Capítulo 9.- Dos palabras.

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-Todos me dijeron...-prosiguió después de respirar con calma.- profesores incluidos, que debía construir una muralla china entre tú y yo.
"Termínalo antes de que él te lastime", "no tienes futuro con él", "puede ser buen alumno, pero nadie te asegura que pueda ser buena persona". Y no les di importancia. Preferí creerte a ti y llámalo una mala decisión o lo que sea, pero no me arrepiento...-Esta última línea sorprendió a Katsuki.- sí, no me arrepiento porque gracias a ti, viví mi primer amor y mi primera decepción. Increíblemente aprendí mucho de ti.
Y esa es la diferencia, mientras una significaba que deseabas tener algo mejor conmigo, la otra sólo me deja como algo desechable.

-¿Quién te lo dijo...?-Sonaba vulnerable.

-Tu amigo, Neito Monoma se llamaba si no me equivoco.

Bakugou no dijo nada, pero se llenó de cólera pues Monoma había sido con quien había hecho la apuesta.

-¿No sabes por qué te lo dijo?

-No, pero supondré que habrá apostado con otro de tu círculo si podía repetir tu "hazaña".

Nadie dijo nada.

Era la primera vez en demasiado tiempo que Bakugou se sentía arrepentido de verdad.
Nunca sintió que fuera algo grave, pero eso era porque nunca consideró los sentimientos de Uraraka, de hecho, le habían importado tan poco que hasta olvidó con qué se suponía que la había terminado.

Ochako esperó una réplica, algo que el rubio le dijera en forma de justificante. Incluso esperó un insulto o algún otro tipo de agresión pero no hubo nada de ese estilo.

Dispuesto a irse, se giró en dirección opuesta a la de la castaña hasta que esta fue la que lo detuvo.

-¿Enserio eso es todo lo que vas a hacer? ¿Ya no te queda nada más que decirme?-Estaba preocupada, Katsuki nunca había reaccionado de esa forma. Siempre quería tener la última palabra.

-Lo siento.-susurró con debilidad y se marchó en dirección a la casa de sus padres, quienes no vivían mucho más lejos.

Ochako se quedó congelada. Se todo lo que esperaba escuchar, un lo siento fue lo último que pensaba que oiría.

Sólo fueron dos palabras, pero ella se sintió vencida y cuando el rubio se perdió a unas tres cuadras de ahí, comenzó a llorar.

Sólo fueron dos palabras, pero ella se sintió vencida y cuando el rubio se perdió a unas tres cuadras de ahí, comenzó a llorar

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Una puerta fue tocada con debilidad, produciendo un sonido casi inaudible.
Eran casi las 10: 00 pm y se reiteró con los toquidos.

Había luces encendidas en la casa por lo que alguien debía estar.

Una señora rubia de cara aparentemente amable fue quien recibió al chico.

Se sorprendió al ver a ese muchacho vestido de esa forma tan horrible y en un principio sonrió, y hasta le iba a dar una bienvenida sarcástica y burlona diciendo ¡qué increíble milagro! El señorito "Soy adulto y me mando solo" viene a visitarnos pero pronto cambió su expresión a preocupación maternal cuando se percató que su hijo estaba cabizbajo y lo hizo pasar sin decirse nada.

Siguió con la cabeza baja, abatadio y sentado en la sala mientras su madre preparaba chocolate caliente.

-Tu padre no está, fue a Corea del Sur por negocios asi que estoy yo sola.- Nadie le había preguntado, pero había sido la mejor manera que Mitsuki Bakugou se le ocurrió para romper el hielo.

No recibió respuesta pero tampoco presionó para que Katsuki le contara que le afligía.

-Lo siento...-se repitió.

-¿Por qué exactamente?

-Hice algo terrible hace años y ahora estoy sufriendo las consecuencias. No me sentí con las fuerzas de volver a mi casa, asi que vine a molestarte.-Mitsuki no presionó. Dejaría hablar a Bakugou a su ritmo.- Lo siento...

-¿Qué es eso tan terrible que hiciste?

Bakugou le contó todo, recordándole a Ochako, la bella jovencita que Katsuki tuvo por novia hacía años y que Mitsuki personalmente adoraba.
-Toda nuestra relación fue por $50 dólares...-concluyó su relato.

No miró a su madre, pero podía sentir que estaba molesta y decepcionada.

-¿Qué compraste con ese dinero?-le interrogó fríamente.

-Un videojuego y dos playeras feas.

Su madre se acercó a él, quitándole la taza de chocolate de las manos y dejándola en la mesita de centro.

-Mírame Katsuki...-obedeció.- ¿esa chica valía un videojuego y dos playeras feas como tú dices?

-En ese momento pensé que sí...-fue abofeteado una, y otra y una tercera vez también. No dijo nada. Él sabía que se lo merecía.

-Crié a un patán...

-La volví a ver hace unos días...-prosiguió.- en la cafetería en la que trabajo. Y creo que siento algo por ella...

-¿Te disculpaste?- Mitsuki ignoró la última parte.

-Sí, pero creo que llegué a un punto muerto donde nada que diga o haga cambiará algo.

-¿Estás en verdad arrepentido...?-Katsuki asintió.- bien. Ahora, lo que harás será lo siguiente: aléjate de ella.
Nunca, jamás vuelvas a acercarte a ella.

-Pero...- fue callado por las palabras más duras que su madre le hubiera dicho jamás.

-Que el pensamiento de lo que hiciste y el cómo te sientes por ello sea un eterno recordatorio del mayor error que cometiste en tu vida, y que te perfore el corazón el simple hecho de imaginar que ella jamás te perdone por tu actuar...-se desahogó. Mitsuki no podía ni siquiera en intentar imaginar cómo se sintía esa pobre chica ala que su hijo había herido.-Hay un poco de carne en el refrigerador, caliéntala y cena. Puedes quedarte en tu antigua habitación.

Dicho eso, se marchó dejando sólo a Bakugou para que pensara en lo que había hecho.
Siempre lo castigaba de esa forma: le decía algo demasiado duro para, después, dejarlo sentado por una hora y meditara sobre su mala acción.

En un intento de reincorporarse y seguir adelante, cogió entre sus manos la taza e intentó beber, pero algo había salado su café, se trataba de sus propias lágrimas.

Solo pudo tumbarse en el sofá para seguir llorando, ahogando sus gemidos con su voluntad.

Era la primera vez en demasiado tiempo que lloraba por algo.

*Fin del capítulo*
[Próxima actualización: 01 Enero, 2019]

Las Diferencias Entre Tú & Yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora