Capítulo 18.- Ella

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Dormir resultó en un proceso muy complicado para ambos.
Seguían sentados en la cama de ella, charlando de un montón de cosas diferentes, y los dos sintieron una sensación de deja vú pues recordaron la conversación en la cafetería. Eso pareció alegrarlos y revitalizar la conversación cada cierto tiempo.

De formas muy esporádicas, silencios se apoderaban de la habitación, como haciendo una pausa de tanta palabrería pero las bocas de ambos no estaban precisamente sin quehacer pues se besaban tiernamente y, quizás por la inexperiencia de Ochako, torpemente.
No sería poco sincero, a Bakugou le molestaba que Uraraka se disculpara constantemente por equivocarse o por no hacerlo bien. La justificación de "nunca había besado a nadie" comenzaba a cansarlo pues su respuesta siempre era la misma: "no importa, está bien así".

En un instante y sin saber muy bien el cómo, Katsuki comenzó a sentirse muy somnoliento mientras ella le hablaba de la diferencia entre una cosa llamada Separador de Beckman y unas pinzas de Kocher.

En algún momento de la conversación, él se había recostado en las piernas de ella, con la cabeza en sus muslos. Ochako acariciaba la cabellera rubia mientras se esforzaba por recordar los instrumentos quirúrgicos de los que hablaba. Era obvio que, muy probablemente, iba a tener un examen sobre eso y por ese motivo hablaba y hablaba de instrumentos quirúrgicos pero Bakugou tampoco le dio demasiada importancia.
Tampoco le prestó atención al posible hecho de que, tal vez, la veía con una sonrisa de idiota.

Sus esfuerzos se concentraban en fingir que le prestaba atención.
Por su parte, Ochako también comenzaba a sentir las consecuencias de un día tan agotador. El cansancio, el sueño, una pesadez en su cuerpo y un malestar en su alma de saber que era Domingo y que en menos de 24 horas debía alistarse para ir a clases. Pero incluso con todo eso, se sentía más feliz que nada; por encima de aquello que la fatigaba o que la atormentaba, podía sentir una clase de música o sonido para dormir, como una canción de cuna que la relajaba. Miró hacia abajo y descubrió que era la respiración de Bakugou lo que la arrullaba.

Tenía sus ojos escarlata cerrados con una expresión neutra pero que aún parecía muy ruda, típica y característica de él. Incluso dormido trasmitía esa sensación de andar con cuidado con él, pues podría hacerte mucho daño...

A todos, menos a ella.

Se sintió fascinada de verlo así de "vulnerable", y no pudo evitar tomarle una fotografía, como lo hizo antaño. La primera fotografía de su nueva relación con el único chico que ha amado.
Acarició la mejilla de Bakugou, sorprendiéndose de lo suave que era su piel. La culpa se apoderó de ella, pues al verlo así de apacible temió que las palabras de Yaoyorozu fueran verdad.

-Oye, Bakugou...-Le habló con ternura.

-Si te estoy escuchando...-Respondió más dormido que despierto, como una respuesta automática.

-Me quieres, ¿cierto?-Él asintió y dejó salir alguna clase de sonido que trataba de comunicar un "sí".- ¿Me lo podrías decir?

-¡Qué patético!-Dijo un poco molesto pero sin abrir los ojos. Se escuchaba el hastío en su voz.- Nunca se le pide a alguien que te diga "te quiero". Es como los besos: no se piden, se dan.

-Hazlo, por mí...-Reiteró.

Con dificultad, pues la luz de la habitación le molestó, abrió los ojos y la miró directo a la cara; su estúpida cara redonda de mejillas un poco regordetas.

-Sí, te quiero. Y más que eso...

Pareció satisfecha, pocos instantes después, ordenó que se fuera a dormir al futón pues ella comenzaba a sentir como sus ojos se rendían. Bakugou, un poco más despierto que antes, bromeó con ella sobre dormir juntos y como respuesta, un enorme peluche de un tigre blanco (muy adorable por cierto), lo golpeó al mismo tiempo que reían medio dormidos.

Las Diferencias Entre Tú & Yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora