5-Cafés, waffles y wasabi

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No hablé mucho en el camino de vuelta a casa de los Koizumi

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No hablé mucho en el camino de vuelta a casa de los Koizumi. Creo que lo que pasó con Prince me afectó en cierta medida.

Dianna y Hayami hablaban con entusiasmo, no sabía sobre que, supongo que era sobre cómo les había ido en clase.

La tarde en Tokio era fresca, un poco menos que en la mañana. Abundaban nubes blancas y otras grises. No estaba pronosticado lluvia, así que no habría problemas al volver caminando.

Miré en varias ocasiones a las chicas, Dianna se veía normal, pero Hayami se veía un tanto preocupada, no sabía si era por mí o por otra cosa. Hayami le preguntó algo en japonés a Dianna, a lo que ella suspiró y me preguntó.

—Rubio, ¿No te parece mejor que vayamos a tomar un café y que nos cuentes lo que te pasó en un lugar más tranquilo? Creo que en la casa de Hayami no vas a encontrar el momento indicado. —sugirió mi amiga, un tanto preocupada por mi estado de ánimo. La idea de tomar un café no me desagradaba, creo que era un mejor lugar para hablar de ese tema. Aparte que me apetecía un café.

—Buena idea, me gustaría tomar un café caliente en este día fresco. —Aprobé la idea de mi amiga mientras asentí con la cabeza.

—Conozco un lugar perfecto, no está tan lejos de aquí. Hacen unos cafés riquísimos. —acotó Hayami mientras levantaba su dedo índice en dirección al cielo—Síganme por aquí, traten de no separarse. —dijo mientras se puso por delante nuestra. La seguimos con cuidado de no separarnos, ya que las calles de Tokio estaban repletas de personas. De todas formas, el problema no era que Dianna y yo nos perdamos, sino perder de vista a Hayami; como ella no tiene nada que la distinga sobre los demás, si se perdía sería un problema encontrarla.

Nos guio sin problemas a una cafetería, por fuera era normal, quiero decir, no había muchas cosas que distinguieran a una cafetería.

Entramos y pedimos una mesa para tres. El interior era bonito, las paredes estaban pintadas de un color vainilla, las mesas eran de madera, por el color creo que eran de abedul. Me agradaba la decoración.

Nos sentamos y vimos la carta de cafés y postres. Estaban en japonés, claramente no iba a entender nada. Pensé en preguntarle a Hayami, en vez de a Dianna, cual de todos era el latte de vainilla. Parecía que ellas ya habían decidido cual café ordenar. Charlaban de forma muy natural, noté que Dianna tenía mucha soltura con el japonés; No se trababa al hablar, entendía todo a la perfección y su pronunciación era buena, al menos para mí.

Tomé la carta, la abrí y la puse delante de Hayami.

—Koizumi-San, ¿Sabes cuál de todos estos es el latte de vainilla? —pregunté mientras pasé mi dedo por todos los nombres de los cafés y postres.

Hayami miró todos los nombres que había, hasta que se detuvo en uno. Lo leyó y se formó una sonrisa en su rostro, ocultó su risa con su mano. No entendí a que venía eso.

Transferido a Japón (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora