer en el pasto rendidos, tomados de las manos y apreciando el cielo hasta que las estrellas apareciesen y la luna los alumbrase, recordándoles que debían dormir si querían recuperar energías.

— ¡Benja! —Sunday está a centímetros de él.

Sus manos retiran la chaqueta de sus hombros, extendiéndoselas al nombrado. Él niega.

—Quédatela, aun no llegas a casa y hace frío. —ella se ruboriza al instante, bajando la mirada. —Devuélvemela cuando nos veamos en clase, ¿sí?

Sus cabellos lilas tapan su rostro al azar con rapidez el rostro, Benjamín se ríe y recoge el mechón, colocándolo detrás de su oreja. Su mano se queda intacta pues Sunday parece haberse perdido en sus ojos, y el castaño no sabe cómo reaccionar.

—Tu piel está fría.

Benjamín acota retirando su mano, pero la mano de la muchacha toma su codo, deteniéndolo en su huida. Sunday parece haberse acercado lo suficiente como para que sus respiraciones se conviertan en una. El más alto cree que sus pecas decoran su piel de una manera hermosa tal como sus largas pestañas, que hacen de sombra en sus ojos avellanas.

Pecando al amar ┼ KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora