6-Un príncipe afligido (parte 1)

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Cuando me desperté hice lo de siempre; desperezarme y refregarme los ojos

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Cuando me desperté hice lo de siempre; desperezarme y refregarme los ojos. Por suerte dormí bien y mi nariz se recuperó de mi pequeño accidente con el wasabi.

Miré hacia la cama de Dianna, aún estaba durmiendo. Tenía que aprovechar para cambiarme primero. Me levanté y me vestí lo más rápido y silenciosamente posible. Sólo me puse las pantuflas, el pantalón y la camisa; dejé el blazer y la corbata para después... Sí, aún no sabía cómo acomodarme bien la corbata.

Me quedé viendo a Dianna dormir por un rato, me causó algo de ternura ver cómo dormía, pero tenía que despertarla y tenía dos opciones: la primera era tirarle algo para que se despertara, pero con lo que pasó anoche... no sería una buena idea; no quería que me terminase apuñalando con un palillo chino. No me gustaba la idea de que esa historia figurase en los periódicos, sería patéticamente tragicómico.

La segunda opción era despertarla con un beso de buenos días. Sí, esa era la mejor idea.

Me acerqué a Dianna sin hacer ruido, le di un beso en la frente y susurré con gentileza en su oído.

—Dianna, ya es hora de despertarse. Vamos, arriba, arriba.

—Mamá, cinco minutos más, por favor. —Se dio vuelta en la cama. Pobrecilla, me confundió con su madre, eso me dio más ternura. Pero no podía quedarme viéndola por siempre, tenía que despertarla sin ponerla de malhumor, lo cual era difícil. Lo mejor que se me ocurrió fue moverla un poco para que se despertase. La cara de desilusión que puso al ver mi cara fue... bueno, fue lo suficientemente clara; << Oh, eras tú.>> expresó.

—Buenos días. ¿Esperabas a alguien más? —bromeé un poco. Recibí como respuesta un golpe con la almohada. Me lo venía venir. Supongo que Dianna nunca se levantaba de buen humor.

Decidí dejar a Dianna levantarse para enfrentarme a mi enemiga matutina: la corbata. Me paré en frente del espejo, levanté el cuello de mi camisa e intenté hacer lo que hizo Hayami con la corbata... ¿Qué fue lo que hizo? Suspiré resignado mientras veía mi reflejo en el cristal. Pasé la corbata por el cuello, hice unos movimientos extraños con la misma, pero parecía que estaba funcionando; más o menos quedó bien. Como para mí, lograr atar una corbata era un logro bastante grande, iba a presumir de mi proeza a mi amiga.

—Hey, Dianna. Logré hacer el nudo de la... —Cuando me volteé ignoré por completo que Dianna seguía en ropa interior, lo único que logré ver fue que el color de su sostén era morado. Nunca pensé que tendría un busto relativamente grande, ¡vaya sorpresa! Obviamente me giré rápido y avergonzado. —¡Perdón, Dianna! ¡No fue a propósito! —En ese momento recé para que mi cuerpo no reaccionara por lo que vi.

Dianna no emitió sonido alguno, lo cual me pareció extraño, normalmente Dianna me tiraría algo o me gritaría si llegase a hacer algo como lo que pasó recién. Tenía miedo de volver a voltear y de encontrarme con la furia de mi mejor amiga.

Transferido a Japón (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora